¿Cuántas veces has pensado que necesitas parar, que la vida no es ese ir y venir constante y acelerado lleno de ruido? Y no me refiero al ruido de la calle, sino a ese que nos produce nuestra propia mente cargada del peso diario al que la sometemos: trabajo, más trabajo, dinero, deporte, relaciones de pareja, de familia... Demasiado ruido por todas partes. Y sí, claro, te tomas la pausa para el café, paras el cuerpo, pero.. ¿Consigues parar la mente?
Viene a mi cabeza un libro de Coelho que leí hace años, El Zahir. Cuenta cómo una circunstancia en la vida del protagonista, ajena a su control, se convierte para él en un pensamiento obsesivo, un pensamiento constante las 24 horas del día. Incluso cuando duerme esa preocupación sigue ahí y, sí, a veces se distrae por unos segundos y no se acuerda mientras mira la televisión o escucha música, pero al poco vuelve implacable. Intenta no pensar en ello y, sin embargo, vuelve de manera reincidente, sin que pueda controlarlo. Todos, de alguna manera y en algún momento, hemos experimentado esa sensación, cada uno tiene su propio zahir, ese algo que le inquieta y le da vueltas en su cabeza.
Piensa ahora que, por unos minutos, unos pocos minutos al día pudieses desconectar, algo así como quien apaga la luz: dar al interruptor y quedarte a oscuras, sin ruido y en calma. Desconectar. Esta es quizá la mejor manera que encuentro para definir lo que alcanzas a través de la meditación. Resulta difícil explicar qué se siente al entrar en un estado de meditación profunda. Sería como tratar de explicar un orgasmo a alguien que nunca lo ha sentido. Inhalar hondo, tomar el aire hasta donde den los pulmones, contenerlo unos segundos y exhalar. Ahí empieza el camino.
Hace algo más de un año conocí a Beatriz Goyoaga, actualmente coordinadora de la Fundación El Arte de Vivir para Latinoamérica y España y, antes de esto, corresponsal de Daily Mail, Sydney Morning Herald, US Journal of Law, Media International, Irish Times, US Journal of LA, ex Directora de International Press Services etc... Entre los personajes entrevistados por ella: George Bush, Nelson Mandela, el Dalai Lama, Néstor Kirchner, Lady Di, Madonna, el Carlos Menem, la Nobel de Literatura Nadine Gordinmer así como muchos otros escritores, artistas y líderes políticos y espirituales. Durante un largo tiempo residió en Tíbet con los monjes y posteriormente vivió un mes con los aborígenes en Australia, estuvo en Chica durante la toma de Tian an Men y en Libano y Afghanisan durante la guerra. Atravesó y vivió en Siberia y el desierto de Arabia, dos escaladas al Everest y largas estadías en África y Mongolia.
El 60% de los CEO, gerentes, directores, presidentes de las empresas líderes en el Cono Sur: Coca Cola, Telefónica de Argentina, Procter & Gamble, Citibank, Banco Santander, Clarín, etc. han participado en sus seminarios sobre técnicas de respiración sumando un total de más de 35.000 personas.
Cuando alguien con tanta fuerza te dice que “deberías meditar” piensas: “debería, tal vez, hacerle caso”. Y.. eso hice. Asistí durante cinco días a un seminario impartido por ella bajo el título “Introducción a la Meditación Profunda”. Entonces, por primera vez, conseguí apagar el interruptor.
Ésta es mi entrevista con Beatriz, podría ser sobre muchos temas y experiencias de las que ha vivido, pero aprender a meditar y poder transmitirlo es para ella una de las más importantes de su vida desde que en su camino se cruzó Sri Ravi Shankar.
¿En qué estado deberíamos tener la mente para entrar a meditar?
Lo ideal para empezar a meditar sería no estar acelerados, pero es así como estamos por múltiples responsabilidades y por un exceso de actividad física y mental. Tenemos una demanda y un estímulo permanente exterior que nos hace vivir acelerados y estas mentes necesitan parar. Tienes que darte cuenta que al desacelerar esa mente y bajar un cambio es ahí cuando tienes mayor creatividad, mayor productividad y mayor calidad de vida. Esto es algo que aún no hemos comprendido.
¿La meditación no es cuestión de concentración?
No, la meditación es justamente lo contrario. La concentración es el resultado de meditar: mayor capacidad de absorción, mayor capacidad de retención y mayor foco. El objetivo de la meditación es desconcentración, es dejar que por fin la mente haga lo que quiera y que descanse.
¿Por qué no conseguimos sacar los pensamientos que nos inquietan de la mente?
Uno no puede sacar sin más los pensamientos de la mente porque los pensamientos son impulsos de energía que no podemos controlar. Si pudiésemos decidir exactamente en qué pensar, siempre pensaríamos cosas positivas y sin embargo nos vienen, sin quererlo, pensamientos cargados de negatividad: la hipoteca, preocupaciones laborales, una mala relación con tu pareja... Y esto nos produce una tremenda ansiedad, porque no somos capaces de evitar que esos pensamientos nos bombardeen. Lo que sí que podemos hacer es aprender a meditar y entonces conseguir a través de la meditación entrar en un campo mucho más profundo donde uno puede ser testigo de sus propios pensamientos y darse cuenta que uno no es sus pensamientos. Así, aunque esos pensamientos vengan, de igual forma salen y no nos turban. Nosotros podemos ponerles una caseta de peaje y decir no, no entras. Pero hasta llegar a ese punto y ser testigo externo necesitas darle un entrenamiento a tu mente y puedes hacerlo impulsando la meditación a través de la respiración. Es fundamental en el año 2015 que los individuos que vivimos con responsabilidades que nos provoquen estrés nos concienciemos de los beneficios de la meditación para llevar una vida sana.
