Se nos ha ido 2015 y antes de despedirlo totalmente es necesario hacer un rápido balance: este año ha sido marcado por los atentados terroristas, por el ISIS, por la desigualdad económica y social, por los cambios climáticos, por la inestabilidad global y por la vieja ley que afirma que la estabilidad de un sistema es proporcional a la parte menos estable del mismo y, por este motivo, cuando hay una crisis en un lugar del mundo, esta se propaga y expande rápidamente al resto sin respeto de mares, culturas ni fronteras.
El 2015 ha sido también el año de los refugiados provenientes del Medio Oriente. Millones de personas han golpeado y golpean las puertas de Europa y el viejo continente intenta ignorar todo tipo de responsabilidad y lavarse las manos, salvo pocas excepciones, como por ejemplo la de Alemania, que ha abierto sus puertas.
El 2015 ha sido también el año de la educación. Jamás se discutido tanto sobre este tema, reconociendo que el futuro de cada país depende en gran medida de ella. Otro tema importante, en el “mundo civilizado”, ha sido el reconocimiento de la identidad de género y el derecho a autodefinirse mujer u hombre, independientemente de la identidad biológica. En muchos países, ha sido aprobado el derecho a cambiar género y a ser aceptados social e institucionalmente, sin barreras. Los homosexuales en gran parte de Europa tienen una libertad mayor y pueden casarse entre ellos y adoptar niños sin mayores dificultades.
Este año que se fue representará una línea de demarcación para los problemas climáticos, la guerra al terrorismo y el futuro del Euro. Grecia ha sido el primer caso, donde se ha discutido en términos reales de la posibilidad de excluir o excluirse de la moneda única y por el momento ha triunfado el buen sentido, pero la zona Euro ha sido debilitada políticamente por sus conflictos internos y la falta general de consenso.
El 2016 será un año decisivo para la Unión Europea. En el Reino Unido se vota y el resultado no es fácilmente previsible. El gobierno de derecha xenófoba en Dinamarca podría optar por un plebiscito o exigir condiciones especiales para el país, sin ningún derecho y legitimidad para hacerlo, sino por aspectos completamente ideológicos e internos, que se contraponen a las razones e intereses económicos del país. Esto también es el caso en el Reino Unido, ya que ambos exportan y dependen del comercio con los países de la unión, como también lo hacen Polonia y Hungría, donde formas de neo-nacionalismo dificultan el proceso de integración europeo y de políticas comunes.
A nivel global, los asuntos que han llamado la atención son la desaceleración de la economía en China, que continua, la inestabilidad a nivel de cambios monetarios, la caída de los precios de materias primas y en particular del petróleo, que afecta gravemente las economías emergentes.
En los Estados Unidos, el 2016 será un año de elecciones, el banco central ya ha decidido e implementado un aumento del interés bancario, reconociendo formalmente que la economía crece y la desocupación baja, incrementado el consumo interno y una posible inflación. Pero el crecimiento es débil y con altas y bajas. Las negociaciones sobre la alianza transatlántica tendrán que esperar el resultado de las elecciones, pero con la crisis en China y las economías emergentes en peligro, se podrían acelerar las negociaciones conocidas como TTIP para dar nueva fuerza y vigor al mercado y a las transacciones económicas entre los EEUU y la UE. Un proceso difícil que implica la armonización de leyes y normas en modo tal que todo pueda circular libremente: mercadería, servicios y capitales.
Nunca, como durante el 2015, los problemas climáticos han sido tan evidentes e innegables. Inundaciones en muchas partes del mundo, un aumento de la temperatura, que hace de este invierno una de los más leves en el hemisferio norte y la sequía en el Medio Oriente, donde las lluvias de invierno han disminuidos notablemente, creando graves problemas de carestía y con los precios de los alimentos en continuo aumento estos últimos cinco años, contribuyendo directamente a la ya existente inestabilidad social de la zona y especialmente de Siria. Un factor que no ha sido reconocido suficientemente y que seguramente ha tenido una influencia significativa en la zona. Hay que recordar que a la Siria se le ha negado ayuda económica necesaria para afrontar estos problemas.
El tema del clima, los resultados del COP21 en Francia y la Encíclica Papal han hecho que estos problemas tengan que ser afrontados eficazmente y con prontitud. En Europa, las instalaciones de paneles solares aumentan rápidamente, como también lo hacen las instalaciones de energía eólica y el porcentaje de electricidad producida por fuentes renovables. En muchos países se está llegando al 50% del total. El porcentaje de coche híbridos, eléctricos y de bajo consumo de energía fósil crece velozmente y esto es un buen es también un buen señal.
El 2015 ha sido un año de sorpresas y cambios inesperados. La guerra al ISIS ha cambiado la geografía del mundo, evidenciando varios aspectos: la falta de compresión y estrategias comunes, la interdependencia de una zona a otras zonas del mundo, la velocidad con que se propagan las crisis y los conflictos, la falta de visión en las intervenciones militares como en Iraq -que ha creado una situación crítica en todo el Medio Oriente, por no decir el mundo- y la falta de inteligencia y sentido común, que afecta a los servicios malamente llamados de inteligencia a nivel occidental.
Jamás una guerra absurda, fácilmente evitable y provocada por dudosos motivos y tantas falsedades y mentiras, ha tenido implicaciones tan funestas. En estos momentos el mundo en general se siente amenazado. En Bruselas no se permiten las celebraciones del fin de año, tampoco en Moscú, ni en New York, como en muchas otras ciudades y este detalle nos nuestra el miedo y a la vez la incapacidad de entender lo que está pasando.
Durante los últimos meses del 2015, se ha hablado de una tercera guerra mundial, de conflictos y terrorismo global y la economía, que creció en los primeros meses, sufrió una frenada que podría representar un retorno a la crisis en algunos países europeos.
En todo caso, hemos cerrado la puerta al año con más preguntas, dudas y sospechas que a muchos les quitan el sueño y con la sensación real de que el mundo que conocíamos ha cambiado radicalmente hasta ser casi irreconocible, como por ejemplo reapertura de los controles en la frontera entre Suecia y Dinamarca, el papel de Rusia en el plano mundial, un barril de petróleo a menos de 40 dólares y una China asfixiada no solamente por un crecimiento reducido, sino también por un aire venenoso e irrespirable en todas sus grandes ciudades, que devalúa su moneda para poder vender sus productos en el extranjero, además de una serie de diluvios e inundaciones que afectan grandes áreas del mundo y con una violencia sin igual.