“Es un horario premium”. De esta manera justificó el presidente de la LFP (Liga de Fútbol Profesional), Javier Tebas, la negativa a modificar la fecha de celebración del próximo derbi que enfrentará al Real Madrid y al Atlético. En muchas ocasiones las programaciones de los encuentros ligueros han provocado controversia, y esta vez la decisión cobra mayor trascendencia tanto por las circunstancias que la rodean como por la dimensión del partido en cuestión.
Durante esta temporada el Real Madrid tuvo que ir a Vigo un sábado de octubre después de haber jugado un miércoles en París contra el PSG. Además, ni gallegos ni madrileños tuvieron compromiso a la semana siguiente, por lo que se descarta que la decisión obedeciese a algún criterio deportivo. El técnico del Athletic de Bilbao Ernesto Valverde también se quejó de que su equipo se viera obligado a competir el domingo 8 de noviembre a las 12 de la mañana después de haber disputado un encuentro de Europa League el jueves anterior ante el Partizán de Belgrado.
Pero se han dado otros casos en los que los responsables de los clubes no se han quejado y no se ha puesto el foco mediático sobre ellos. El primero llegó cuando el Valencia recibió al Zenit un miércoles 16 de septiembre y tuvo que disputar jornada liguera el sábado 19 en Mestalla contra el Betis. A los ches les volvió a ocurrir lo mismo en noviembre tras jugar en Gante un miércoles y después en Vigo un sábado a las 16.00 h. (idéntico caso que el del Real Madrid). El Sevilla también vio perjudicados sus intereses después de haberse medido al Manchester City en el Etihad Stadium el miércoles 21 de octubre y verse forzado a recibir al Getafe el sábado siguiente. Al Villarreal, como al Athletic, también le tocó un domingo a las doce de la mañana jugar en Getafe después de haberse enfrentado el jueves anterior al Rapid de Viena. El campeón de Liga y Champions también ha sido víctima de los horarios confeccionados por la LFP. El Barcelona tuvo partido en Leverkusen el miércoles 9 de diciembre y se enfrentó en casa al Deportivo de la Coruña el sábado 12. Al Atlético de Madrid le ha tocado la peor parte, de momento, esta temporada al tener que enfrentar tres compromisos en menos de siete días. Y en dos ocasiones. El domingo 22 de noviembre a las 20.30 h. se midió al Betis en el Villamarín; el miércoles 25, al Galatasaray en casa; y el sábado 28 al Espanyol también en el Calderón. La vez siguiente aún está por venir e incluye al polémico derbi: el Villarreal intentará asaltar el Calderón el domingo 21 de febrero a las 20.30 h., después los rojiblancos vivirán la ida de octavos de Champions en Eindhoven el miércoles 24 y llegarán al Santiago Bernabéu para jugar el sábado a las 16.00 h.
Estos son solo algunos de los ejemplos que ilustran lo que lleva pasando desde hace varias temporadas, y cada vez de manera más frecuente, en nuestra liga. Los clubes que han conseguido clasificarse para disputar una competición europea siempre van a tener el hándicap de disfrutar de menos descanso que el resto de equipos que solo se tienen que dedicar a los campeonatos domésticos. Está claro que este es un precio que tienen que pagar debido al premio que supone medirse a los mejores conjuntos de todo el continente, aunque parezca una paradoja.
Pero una cosa es asumir mayores exigencias y otra es tener que soportar abusos que pongan a prueba la resistencia física de los futbolistas. La lógica aplastante establece que si un equipo ha jugado entre semana, ya sea martes, miércoles o jueves, tendrá que jugar la jornada liguera el domingo siguiente. A no ser que tenga partido también en la semana entrante y la corta distancia entre compromisos nacionales y europeos sea inevitable. Es decir, que si un equipo ha de jugar en miércoles y la semana siguiente en martes, es indiferente que su choque en liga se celebre en sábado o en domingo. Aquí ya influirían consideraciones de otro tipo (las circunstancias del rival de turno, la planificación de la jornada, o la disposición de los viajes). Debería constituir una regla general que quienes disputen Europa League tengan reservados sus horarios para las postrimerías de la jornada: o bien el domingo a las 20.30 h. o incluso el lunes a la misma hora.
El auge de las audiencias y, por consiguiente, de las plataformas dedicadas a retransmitir los eventos futbolísticos, ha deparado que ningún partido de liga en España pueda coincidir, normalmente, en el tiempo. Así, aparte de los programados para los viernes y los lunes, se establecen cuatro para el sábado (16.00 h, 18.15 h, 20.30 h y 22.05 h.) y otros cuatro para el domingo (12.00 h., 16.00 h., 18.15 h. y 20.30 h.). De esta manera se ofrece la posibilidad al usuario de disfrutar del equipo que quiera sin la necesidad de perderse a otro.
Dado que no se pueden solapar, lo más sensato sería algo tan fácil como tener en cuenta cuándo va a competir cada club entre semana para planificar la jornada que va transcurrir durante el fin de semana. Es decir, que a quien haya terminado de jugar el último le corresponderá el horario más tardío del domingo (incluso el lunes si no volviese a participar hasta el jueves). Si se dan casos idénticos en este aspecto, se tendrían otros en cuenta. Sobre todo qué día volverán a entrar en liza.
