La sección de lácteos en cualquier supermercado contaba, hasta no hace mucho, apenas con tres variables de leche: entera, semidesnatada, y desnatada. Con la hegemonía de la leche de vaca en la nevera de cualquier casa, el incremento de personas vegetarianas o veganas y el diagnóstico de alergias e intolerancias han llevado a una diversificación del producto durante los últimos años. Las bebidas de origen vegetal como las de soja, avena o arroz, mal llamadas “leche” son cada vez más comunes y presentan una diversificación cada vez mayor. Decimos mal llamadas debido a la prohibición que incluye la Unión Europea en el Reglamento 1308/2013, donde indica que solo permite el uso de la palabra “leche” para referirse a la de origen animal, obligando incluso en su envase a especificar el animal del que proviene. Por lo tanto, se denomina bebidas vegetales a aquellas que se producen de extractos líquidos de legumbres, frutos secos o cereales, pero, ¿es recomendable sustituirlas por la tradicional leche de vaca?
“Tanto en consulta como en los talleres, siempre explico que la leche de vaca no tiene nada que ver con las bebidas vegetales” explica para Wall Street International Neus Elcacho, dietista y coach nutricional. “La fuente es totalmente distinta, y así lo son también no solo su sabor sino sus nutrientes. La leche de vaca es rica en aminoácidos, grasas saturadas, calcio y vitaminas liposolubles mientras que las bebidas vegetales no contienen todos los aminoácidos esenciales”.
No obstante, a pesar del amplio abanico a la hora de beber “leche”, la leche semidesnatada continúa siendo la que más se consume en España. Los defensores de la leche de vaca aseguran que su aporte de proteínas, fósforo, calcio y vitamina D difícilmente se puede sostener con cualquier bebida vegetal y no sería un sustitutivo perfecto, puesto que habría que buscar todos estos nutrientes a través de otros alimentos a lo largo del día. Por lo que no recomiendan que esta deba ser sustituida salvo casos de intolerancia. En contraposición, diversos estudios sostienen que también puede tener efectos negativos para la salud con enfermedades del corazón y cáncer de próstata u ovario derivados de su alto contenido de grasas saturadas y colesterol. La dietista Neus Elcacho indica que su problema es que se está convirtiendo en un producto de baja calidad: “la leche de vaca cuenta cada vez con menos nutrientes, ocasionando más problemas digestivos en personas que la consumen de forma habitual”.
En lo que respecta a la composición de las bebidas vegetales, cabe recordar que, al provenir cada una de un alimento distinto, nos van a aportan distintos nutrientes y beneficios. Pero de todas ellas, la que aconsejan los nutricionistas como sustituta de la tradicional es la de soja, ya que es la que presenta mayores ventajas y similitudes. Del mismo modo, también tiene su parte negativa y no se recomienda abusar: “se trata de una legumbre, la cual en nuestra cultura hace muy pocos años que hemos introducido y que genéticamente nuestro cuerpo aún no tiene la capacidad enzimática de digerirla de la forma adecuada”, expone Neus. “Además, la cantidad de fitoestrógenos que contiene la hacen nada recomendable en niños o en personas con desequilibrio hormonal o tiroideo”.
Pero la de soja no es la única bebida vegetal, y también encontramos otras variables que cada vez están teniendo mayor presencia en el mercado, como las de avena, arroz, almendra o coco. Todas ellas coinciden en presentar menor cantidad de nutrientes en comparación con la de soja y aún más con la de vaca. Con ellas consumimos menos grasas saturadas y vitaminas antioxidantes, pero decrece el porcentaje de calcio y vitamina D, por lo que se debe prestar atención al tomar estas bebidas de que estén enriquecidas con esta vitamina, que es la encargada de absorber el calcio en los huesos, o de complementarla a través de otros alimentos a lo largo del día.