En septiembre de 2015, en este mismo medio de comunicación, hablábamos de las muertes por violencia machista que se estaban produciendo en España, y sobre cómo ninguna de las leyes aplicadas hasta la fecha había surgido ningún efecto positivo.
Quien les escribe llega, un año y medio después, con más tristes noticias. Y es que la lacra de la violencia de género no sólo no ha remitido, sino que está tomando una fuerza inusitada en los últimos meses. Y ocurre cada vez entre víctimas más jóvenes. La alarma es tal que el Gobierno ha tenido que reunirse de urgencia para intentar poner una solución sobre la mesa, después de las últimas muertes que han conmocionado a la sociedad.
En apenas cuatro días durante el pasado mes de febrero, han muerto cinco mujeres a manos de sus parejas o exparejas, y en lo que llevamos de corto año 2017 son ya 17 las víctimas mortales de esta enfermedad social. Es la peor cifra desde 2004. Un horror difícil de entender en pleno siglo XXI. ¿Funcionan las medidas preventivas, sancionadoras y correctoras? A la vista está que no.
El pasado año se saldó con 44 muertes. Y los casos son cada vez más incomprensibles, sobre todo porque en algunos de ellos es obvio que fallaron las medidas de prevención y protección de la fallecida. Todo esto entre críticas al Ejecutivo central por los recortes en las partidas presupuestarias dedicadas la prevención integral de la violencia de género. Desde que gobierna el Partido Popular, han pasado de 31,08 millones de euros en 2010 a 25,2 millones en 2016. Pero cabe decir que los Gobiernos anteriores tampoco han sido capaces de frenar la escalada de asesinatos.
Obviamente, el problema no radica únicamente en el apartado político. ¿Qué le pasa a una sociedad que soporta estas cifras de violencia contra el género femenino? Si hasta en fiestas tan reconocidas mundialmente como los San Fermines de Pamplona o los Carnavales de Cádiz, se han tenido que establecer campañas de prevención de los abusos sexuales y la violencia contra las mujeres…
En las últimas semanas, se debaten probables medidas judiciales contra los maltratadores, como retirar el régimen de visitas de los hijos a los condenados (siguen aumentando los asesinatos de menores en venganza contra la mujer), o que el impago de la pensión compensatoria sea considerado como violencia de género, entre muchos otros globos sonda. Distintos partidos políticos piden un Pacto de Estado –¿es que no lo hay ya?- y las asociaciones de afectadas suben el tono de la reivindicación.
Pero, ¿se ataja el problema de fondo con este tipo de parches? ¿Está fallando algo en la Educación de nuestros jóvenes, cuando asistimos perplejos a la aparición de conductas machistas cada vez en edades más tempranas? Porque, seamos sinceros, en la base de toda esta lacra reside, ni más ni menos, la desigualdad. En muchos aspectos las mujeres seguimos sin ser iguales que los hombres. No le busquen más pies al gato. Sólo tiene cuatro.