La cultura gastronómica no hace más que transformarse. Cada año surgen ideas y novedosos conceptos que amplían los términos culinarios. Pero la esencia siempre se mantiene, sobre todo en zonas donde se sabe que tiene éxito.
La tradición de lo que se denomina “matanza del cerdo” está más arraigada en las zonas del noroeste de la península: Castilla y León, Galicia, Asturias… Pero es en concreto en la comarca del Bierzo donde más se estila y donde más modalidades de platos se crean con el producto.
Una de las modalidades en cuestión es lo que se llama el “botillo”, una mezcla de partes del cerdo por la cual se ha creado incluso un festival en el que cada año se reúnen artistas, políticos y ciudadanos de a pie para degustar dicho manjar.
Lo que motivó el comienzo
Subsistir en tiempos de crisis es difícil, pero más lo era en aquellos tiempos en los que la cosecha dependía del clima. La gente cultivaba para la familia y para los animales, a los que cebaban para posteriormente sacrificar y tener una vía de alimentación.
Así, matar al cerdo empezó, poco a poco, a convertirse en un culto que reunía a familias enteras. Entre todos se ayudaban: unos mataban, otros se encargaban del despiece… Al final se hacían los chorizos y botillos. A día de hoy se sigue estilando, sobre todo por la excusa de celebrar una pequeña fiesta y juntarse familiares que llevan tiempo sin verse.
Un mix de partes perfectamente adobadas
Pero, ¿qué es realmente el botillo? ¿De qué está compuesto? Es una mezcla de costillas, rabo, lengua, carrillera y paleta. Se adoba todo con pimentón, ajo, sal y especias naturales al gusto.
Una vez amasado el mondongo, se embute en la tripa del ciego del cerdo, se ahúma con leña de roble o encina durante algo más de un día y, colgado, se va secando hasta alcanzar la consistencia.
Suele acompañarse de repollo y patatas, o al menos así es la receta tradicional, aunque cada vez se marida con más alimentos y se presenta de formas muy diversas y sorprendentes: pizza de botillo, piruleta de botillo, cupcakes de botillo...
Festival del botillo
Bembibre, una villa del Bierzo, es la cuna de este embutido. Allí, cada año, se celebra el tradicional festival en honor al botillo, en el cual se reúnen personalidades de diferentes ámbitos sociales para homenajearlo y darlo a conocer. Este año, por ejemplo, la invitada de honor fue Shaila Durcal, hija de la conocida cantante española Rocío Durcal.
Hay tradiciones que se hacen a medias, otras se extinguen con el paso de los años, pero siempre quedan ejemplos de algunas que se harán eternas gracias a quienes se empeñan en mantenerlas y por la propia calidad de la misma.