Olvida lo que cada candidato “marca en las encuestas”, esa bobería para idiotas con la que pretenden imponernos el vencedor de cualquier elección. Las manipulación de los sondeos de opinión forma parte de la artillería liviana, simple fusilería de arcabuces, metralla de carabinas de Ambrosio y escopetas para conejos.
La campaña del terror es otra cosa. Empieza a funcionar cuando los poderes financieros temen por la estabilidad de su poder omnímodo. Entonces surge la artillería pesada, la mentira industrial, goebbeliana: “Miente, miente, que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”. El propagandista de Hitler hizo escuela, y El Mercurio fue y es alumno aventajado.
Contra Salvador Allende El Mercurio usó y abusó del insulto, del embuste y de la infamia, un concierto de basura que fue el preludio al viaje de Agustín Edwards a Washington para implorarle un golpe de Estado a Richard Nixon.
Hace apenas unas horas te comenté que Jean-Luc Mélenchon, candidato de la Francia Insumisa a la presidencia de la República gala, aparece cada vez más como un eventual actor de la segunda vuelta. Que sus posibilidades de disputarle el Elíseo a un candidato de la derecha –Macron, Fillon o Le Pen– crecen día a día. Pero… ¿cómo creerle a las encuestas que yo mismo denuncio día a día como un instrumento de confusión y de propaganda?
Justamente, no les creo. Pero la reacción del Mercurio francés, el diario Le Figaro, es otra cosa. Y si a eso le sumas los comentarios de la prensa financiera, como Les Échos, la cosa deviene más que clara: nítida. Ejemplos.
Ayer, Les Échos publicó una suerte de editorial en el que leemos lo que sigue:
Un sondeo de opinión y abrimos los ojos. Emmanuel Macron y François Fillon comenzaron recién este fin de semana a considerar Jean-Luc Mélenchon como un peligro, y a atacar su programa. Los mercados solo enloquecieron este lunes…
Lo que Macron y/o Fillon vean o no vean no es el tema. La cuestión importante son los mercados. Que, como de costumbre, no ven nada, no prevén nada, no se enteran. Y solo este lunes, –anteayer–, perdieron la chaveta al darse cuenta que el pueblo de Francia considera seriamente recuperar el poder democrático usurpado por la borrachera bursátil.
Los mercados… ¿te das cuenta? Esa sí que es una información en hormigón armado, como los precios, que en la pinche teoría económica es la única señal que permite decidir de todo: inversiones, Salud, Educación, tener hijos, comprar arrollado o caldo de gallina en polvo.
Aun así, lo sorprendente es la violencia del ataque de Le Figaro, cuyo propietario – el senador y ex diputado Serge Dassault– fue condenado hace poco a cinco años de inelegibilidad y una multa de dos millones de euros por repetidos fraudes al fisco. Dassault no está en prisión solo en consideración a su avanzada edad de 92 años: el juez consideró que los delitos cometidos justificaban sin lugar a dudas un período tras las rejas, pero lo eximió de la pena por viejo.
En Corbeil-Essonnes, ciudad de la que fue Alcalde, Dassault compraba votos, coimeaba dirigentes poblacionales, perseguía a los sindicatos, financiaba mafiosos de barrio y estuvo involucrado en un intento de asesinato. Younès Bounouara, uno de sus esbirros, le disparó a dos electores que habían grabado a Dassault confesando la corrupción electoral.
¿Te sorprendería si te cuento que Dassault, en esa grabación, reconoce haber comprado la victoria de su sucesor a la Alcaldía? Esa fue la razón que llevó a su sicario a cometer un intento de homicidio premeditado. Hechos conocidos de la policía, y aún peor, de la reputada agencia de prensa Médiapart que los dio a conocer a la opinión pública.
