Lo de los haitianos en la isla es sorprendente y triste.
Existe la pobreza dentro de la pobreza y la exclusión dentro de la marginalidad.
En el Javillar, por ejemplo, también hay clases.
Desempeñan los trabajos que los dominicanos rechazan. Cortar y vender la caña de azúcar es una labor que sólo ellos desempeñan, o la venta de "aguacatés", con ese acento en la "e" que denota su pasado colonial francés. Ése también es trabajo exclusivo de las mujeres haitianas, que con los barreños en la cabeza se pasan el día paseando por calles o playas bajo el sol abrasador.
Haitianos y dominicanos no se aceptan los unos a los otros. Dos pueblos diferentes. Con diferentes lenguas, distintos rasgos y costumbres nada parecidas. En común, un trocito de tierra en medio de las Antillas que se divide por una frontera muy transitada.
Los insultos de los niños en la escuela, cuando quieren humillar a otro son: "Tú eres un haitiano!". Y eso les duele... Y sólo con eso se da uno cuenta de cuán arraigado está ese rechazo entre ellos.
Escuchan música africana, son prietos (negros) y no le miran a uno mal por llevar rastas o piercings. Por eso que a mi, pese a las terribles historias que de ellos me cuentan y pese a los esfuerzos invertidos por hacerme creer que son gente mala, ladrones, y que ¡comen gatos!, me caen bien.
También en Haití se concentra la mayor parte de brujos en toda la isla. Según Dania, ellos le hacen a uno todo tipo de conjuros y magia.
-"¡¡¡Pueden convertir muertos en zombies, Adriana!!!... Hay que tener cuidao con esos haitianos..." y se santigua mirando al cielo mientras susurra: "¡Que el señor todopoderoso me libre de esa vaina, ay Dios!"
Hay muchos en esta parte de la isla. Acostumbran a vivir en bateys, poblados de chabolas a las afueras de otros poblados. Los pobres de los pobres. También ocupan casas abandonadas en urbanizaciones, aunque ésos tienen los días contados.
Verdaderamente sí existe un nivel alto de delincuencia entre ellos. Pero a 300 pesos (seis euros) el día trabajado, pues tampoco me parece tan raro.
Van a colegios sólo para ellos. Y así, ya desde pequeños se fomenta esa especie de "apartheid".
No se entienden, ni quieren entenderse.
Parece un problema enquistado que no deja de crear titulares en periódicos y noticiarios.
Condenados a vivir en una misma isla, sin kilómetros de tierra por delante...sólo agua... y dos pueblos que se rechazan.