Dinner at The Dorchester es el tercer y último acto de un proyecto conformado como una ópera -llamada ORDER- que consiste en tres acciones llevadas a cabo en distintos espacios (tanto públicos como privados). ADN Galería acoge este último acto en la quinta exposición del colectivo en su espacio expositivo.
La acción se desarrolla en el hotel Dorchester de Londres durante una cena privada con 35 invitados, miembros de la élite económica global, que van a ser espectadores y actores de una intervención sobre la que no tienen noticia previa. Entre otras cuestiones relacionadas con la vida social, en el hotel se han realizado reuniones donde se han firmado contratos vinculados a distintas empresas petrolíferas. The Dorchester también es famoso por su fortaleza ante las bombas y por haber hospedado tanto a artistas y escritores célebres como a la aristocracia británica más conservadora y tradicional. En sus dependencias suelen reunirse algunos representantes del capitalismo global, relacionados particularmente con los negocios del petróleo, que marcan la voracidad con la que se caracteriza la metamorfosis del capitalismo y la amenaza de un inminente colapso energético.
De todos los combustibles fósiles, el petróleo es el que produce un mayor rendimiento: es la primera fuente energética usada en transporte y una materia prima fundamental usada en industrias como la alimentaria y la plástica. Esta dependencia global ha aumentado la riqueza de sus productores –tanto países como empresas-, exacerbando el efecto invernadero y la desigualdad social. El tercer acto de Order toma como eje estos hechos, mediante una ópera popular que nos ayuda a comprender metafóricamente que estamos ante una inversión de la situación. En Remedio en el mal (1989), Jean Starobinski señalaba con Rousseau cómo la aparición de los espectáculos estaba vinculada a favorecer una interrupción en este tipo de periodos negativos.
Durante el siglo XX, la ópera ha sido la cima del arte total burgués, representando su propia corrupción en el seno de una civilización que consume la cultura con goce. La composición lírica de Democracia expresa malestar, oposición y denuncia durante el banquete, y sus comensales son abiertamente vilipendiados. La idea del colectivo de realizar una ópera durante esta cena privada, ofrecida a millonarios representantes del capitalismo, ejemplifica la posición crítica del poder frente a la indignación de sus representados.
La problemática relación que surge de la falta de confianza de los ciudadanos en sus gobernantes se postula como una de las razones de desacuerdo popular con quienes se mantienen en el poder a través de sus negocios. No es fortuito, por lo tanto, que la acción se haya llevado a cabo en The Dorchester, el lugar donde se han aprobado tanto leyes fulminantes contra la diferencia como negocios depredadores relacionados con la energía. La preparación de una estrategia encubierta por parte de Democracia convierte el espectáculo en medicina para esta debacle social. Los invitados seleccionados ignoran que están en medio de una ópera seria: esta incursión, que podría definirse como realista y épica, da voz a una mayoría que denuncia estas pretensiones acaparadoras mediante un espectáculo, cantado por las mismas personas que sirven durante la escena. La lucha y destrucción presentes en sus estrofas -que inspiran tanto temor como terror- escenifican el desacuerdo entre ciudadanos y órganos de gobierno y sitúan, con ironía, el poder autoritario del capitalismo como un administrador central de violencia.
El capitalismo dirigido por una minoría elitista que gobierna no es un simple monstruo amenazante y voraz, sino que deviene empresa donde los trabajadores son clientes y viceversa, difuminando el espacio privado y público. Los tres actos de ORDER exploran formas de revolución social entre las clases trabajadoras contra aquellos considerados miembros de las clases altas, las élites corporativas y los gobiernos corruptos. A principios del siglo XX, Bertolt Brecht ya avistó la necesidad de conectar acción y pensamiento, examinando la acción intelectual como un elemento importante de la lucha conectada a la acción política y económica.
Quizá el elemento más relevante de las producciones brechtianas fue la subjetivación del colectivo: éste, implicado en la acción, no puede desatarse de la misma, o convertirse en un mero contemplador de la situación. Este efecto de extrañamiento apabullante es una potencia en Order, que convierte la acción en un canal de comunicación. Democracia comprenden que el capitalismo nunca es tímido a la hora de demostrar su extremismo, y que la lucha contra sus mecanismos de alienación tiene que ser una acción intelectual al mismo nivel. A través de una serie de fotografías y el vídeo que relata la acción, este tercer acto de ORDER nos recuerda que ante los tiempos que corren, hay que tomar posiciones. La realidad, cuando escala a las altas esferas del espectáculo, deviene una potencia revolucionaria poderosa.