Los jóvenes españoles (menores de 30 años) no pueden proporcionarse un techo propio. En muchos casos, ni siquiera teniendo un empleo. Solo el 20,8% de los jóvenes de 16 a 29 años están emancipados, según indica un informe publicado por el Consejo de la Juventud de España (CJE). Este observatorio asegura que "la emancipación de las personas jóvenes en nuestro país sigue siendo una utopía" y advierte que la tendencia es negativa: el año pasado la tasa de emancipación se situó en el 22,1%.
El comportamiento emancipatorio en España se caracteriza por ser tardío y por ser emprendido en compañía: tan solo el 6,8% de las personas de entre 16 y 24 años se han establecido en una vivienda independiente y el 84,3% de las personas menores de 30 que lo han hecho viven en hogares compuestos por dos personas o más. Cuando se distingue por sexos, se acentúan las diferencias: hay más mujeres emancipadas, el 25,2%, que hombres, con un 16,4%.
El informe explica que la evolución anual negativa de los procesos de transición residencial se debe a la creciente dificultad de acceso al mercado inmobiliario, problema del que culpa directamente a la ligera subida anual de los precios de la vivienda tanto en régimen de compraventa como de alquiler y, sobre todo, a la débil posición del joven en el mercado de trabajo. El 64,1% de la población menor de 30 años no percibe salario alguno. Como causa directa de las bajas tasas de emancipación que los jóvenes, que ante una perspectiva de futuro incierta, tienden a no tomar riesgos por miedo a sufrir un retroceso en el nivel de vida que les ofrece vivir con sus padres.
El aumento de los años de estudio dentro de la vida académica de los alumnos es otro de los posibles factores que señala el sociólogo Víctor Reloba. Otra de las trabas es la escasa existencia de ayudas que incentiven la emancipación, lo que impide llegar a un escenario en el que se revierta esta situación. Estel sociólogo cree que existen recursos suficientes para llevar a cabo este tipo de políticas, pero no ve voluntad política para ponerlos a disposición de los jóvenes. "La paradoja en España es que la familia asume el grueso de los costes del bienestar de sus hijos, por eso están más seguros en casa". A este respecto, el informe de la CJE denuncia que en España se destina "35 veces más presupuesto a la tercera edad que a infancia, educación y juventud juntas", una "anomalía a nivel mundial" porque "no hay ningún país de la OCDE donde la diferencia sea superior a diez veces".
El trabajo ya no es una garantía
El informe revela también que el 36,4% de los jóvenes entre 16 y 29 años se encuentran por debajo del umbral de la pobreza, tasa que alcanza al 56,8% de quienes están en paro pero también al 25,1% de los que sí están trabajando. La existencia de la pobreza laboral hace que el trabajo ya no sea una garantía de inclusión en la transición a la vida adulta. El 36,4% de los jóvenes entre 16 y 29 años se encuentran por debajo del umbral de la pobreza. En las personas entre 30 y 34 años de edad, la tasa de pobreza o exclusión social se sitúa en un 30,1% que llega al 62,5% entre quienes están en paro y al 27,7% de los que están ocupados. No en vano, el 64,1% de la población menor de 30 años no percibe salario alguno y en el 18,1% de los hogares en que viven no hay ninguna persona que esté ocupada.
Entre quienes tienen trabajo, el Observatorio alerta de la temporalidad y la precariedad. El 27,6% de los ocupados menores de 30 años tienen jornadas inferiores a 35 horas semanales, un empleo parcial que afecta en mayor medida a las mujeres, con un 24,3% de subocupadas. Además, el 93,3% de los contratos que firmaron menores de 29 años en el primer semestre del año pasado eran temporales. El Consejo de la Juventud reclama, sobre todo, empleo digno para los jóvenes, pero también otras medidas integrales que proporcionen realmente una garantía a esta población, cuyo empobrecimiento e inestabilidad tienen consecuencias demográficas muy graves, como la caída de la natalidad o la insostenibilidad de las pensiones. Donde antes había un trabajo a tiempo completo ahora hay dos o tres a tiempo parcial, que son los empleos que no permiten emanciparse ni tener una familia. Se va a mantener la incertidumbre y va a haber jóvenes rotando y rotando de empleo en empleo temporal que no van a tener opciones de futuro.
En cuanto a la remuneración, el observatorio señala además que el salario medio de una persona menor de 29 años en España es de 11.158,98 euros, es decir, menos de mil euros al mes, y solo un 10% gana por encima de los 1.800 euros mensuales. Esa es la población, según los responsables del estudio, que podría emanciparse y no siempre lo lograrían destinando menos del 30% de sus ingresos mensuales a vivienda, como está recomendado en términos de solvencia. En total, la compra de una vivienda libre supondría dedicar inicialmente el 56,6% del salario neto de un joven que pudiera antes disponer de un ahorro equivalente a cuatro años de sueldo. Es decir, deberían ganar un sueldo un 95,4% superior al actual para poder ser un cliente solvente, explica el informe.
La tasa de emancipación residencial ha caído desde 2008 en todos los tramos de edad por debajo de los 30 años. Si no destinasen más del 30% de su sueldo como umbral máximo tolerable, solo podrían acceder a 38,7 metros cuadrados en alquiler o a la compra de una vivienda de 51,2 metros cuadrados. De hecho, el informe dice que en las condiciones actuales del mercado, los jóvenes tendrían que dedicar el 58,6% de su sueldo en alquiler al mes y el 60,6% en caso de compra. En este sentido, el informe apunta que si bien se han producido reducciones en el precio de la vivienda, sigue siendo inalcanzable en muchos casos, lo que provoca sumado al resto de factores que el 80% de los jóvenes siga viviendo con sus padres.
La tasa de emancipación residencial ha caído desde 2008 en todos los tramos de edad salvo en el de 30 a 34 años, que sube un 0,5%. Entre la población de 16 a 24 años la tasa es del 6,8%, un 45,7% menos que al inicio de la crisis. Entre los jovenes de 25 a 26 la caída es del 10,3% hasta un 42,3% que sí se han emancipado. Si bien la caída de la tasa de emancipación es más acuciante desde el estallido de la crisis, aunque es un tendencia que viene manifestándose desde hace muchos años. Es un fenómeno estructural que se está convirtiendo en una característica común a la mayoría de países desarrollados, aunque España se sitúa a la cabeza desde hace tres décadas. Baleares, Cataluña y Navarra, tienen la tasa de emancipación más alta, según el informe del CJE.