Pongamos un ejemplo claro para disipar las dudas que pueda crear esta ensalada de días y cifras. Esta temporada han tenido presencia en la fase de grupos de la Champions cinco equipos españoles: Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid, Valencia y Sevilla. Para la Europa League se clasificaron Athletic Club de Bilbao y Villarreal. El calendario de estos torneos permite que en la fase de grupos ningunas de las jornadas tengan lugar en dos semanas consecutivas. En el caso de la Europa League ya empiezan a disputarse las eliminatorias todas las semanas desde los dieciseisavos de final; en el de la Champions, hasta la llegada de los cuartos no pasa esto. Por lo tanto, hasta ese momento solo se habría de tener en consideración un enfrentamiento entre semana. Es evidente, y esto casi siempre se ha respetado, que Athletic y Villarreal han de jugar liga el domingo por la tarde. Al que le toque fuera debería jugar en el último hueco de la jornada: el lunes a las 20.30 h. Si este es el caso de los castellonenses, los bilbaínos tendrían Liga 24 horas antes. Con los de Champions se irían ocupando los horarios disponibles desde el más tardío hasta el más tempranero basándonos en el mismo criterio. Imaginemos que Real Madrid, Atlético y Sevilla actuaron en martes y Barcelona y Valencia lo hicieron en miércoles. Lo idóneo sería que todos ellos jugaran el domingo siguiente, pero hemos visto que solo se celebran cuatro choques este día. Por lo tanto Barcelona y Valencia tendrían que tener reservado el domingo. Quien haya tenido que viajar a algún país europeo recibirá el horario más tardío, de los que quedan, de la jornada: el domingo a las 18.15 h. Y el que haya jugado en casa jugará el domingo a las 16.00 h. Entre los que hayan actuado en martes, el que haya jugado fuera tendrá liga el domingo a las 12.00 h; y los otros dos, el sábado a las 22.05 h. y el sábado a las 20.30 h. El único caso en el que no se respetaría la igualdad de condiciones sería cuando dos equipos disputaran su encuentro europeo a la vez y en la misma condición, ya sea de visitante o de local. Se haría un sorteo para determinar quién compite antes o después. Siguiendo este mecanismo aséptico el agravio comparativo se vería minimizado.
No es necesario realizar tareas de precisión ingeniera para establecer de la manera más idónea posible el día y la hora en que los conjuntos que tengan frentes abiertos tanto en España como fuera de ella pasen a la acción. Tirando de sentido común se pueden evitar situaciones como la que va a ser impuesta al Atlético el próximo 27 de febrero. Los rojiblancos vendrán de medirse en la ida de los octavos de final de la Champions al PSV en Eindhoven el miércoles 24. Para más inri el derbi madrileño está anunciado a las 16.00 h., es decir, el segundo partido de la jornada (menos mal que a la LFP no se le ha ocurrido colocarlo para el viernes). En esta jornada 26 Sevilla, Villarreal y Athletic, inmersos en eliminatoria de Europa League, coparían tres horarios del domingo. De hecho, así es. Pero el cuarto ha sido designado para el Deportivo-Granada, que se enfrentarán a las 18.15 h. Parece fuera de lugar que gallegos y andaluces jueguen en domingo y el duelo de la capital tenga lugar un día antes. Por ejemplo, el Manchester City, en la misma situación que el Atlético, jugará su partido de Premier el domingo a las 13.00 h. Durante la jornada anterior se llevará a cabo otro despropósito. Al Sevilla le tocará el domingo a las 12.00 h. en Vallecas, tras haber recibido el jueves (19.00 h.) al Molde. El Málaga-Real Madrid y el Granada-Valencia se disputarán después, de manera incomprensible.
Debido a la repercusión que supone la rivalidad, al esfuerzo requerido en ambos duelos y a la trascendencia del partido que puede marcar el destino de las aspiraciones ligueras de indios y merengues, el horario para el derbi se erige como paradigma de un sinsentido que gobierna la Liga y que puede obedecer a todos los criterios e intereses menos a los deportivos. Que los colchoneros regresen pasada la medianoche de Holanda y solo dispongan de dos días completos de descanso antes de afrontar un compromiso tan importante como el del Bernabéu desvirtúa la competición y falta al respeto al aficionado. El argumento que ha esgrimido Tebas para tomar esta decisión, inamovible según el propio presidente de la LFP, ha sido la calidad del horario en cuestión. Aunque un sábado a las cuatro de la tarde no es que resulte muy atractivo para los seguidores. Antaño estos acontecimientos eran programados para satisfacer la oferta del público de aquí y, sobre todo a los hinchas de los equipos protagonistas. Hoy el horario ha de seducir al mercado exterior. En Nueva York serán las doce de la mañana y en Shanghai serán las once de la noche de un sábado, por ejemplo. Momento perfecto para consumir uno de los eventos deportivos del año en España.
Resulta indignante que se mire más por vender un producto al exterior que por cuidarlo desde dentro. Además de no dar prioridad a las condiciones deportivas de los contendientes, se menosprecia al aficionado local reconociendo sin ambages que el dinero que se consiga proveniente de miles de kilómetros ordena cuándo debe tener lugar un acontecimiento tan significativo. Este es solo un ejemplo de los muchos desprecios que se han hecho y seguirán haciéndose al fútbol español por parte de su propio órgano rector. Todos sabemos que desde hace mucho tiempo el fútbol dejó de ser simplemente un deporte para atender cada vez más a cuestiones económicas y globales. Lo más preocupante y, parece inevitable, es que el negocio esté acabando con el deporte.