La guerra de Siria es un conflicto que lleva destruyendo el país casi cinco años. A causa del enfrentamiento, doce millones de personas se han visto afectadas, y muchas de ellas han tenido que dejar sus hogares y poner rumbo hacia los países vecinos en busca de una vida mejor. Uno de los países más afectados por la llegada masiva de refugiados ha sido el Líbano, nación fronteriza con Siria que se ha visto obligada a limitar sus fronteras para no enfrentarse a un problema de desabastecimiento. En Líbano, según las cifras de Acción Contra el Hambre, uno de cada cuatro habitantes es un refugiado, cifra altísima si la comparamos con la cuota de asilados que está aceptando cualquier país miembro de la Unión Europea.
Según fuentes que se encuentran actualmente trabajando sobre el terreno, la situación que viven los sirios en el país libanés es crítica. “La mayor parte de los refugiados se encuentran en campos clandestinos semipermanentes, que son terrenos de propiedad privada donde las personas que se ven obligadas a residir allí deben pagar una cuota al propietario, que en muchos casos es inasumible para unas familias que han tenido que abandonar todo”, nos cuenta el cineasta David Muñoz, que ha rodado en uno de esos campos su documental El Juego del Escondite. “En un campo de refugiados se reproducen los problemas de las grandes sociedades. Es una pequeña economía, y hay muchas necesidades vitales que no están cubiertas”
La mayoría de los refugiados no han llegado a Líbano por cauce legal, por lo que no disponen de permiso de residencia, ni posibilidad de firmar un contrato de trabajo. Así, la única manera que tienen de conseguir un salario es ejerciendo labores no cualificadas, la mayoría de ellas relacionadas con la agricultura, y de escasa remuneración comparado con los sueldos locales.
Esta es una crisis que lleva años afectando a los países de Oriente Próximo, y por la que Europa se ha empezado a preocupar hace escasos meses. En octubre la Unión Europea decidió repartir entre sus naciones un total de 120.000 personas solicitantes de asilo, 54.000 de las cuales todavía no tienen destino fijo. La lista de la asignación, según publicaba El País, la encabeza Alemania con 17.000 refugiados, seguida de Francia y España, que acogerán a 12.000 y 8.000 personas respectivamente. Esta partición ha ocasionado controversia en internet. Mientras algunas personas aceptan la entrada a su país de asilados, otras han inundado las redes sociales con memes y fotografías trucadas. Los argumentos que utilizan los detractores de estas medidas para sostener que la Unión Europea no debe acoger a más personas suelen abarcar los temas económicos. Cabe mencionar que el PIB per cápita del 2014 en España triplica al del Líbano en el mismo año, y que España acogerá a menos de una décima parte de los asilados que ya se encuentran en la región libanesa.
Ante estas desoladoras evidencias, solo nos queda esperar a que el conflicto sirio finalice pronto, y no para que la Unión Europea deje de acoger a los sirios que reclaman ayuda, sino para que todas las familias que han tenido que abandonar su hogar puedan volver a tener un nuevo comienzo.