Siempre es gratitud, por lo alegre o por lo triste, por el éxito o el fracaso, por el mero hecho de vivir y seguir viviendo, cada momento que el tiempo nos regala.
El 'tiempo', siempre el tiempo.
El tiempo que nos arranca vida y el tiempo de silencio, ese en el que nos encontramos con nosotros y se convierte en energía para nuestra mente.
La mente, si le dejamos tiempo, si le aportamos el silencio necesario, nos aporta vitalidad no sólo en nuestro cerebro sino también en nuestro corazón.
Parece que a veces, el silencio, puede convertirse en un capricho raro para muchos. Cuando pides silencio, cuando necesitas o buscas el silencio, y se lo dices a los que te rodean, lo normal es que te miren como si estuvieran ante un ser extraño, raro, diferente. En este mundo que vivimos, en este mundo que habitamos, tan lleno de ruidos, tan falto de tiempos, amar el silencio es síndrome de raro o aburrido.
Y sí, para muchos, cada vez se convierte en algo más que necesario: vital. No sé si tendrá efectos científicamente comprobados, en mi caso los tiene. Y no estoy hablando de aislamiento, ni mucho menos. Hablo de un paseo en calma, pensando y meditando. Hablo de sentarse en el banco o el césped de un parque, o una piedra en el camino, mientras la mente se calma, mientras meditamos, mientras no escuchamos más que los susurros del viento o ese ruido que la vida nos hace al pasar.
Disfrutando de todo aquello que no siempre uno puede disfrutar o no siempre uno quiere disfrutar. Disfrutar del tiempo, ese tiempo que se va y nunca vuelve.
A veces nos olvidamos del tiempo sin darnos cuenta que el mismo tiempo, ese tiempo, es el que nos olvida a nosotros y se aleja sin freno.
Pero seguimos retorciéndonos en el tiempo y con el tiempo.
Hacer siempre es tiempo y para que las cosas sucedan hay que dedicarles tiempo.
Por eso es importante parar pensar, para valorar y para seguir actuando. Eso también es tiempo.
Los esfuerzos aislados sirven de muy poco. A las cosas hay que dedicarles tiempo y ser perseverantes. Tener voluntad más que motivación.
Cada uno de nosotros elegimos lo que hacer con nuestro tiempo por ello es de suma importancia su buen uso. Me temo que no soy un buen ejemplo.
No soy un buen ejemplo y por ello me retuerzo en mis días cuando reflexiono sobre ello. Me retuerzo porque al leerme me topo con la misma reflexión de hace algún tiempo y eso quiere decir que no hemos cambiado nada.
Aprovecha el día de hoy; fíate del mañana lo menos posible, decía Horacio.
Disfrutar o no de la vida, disfrutar o no de nuestros momentos, siempre depende de cada uno de nosotros. Nosotros somos los responsables, nosotros somos nuestros responsables.
Vivir es elegir qué hacemos con nuestro tiempo, en qué y cómo lo utilizamos.
Tener tiempo es la posesión del bien más preciado por quien aspira a grandes cosas, nos decía Plutarco
Todos tenemos el mismo tiempo, pero no todos utilizamos igual nuestro tiempo. En nosotros, en cada uno, está elegir qué hacemos con nuestro tiempo. Por eso tratar de encontrar aquello que más nos enriquece o beneficia, independientemente de lo que piensen los demás, es fundamental para nuestro bienestar.