Es posible que cada día estemos consumiendo alimentos con Organismos Genéticamente Manipulados (O.G.M.) sin saberlo, desconociendo los riesgos a que estemos sometidos.
El primer alimento, modificado por la ingeniería, en ser producido para el consumo masivo fue el tomate Flavr Svr.
Los alimentos que posteriormente se manipularon fueron la soja transgénica, en la cual se modificó su constitución para hacerla más resistente a herbicidas y el maíz, al que se le modificó para resistir determinados insectos y generar mayores rindes por cultivo y cosecha.
Actualmente los O.G.M. están en tomates, maíz, las papas, el tabaco, algodón, la leche, soja, etc. pueden estar en la mantequilla, harina, margarina, el pan, los quesos, el jugo, la salsa, el chocolate, el dulce, el aceite, alimentos para niños, comidas rápidas, platos preparados, en fin, en cualquier comida o bebida.
Hasta ahora las repercusiones de los alimentos con O.G.M. en la salud humana son desconocidas, sin embargo, los científicos reconocen que pueden producir varias alergias.
El 90% de las plantas son genéticamente manipuladas por razones puramente económicas, para el beneficio de sus productores, sin ningún motivo de mejorar la calidad nutricional.
Ejemplo de esto es un tomate transgénico que permite mantener durante más tiempo en los almacenes evitando que se reblandezcan antes de ser transportados.
En América Latina casi el 90% de los alimentos que ingerimos contienen O.G.M. Los peligros potenciales son enormes.
La ingeniería genética no es lo mismo que los cruces entre especies que se ha practicado durante muchos años. No es una ciencia exacta.
Por ejemplo, podría resultar en algunos organismos peligrosos haciéndose resistentes a los antibióticos. Podría resultar en las malas hierbas y los insectos haciéndose resistentes a los pesticidas y a los herbicidas. Podría accidentalmente crear nuevos venenos y enfermedades.
El alimento viene de la naturaleza.
Si cambiamos la estructura fundamental de un alimento, podría crear enfermedad, justo como los pesticidas y los herbicidas hicieron en el pasado.
Los alimentos con O.G.M. no tienen que someterse a pruebas antes de que se vendan en las tiendas.
La manipulación vegetal puede producir bananas con sabor a tomate, cultivar productos tropicales en lugares fríos, también se pueden mezclar producción humana en plantas y animales, y viceversa.
Todas las plantas producidas por polen, como la colza; y otras como el maíz y la soja, con los OGM pueden resistir el herbicida, se defienden de los insectos, son más fáciles para cultivar y dan mayores rendimientos.
Especialistas en biología molecular hacen pruebas en sus laboratorios, pero no han determinado cual es su comportamiento para convivir en el ambiente natural. Las empresas multinacionales se han apropiado de éstos avances de la ciencia para sus lucros y beneficios económicos; además están provocando una deslocalización de la agricultura del tercer mundo a los países industrializados.
Los productos agrícolas tradicionales que no pueden resistir los insectos, parásitos y plagas en general, serán remplazados por los O.G.M., que son más eficaces a estas calamidades naturales. El maíz, la banana y otras frutas, podrán producir vacunas más fuertes contra las enfermedades.
Una manipulación genética es un procedimiento que modifica las semillas, puede transformar los productos, inventar nuevas variedades inimaginables, para que las plantas tengan resistencia a los pesticidas, reduciendo el consumo de éstos.
Varios productos agrícolas, como el cacao, hasta ahora sólo se pueden cultivar en el corredor de 10 grados al norte y el sur del Ecuador, donde está el clima y el suelo natural adecuado para su cultivo. Sin embargo, con los O.G.M. todos los productos podrán ser cultivados en cualquier parte del mundo.
La historia de la agricultura nos enseña que las enfermedades de las plantas, las plagas de insectos y las malezas se volvieron más severas con el desarrollo del monocultivo, y que los cultivos manejados intensivamente y manipulados genéticamente pronto pierden su diversidad genética.
Los cultivos O.G.M. pueden producir toxinas medioambientales que se mueven a través de la cadena alimenticia y que también pueden terminar en el suelo y el agua afectando a invertebrados y probablemente impactando procesos ecológicos tales como el ciclo de nutrientes.
No es posible confiar en que se generarán oportunidades de trabajo con las nuevas tecnologías. Esto afectará fundamentalmente, y en todas partes, a la agricultura, y jugará un papel preponderante en el futuro de los más pobres.
El mundo está presenciando una revolución. La ciencia está ahora en manos de gigantes agrícolas, preparados para cambiar, un puñado de productos en el mercado actual por un menú completo. La biotecnología está revolucionando la cadena alimenticia.
Las plantas diseñadas para ser más resistentes a los herbicidas permitirán la aplicación de concentraciones más altas en los cultivos, con el resultado de que los alimentos contienen mas química, y los ríos y los embalses se contaminarán más. La modificación genética del ganado lleva a animales enfermos y sufrientes y a un alimento de ínfima calidad. Ya se están criando animales con enfermedades para experimentos.
Peces han sido modificados para crecer más grandes; vacas y cabras han sido modificadas para crear drogas. Estos animales frecuentemente son enfermizos y tienen una vida más corta.
Compañías agroalimentarias occidentales están comprando compañías de semillas en países en vías de desarrollo para poder vender semillas genéticamente modificadas, haciendo peligrar la biodiversidad de los cultivos a través de la perdida de las semillas tradicionales.
Como personas humanas debemos consumir alimentos, pero no sabemos realmente cual será el efecto en el presente o el futuro inmediato, si los OGM afectan a los animales, los peces, el medio ambiente y la agricultura, indudablemente que tarde o temprano afectará la salud de las personas humanas.