Esta perla, Serge Dassault, –heredero de la fábrica de aviones de combate que lleva el nombre de su ilustre padre, el talentoso empresario que creó la actividad y fue un brillante ingeniero aeronáutico–, en la portada de su diario, Le Figaro, dispara misiles de grueso calibre. He aquí el titular en gruesos caracteres:
“Mélenchon, el delirante proyecto del Chávez francés”
Cuando no hay argumentos, como en un país del Tercer Mundo que conocemos bien, se recurre a la figura de Hugo Chávez para aterrorizar a los incautos. No solo a la figura de Chávez. El fabricante del avión de combate Rafale sabe de armas pesadas, bombas inteligentes, misiles guiados por laser, proyectiles a fragmentación y bombas de racimo. El Editorial de Le Figaro dispara toda la munición disponible. He aquí el título del editorial:
“Maximilien Ilitch Mélenchon”
En tres palabras tienes la referencia a Robespierre y la Revolución francesa (que Dassault debiese honrar), y a Lenin y la Revolución rusa (de la cual Dassault puede pensar lo que le salga de las narices). Dos revoluciones de importancia histórica y planetaria en un solo nombre: Jean-Luc Mélenchon. ¿No será mucho honor para un hombre que dice inspirarse en Charles de Gaulle, Jean Jaurès y François Mitterrand ?
Por si no le hubiese quedado claro a los más asopados, un cuadro destacado llama la atención del lector que suponen ingenuo e ignorante:
“De Robespierre a Castro, pasando por Lenin”
He ahí, de yapa, la Revolución cubana. A Serge Dassault, delincuente condenado por la Justicia, solo le faltaron la Revolución mexicana, Álvaro Obregón, José Vasconcelos, Francisco Madero, Emiliano Zapata y Pancho Villa… La gesta de Ernesto Ché Guevara en Bolivia y la Larga Marcha de Mao-Tse-Tung en China quedan para una segunda andanada. Junto a Espartaco y sus gladiadores luchando contra el Imperio romano.
En cuanto a Benoît Hamon, el candidato socialista, sus propios camaradas le preparan un funeral de primera clase. El pobre tiene el imperdonable defecto de formar parte del ala izquierda del PSF. Les Échos publica una nota que evoca el futuro que le espera inmediatamente después de las presidenciales:
“El último clavo para la féretro de Benoît Hamon”
Los jerarcas, que le traicionaron abandonándole en plena campaña, se preparan a retomar las riendas del PSF y a enterrar toda veleidad de progresismo. Su arma preferida: proponerle un pacto a Macron, el candidato del banco Rotschild. No te sorprendas: en Chile hay sociatas en el directorio del banco Chile.
El surgimiento de la esperanza no se advierte en las encuestas truchas, sino en el miedo que se apodera de los mercados y de los poderosos. En la campaña del terror desatada por la prensa, por la asociación patronal (Medef) y la televisión a las órdenes. Mientras más avanzan las ideas de progreso, más infame y descarada se hace la campaña del terror. Oficialmente, el Gobierno de Hollande suprimió el voto por correo electrónico aduciendo el peligro de un hackeo por parte de... la Rusia de Putin.
De una plumada, los adoradores de la “democracia” le hacen virtualmente imposible votar a la mayoría del 1.300.000 franceses que residen fuera del territorio metropolitano. El Ministerio de Asuntos Exteriores suspendió el voto por Internet el 6 de marzo “teniendo en cuenta el nivel de amenaza extremadamente elevado de ciberataques” (sic).
Chileno, en el año 1970 voté por la primera vez de mi vida. Por Salvador Allende. Contra la campaña del terror lanzada para dañarle. Por la esperanza pronto ahogada en un baño de sangre. Viví el golpe de Estado de 1973 y sufrí el exilio. Ahora –en mi calidad de ciudadano francés– me preparo para votar por Jean-Luc Mélenchon, y vienen a mi mente los versos de Nicolás Guillén –de su poema Canción Portorriqueña–, que le hago llegar al pueblo francés:
Ay, yo bien conozco a tu enemigo…
el mismo que tenemos por acá…”