Las acciones solidarias sin los voluntarios no tendrían razón de ser y el papel del voluntario sin estas iniciativas no tendría sentido. Precisamente, esta necesidad mutua es lo que hace mover este círculo vicioso y es el motor de existencia de las distintas ONG. Unas entidades que la sociedad, aunque no se percate, necesita, sobre todo en tiempos de crisis, ya que ofrecen desde comedores sociales hasta soporte psicológico, pasando por primera asistencia médica, ropa, etc.
ONG´s y actividades solidarias hay muchas. Médicos Sin Fronteras, El Gran Recapte (La Gran Recolecta), La Marató, Cruz Roja o Cáritas son sólo alguna de estas acciones o instituciones que nos vienen a la cabeza -cada una con sus principios y actividades- y tiene que ser el voluntario el que escoja en dónde emplea su tiempo libre. Encontrar el sitio adecuado no es tarea fácil y, muchas veces, uno, después de probar distintas ONG´s, se da cuenta de que el voluntariado no está hecho para él.
En el momento de participar en un acto solidario o para ser miembro de una ONG, lo principal es sentirse identificado con lo que se hace y con los valores que transmite. Además, dentro de cada entidad y en los eventos solidarios hay muchas tareas distintas, por lo que cada persona debe encontrar esa en la que se sienta más cómodo. ¿Qué prefieres, estar en primera línea de la acción atendiendo a los afectados de un incendio o unas inundaciones o, por lo contrario, te gusta más estar en la oscuridad y batallar con la logística? Esta podría ser una pregunta que te podrían hacer si quieres ser voluntario en una entidad como Cruz Roja. Ambas son correctas: simplemente son acciones distintas, pero todas ellas necesarias. La naturaleza de la persona, más activa o más tranquila, y su carácter serán lo que determine en qué lugar estará.
Saber lo qué podrá aportar una persona y en qué se va a sentir más útil es una de las primeras tareas a realizar por parte de la entidad u organizador. Evidentemente, la actividad o el destino, si se tienen distintos focos de acción- como una recogida de alimentos o de juguetes-, deben consensuarse con el voluntario. No hay nada más decepcionante que el hecho de que te adjudiquen una tarea y sentirte inútil por no saberla cumplir con creces o no encontrarte a gusto en el sitio ni sentirte cómodo con la tarea adjudicada. Si esta fase se supera, el resto sale todo: la motivación y las ganas de realizar la actividad por parte del voluntario están aseguradas.
A partir de una primera intervención, en caso de una ONG, es el propio voluntario el que va viendo dónde se encuentra más a gusto y las actividades que más le atraen. Además, es él mismo el que se marca su propio tiempo de voluntariado, si se anima a probar nuevas actividades, etc. Y es que como todo en la vida el voluntariado no es una línea plana, sino que tiene sus altos y bajos. Las ONG´s lo deben tener en cuenta y no forzar para nada al voluntario. Si éste se encuentra a gusto, se identifica y se siente útil le costará, y mucho, dejarles y buscará robar tiempo de su vida para seguir cooperando con ellos.
Otro caso es el de actividades solidarias puntuales. En estos casos, la gente está más abierta a la participación y es más fácil de convencer ya que suelen durar un día. Además, si tienen un buen trato y se han sentido a gusto no dudes de que repetirán.
Estar bien con uno mismo, sentirte realizado con la ayuda a los más vulnerables o llenar las horas para no estar de brazos cruzados son algunas de las “excusas” que se autoimpone uno para participar en ONG´s y en acciones solidarios. Cualquiera de ellas es buena y sirve, porque, con las numerosas actividades y entidades solidarias existentes, siempre son pocas las manos voluntarias que hay.
Yo ya he encontrado mi excusa y hueco para ser solidaria… ¿y tú?