Siempre me he preguntado, si existe una diferencia de valores entre la gente de izquierda y de derecha. Y aunque parezca extraño afirmarlo, he llegado a la conclusión que dividir a las personas, usando estas categorías no es muy eficaz, si uno quiere distinguir entre lo humano y lo inhumano, entre lo moralmente aceptable e inaceptable, ya que las personas con fuertes tendencias humanistas, es decir, con respeto a la viva, tolerancia cultural, aceptación de la diversidad, inclusión social, respeto al ambiente y solidaridad, las encontramos en todas partes, como también sucede con el contrario.
Después del golpe militar en Chile, donde la deshumanización llegó a extremos -y esto no es una exageración retórica, sino una realidad-, descubrí que una politización partidaria exagerada, tiende a deshumanizar a los adversarios, convirtiéndolos en bestias, que hay que exterminar y los contactos entre unos y otros, de bandos opuestos, eran mínimos. Por otro lado, pude observar que muchos de los valores, que me motivaban como adolescente, estaban bien arraigados en personas que políticamente no compartían mis posiciones. Otra sorpresa, fue que el centro, que muchas veces es despreciado políticamente, a menudo muestra las posiciones morales más maduras y fuertes sin la necesidad de acudir a gestos exagerados y visibles.
Viviendo, después por muchos años en el norte de Europa, aprendí a apreciar las posiciones políticas de la socialdemocracia, que buscaba un equilibrio social, favoreciendo, en la medida del posible, con transferencias y subsidios, a los más desaventajados económicamente. Conversando con muchos de ellos y conociéndolos bien, pude percibir, que sus valores eran humanos y que estaban abiertos al diálogo, que en realidad significaba cuestionar sus propias posiciones y escuchar atentamente los argumentos del otro. Además, descubrí en el diálogo un instrumento importante para la democracia.
Durante los años 80 y 90, surgió una nueva derecha económica, basada en “teorías neoliberales”, donde cada intervención del estado fue y es vista como un costo que hay que eliminar, privatizando al máximo la economía para aumentar las ganancias, reduciendo los impuestos. Esta posición económica ha contaminado ligeramente una parte del espectro político europeo y, en muchos casos, hoy se asocia con sectores xenófobos, cuya única posición política está fundada en el odio y la discriminación, ya que reflejan una reacción visceral de rechazo total al proceso de multiculturización de las sociedades accidentales y estas posiciones se oponen fuertemente a la integración, negando en público la condición de ser humanos a sus “victimas y opositores”.
Una de las cosas, que no se menciona, es que dentro de estas corrientes xenófobas existe un porcentaje de “militantes”, que proviene directamente de la vieja izquierda desorientada. Y este hecho, me hace volver a la pregunta inicial, ya que si la izquierda hubiera sido más humana y sólida en sus valores, estos fenómenos no hubieran sido posibles, pero no fue, ni es así.
Jugando mentalmente, me imagino que hubiera sucedido en Chile, si en vez del golpe hubiera vencido una alianza de izquierda. Yo no tengo la respuesta y seguramente, en ese entonces, en Latinoamérica no hubiera sido posible. Al mismo tiempo, hay que volver a decirlo, militarmente la izquierda nunca representó una fuerza organizada, que pudiera poner en peligro la sociedad y muchos de sus miembros se oponían a este tipo de actitudes.
Pero considerando la idea, honestamente no puedo excluir todo tipo de intimidación y violación brutal de los derechos humanos, que fue la característica de la dictadura y, si hubiera sido así, hipotéticamente hablando, ante las atrocidades prefiero ser víctima, en vez, de verdugo. Cuando se mata, tortura y vejan indiscriminadamente las personas, no existe color político ni tampoco posiciones ni valores, sólo atrocidad. Y lo único que podemos hacer es oponernos. De esta conclusión, surge otra pregunta sin respuesta ¿Por qué la derecha chilena no se opuso con más fuerza a las atrocidades de la dictadura militar? Cuando ellos hacían lo mismo que los derechistas afirmaban que el golpe había ayudado a evitar.
La política es por definición falsa y cínica Seguramente alguien buscará una explicación plausible y la defenderá abiertamente, pero déjenme anticipar la respuesta: la derecha no se opuso, porque fue débil, servil, oportunista e inmoral, como quizás lo hubiera sido también la izquierda en una situación opuesta. Pero nuevamente afirmo, que para las atrocidades no hay defensa ni justificación. Son solamente atrocidades y como tal hay que tratarlas si tenemos el coraje necesario de hacerlo, porque otra cosa que demuestran las dictaduras, es, desgraciadamente, la cobardía humana.