Sahara, Tinduf, saharaui, Marcha Verde, Muro de la Vergüenza…. Cuarenta años han pasado desde que España salió del Sahara y todavía siendo tierra de nadie. En la actualidad son muchos los saharauis que se encuentran desplazados de su tierra, bien en los campos de Tinduf, por Europa o incluso en España.
Este es el caso de Aichatu Yahadih Islem, una joven saharaui que reside actualmente en Zaragoza, lleva viviendo en España desde hace unos 13 años. Vino por primera vez en el verano de 1994 con el programa Vacaciones en paz, antes conocido como Embajadores de la paz, pensado para acoger a niños saharauis durante el verano de entre 10 y 12 años. “Vine en verano y como era muy traviesa me fracturé un brazo y me quedé tres meses más”.
Para Aichatu este programa es una oportunidad tanto para los niños como para las familias que les acogen: “Es casi estatalmente obligatorio por el Gobierno para que los niños mantengan el castellano como segundo idioma, porque somos una provincia española y a la vez es una oportunidad para que las familias españolas acojan a un niño, conozcan su situación y conozcan la realidad del pueblo saharaui”.
A pesar de las cuatro décadas que han pasado y que se cumplen justo ahora de la salida de España del Sahara, la realidad y la situación que atraviesa el pueblo saharaui no es muy conocido. Se viven dos realidades separadas por un muro que mide más de 2.700 kilómetros, el “muro de la vergüenza”. En un lado se encuentra el Sahara Occidental, la zona ocupada por Marruecos, y en el otro lado quedan los territorios liberados, la zona controlada por la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), todo desierto. “Lo que es el Sahara ocupado es similar a aquí: hay ciudades, hay una economía, pero todo eso está explotado bajo mano marroquí”.
Al pensar en el Sahara lo primero que nos viene a la mente son los campamentos de Tinduf, pero no están en territorio saharaui, sino en Argelia. Es el lugar donde viven los refugiados saharauis que se han marchado para no vivir bajo la ocupación de Marruecos. Esta joven saharaui los conoce muy bien, ya que nació en estos campamentos. “Allí el reloj no tiene validez. Es un desierto, con unas tiendas de campaña y unas habitaciones de adobe. No hay una economía, porque no disponemos de recursos. Nosotros vivimos gracias a la ayuda humanitaria y a la ayuda internacional”.
Las lluvias del pasado mes de noviembre han dejado los campamentos de refugiados prácticamente desolados. Para la joven saharaui, todo esto les ha dejado en una situación límite: “Hay que tener en cuenta que estamos ya por la cuarta generación en pleno desierto argelino. El Sahara vive una situación de un tope, sobre todo debido a las inundaciones que se han sufrido que a mucha gente les hizo perder su vivienda, pero sobre todo les hizo perder la esperanza”.
Cuando se habla del Sahara ocupado, es porque legalmente no forma parte de Marruecos, pero tampoco tiene un auténtico Gobierno Saharaui. “En el territorio del Sahara Occidental o del Sahara español, la gestión y la administración hasta hoy en día siguen siendo de España, nunca ha sido cedida al Estado Marroquí. Incluso ante La Haya y ante Naciones Unidas es ilegal lo que está pasando”, explica Aichatu.
La llegada de los marroquíes coincidió con la salida de España del Sahara Español y la “Marcha Verde”, una marcha pacífica promovida por el rey de Marruecos Hassan II, para ocupar los territorios saharuis. “Para nosotros no es la “Marcha Verde”, es la marcha negra, masas de gente que viene a invadirte. Fue una estrategia muy bien planificada, porque por eso tuvieron que irse los españoles, porque no podían combatir frente a gente civil que iba desarmada”.
Y en qué consiste la ocupación marroquí, Marruecos se aprovecha de los ricos recursos naturales del Sahara, fosfato, petróleo, oro, la pesca… El Gobierno marroquí se encarga de su explotación y su administración y los beneficios son solo para Marruecos, el pueblo saharaui no recibe nada.
Tras cuatro décadas de ocupación marroquí, tanto en el Sahara Occidental como en el Sahara liberado viven en una situación extrema: “Naciones Unidas no está resolviendo nada, ni tan siquiera nos pone como una situación de emergencia. Marruecos sigue violando los derechos humanos en el Sahara Occidental y en los territorios liberados, porque siguen bombardeando”.
Ante esta situación, padres e hijos toman posturas muy distintas y la de los jóvenes es que no quieren vivir como sus padres. Y la única solución que ven es la guerra. “Es una situación de estrés, de decir "pero hasta cuándo". Es una situación de tensión. El adulto razona y dice que no nos conviene una guerra y el joven dice "es que yo no quiero otra cosa. Yo quiero guerra, para morir aquí en vida prefiero morir realmente y morir del todo en esto que no es vida ni futuro para un joven"”.
La única representación que tienen los saharauis es el Frente Polisario, movimiento que surgió en 1973 para acabar con la ocupación española por medio de la lucha armada. En la actualidad son la única representación que tiene el pueblo saharaui, tanto en los territorios liberados como en la zona ocupada, para tratar de llegar a un acuerdo con Marruecos para lograr la independencia.
Para Aichatu es fundamental la intervención de Naciones Unidas en la resolución de este conflicto: “Si no se llega a una solución para eso está Naciones Unidas, para decir: bueno señores, si no habéis llegado a una negociación y cuarenta años habéis estado ocupando ilegalmente y explotando el territorio, que se le dé derecho a la gente a votar”.
Sin embargo, ese acuerdo no llega nunca. Por un lado Marruecos reclama realizar un nuevo censo, que incluye también a la actual población marroquí que reside en los territorios ocupados. Por su parte, el Frente Polisario exige que se emplee el censo elaborado por España en 1970, cuando todavía solo había españoles y saharauis.
Aunque la situación es complicada y parece que la resolución del conflicto aún está lejos, con jóvenes tan valientes como Aichatu, que se marchan lejos de su familia para buscar un futuro mejor y dar a conocer la realidad que vive el pueblo saharaui, el sueño de lograr un Sahara libre es posible.