Es curioso como casi todos nosotros, nada más comenzar el año o el curso laboral tras el período vacacional, o después de un día de excesos o algún susto de salud, nos llenamos la cabeza de propósitos que, en la mayoría de los casos, jamás llegamos a cumplir.
Nos metemos en nuestra rutina, envueltos en nuestros ruidos, en mil proyectos o problemas y vamos olvidándonos de la tranquilidad, el sosiego y esos propósitos que en nuestros momentos de paz mental nos habíamos puesto como objetivos personales a cumplir.
Si brujuleamos un poco por internet, comprobaremos que hay cientos de artículos y post que hablan o nos hablan sobre los buenos hábitos.
Desde mi punto de vista creo que el primer propósito que todos deberíamos de proponernos debería ser el afianzar aquellos buenos hábitos que uno tiene y cambiar de hábitos poco saludables mental o físicamente.
Últimamente escribo mucho sobre las decisiones. Lo difícil que nos es tomar decisiones, aunque sepamos que éstas afectan de manera positiva, sobre todo a la larga, a nuestras vidas. Y a veces, para tomar esas decisiones lo único que debemos de hacer es pararnos un instante, ver cómo estamos y cómo queremos vernos en un futuro. Si nos queremos ver igual está claro que no vamos a dar el paso de cambiar, decidir cambiar. Pero ¿a alguien le gustaría estar exactamente igual que está en los próximos años? ¿No cambiaríamos nada?
Si queremos cambiar algo desde hoy debemos caminar hacia ello.
Una de las cosas esenciales que debemos hacer es anotar nuestras metas y objetivos, a corto, medio y largo plazo. Tenerlos muy claro.
Si tenemos nuestra mente continuamente enfocada en nuestros problemas, difícilmente vamos a enfocarnos en conseguir lo que queremos.
Si lo que quieres lograr es importante, tienes que pagar un precio.
Confiar con humildad en nosotros.
Por ejemplo, reflexionar sobre nuestros 3 temas prioritarios para este mes de noviembre y, seguidamente, planificar el tiempo que le dedicaremos la próxima semana.
No entretenernos en temas que solo nos hacen perder el tiempo. Que lo que hagamos nos enriquezca en algo, para bien, que nos vaya llevando a ese gran objetivo final del que queremos obtener grandes resultados.
«El secreto del éxito es persistencia por la meta» decía Benjamín Disraeli.
Disciplina y confianza. Digo yo.
Hoy me apetecía dejar por aquí mi humilde aportación a todos esos cientos de artículos sobre hábitos y quería dejar una especie de tips, que recomiendo y que conforman lo que yo creo o quiero llevar a cabo personalmente y, por ello, también lo aconsejo a aquellos que gusten en leerme.
Pueden resultar obvios, fáciles, pero no todos somos capaces de llevarlos a cabo. Yo lo intento día a día, de hecho los releo cada semana, trabajo para conseguirlo y, sin duda, no dejare de hacerlo mientras no llegue a conseguir mis propósitos.
Están escritos en desorden, es una lista que posiblemente aumente algo más cada día, pero de momento los comparto con todos.
Estos serían mis buenos hábitos prioritarios:
Caminar / correr / subir escaleras andando. Aprovechar cualquier momento para activar el cuerpo. No dejes de moverte.
Beber un baso de agua templada con limón en ayunas.
Meditar, aunque sea mal.
Ir a dormir pronto.
No ver demasiada televisión.
Reflexionar en soledad al menos 30 minutos al día.
Dormir no más, ni menos, de 7 horas.
Dar gracias por el día antes de dormir.
Dedicar tiempo a la lectura de textos espirituales, filosofía o poesía.
Tratar de aprender algo nuevo cada día.
Aceptar los problemas y enfrentarme a ellos.
No dejar nada para mañana.
Priorizar tareas. Organiza los días.
Aprender a decir No.
Cambiar el café por el té.
Llamar a tus padres cada día y a tus hermanos con frecuencia.
No acostarte enfadado con nadie.
Evitar las bebidas alcohólicas de alta graduación. Beber un poquito de vino.
Comer de manera saludable y, sobre todo, comenzar a comer fruta.
Beber más agua.
No desperdiciar comida.
Aprender a escuchar antes de hablar.
No criticar ni prejuzgar a nadie.
Perdona siempre y no seas rencoroso.
Quererme mucho.
Escribe cada día, lo que sea, aunque creas que no tiene sentido.
Tener proyectos, ilusiones.
Reír todo lo que pueda.
Salir al campo siempre que tengamos oportunidad. Respirar.
Dedica tiempo para ti, para tus hobbies.
Cumplir estos 30 hábitos que, de seguro, la gran mayoría de vosotros ya los cumple, para mi significa un propósito para este curso. Algunos de ellos los llevo a rajatabla, pero otros muchos no.
Ser capaces de llevar a rajatabla estos hábitos mejoraría nuestra calidad de vida en un 80 %.
¿A qué esperamos?