¿Podrías entrar directamente en un estado de meditación sin hacer previamente los ejercicios de respiración?
La meditación que practico se llama Sahaj Samadhi, que significa meditar sin esfuerzo, de forma natural, lo que permite a la mente consciente asentarse, calmarse y profundizar en si misma, aportando un descanso profundo. Meditar sin esfuerzo y permitir que todo ocurra por sí solo. De hecho, la mayoría de las cosas en la vida van ocurriendo, las parejas ocurren, los trabajos ocurren, tus enfermedades ocurren, hay muy poquito que verdaderamente nosotros controlamos, aunque pensemos que sí.
Hay muchas técnicas de meditación, pero la técnica que yo enseño desde hace 17 años para comenzar es la meditación a través de la respiración. También desde hace 10 años enseño a meditar a través de un mantra, es una vibración, un sonido inteligente y sutil que llega directamente a tu cerebro.
Yo realizo tanto la meditación con mantra como la meditación a través de la respiración. Por la mañana respiro 20 minutos y medito otros 20 y por la tarde le robo otros 20 minutos a todas mis actividades, esté en el lugar del mundo en el que esté, y ahí medito directamente a través deun mantra.
La meditación vipasana, la zen, la conciencia plena... son todo tipos de meditaciones que son prácticamente iguales con alguna pequeña variante. Algunas más modernas y otras milenarias, pero todas van a buscar el mismo objetivo, que es reposar a la mente. Es como la mujer, hay varios tipos de mujer, pero al fin y al cabo todas sus mujeres y comparten la esencia y la base.
¿Cómo te cambió a ti la práctica de meditar?
Para mi fue un antes y un después. Cuando empecé, dirigía una agencia de prensa con 14 corresponsalías, trabajando 10 horas diarias con muchísimo estrés, se me caía el pelo, espasmos respiratorios, mal humor y la respuesta ácida para mis empleados, la impaciencia y todo eso. Cuando comencé a hacer estas prácticas serené mi mente y comprobé como, poco a poco, se me quitaron los problema de úlcera que tenía, se me dejó de caer el pelo... Ahi lo notas, obviamente. Era verdaderamente notable y ya no dejé de practicarlo nunca más. Es beneficioso para nuestra salud, se eleva el sistema inmunológico, contraes menos enfermedades, eliminas el insomnio porque al meditar duermes mejor y uno toma conciencia y empieza a ver la vida como es y no como cree que es. Cuando la mente está estresada, hasta la luna llena te irrita. Hoy estuve viendo a un empresario, presidente de 17 compañías, que todos los días se toma para poder dormir cuatro pastillas vetabloqueantes para el corazón, vive como una especie de autómata. ¿Vale la pena vivir así? La meditación es la medicina del siglo XXI, se trata de cambiar medicación por meditación.
¿Cómo se pasa del gin-tonic a la meditación? Es el título de tu último libro.
El título era una forma mundana de presentar a la gente que lo desconoce esto de la meditación. Hacer ver a la gente que uno puede ser empresario, acadeḿico, directivos, tomarte gin-tonics y a la vez puedes buscar un tiempo para meditar. La responsabilidad es de cada uno y así como está tu mente, así es la visión que tú tienes de la vida, calmada o agitada y meditando uno puede mejorar esa visión ante la vida.
En cuanto a la parte física de la postura...
Realmente se puede meditar en cualquier posición, pero hay una postura que ayuda. Las palmas de las manos hacia arriba, ya que las palmas tienen infinidad de centros nerviosos y si pones las palmas hacia abajo bloqueas esa energía, y la columna recta. Esa sería una postura ideal, pero también puedes meditar en el avión o en la oficina, cuando ya sabes como hacerlo.
Haciendo deporte no desconectas la mente, con la meditación se consigue esa desconexión...
Con la meditación uno desconecta, ya sean 30 segundos o 20 minutos. Es regenerador, por poco que sea ya hiciste algo para calmar tu mente. Si metes una galleta en un vaso de leche, ya se empapa; si la metes un poquito mas se moja hasta los dedos, y si la dejas un minuto se disuelve. Cuando entras ya te sirve, si entras un rato más te mejora y si realmente eres capaz de estar ahí 20 minutos se disuelve tu sensación problemática, de esa visión ante la vida. Tenemos a la gente patinando en aceite, queriendo que corran y hagan las cosas a nuestra velocidad y no todo el mundo es igual, necesitamos calma y permitir margen al error.
Alguien que nunca ha meditado y se inicia en esta practica, ¿qué debe hacer para empezar?
Que pruebe y que no frene, la impaciencia es el enemigo de los meditadores, porque lo mejor está por venir. Yo he aprendido 7 idiomas y a todos les he dado un tiempo para poder comunicarme en él.
A veces la gente piensa que es instantáneo y que antes de empezar casi ya te ha hecho efecto, pero necesita de la práctica porque comprobarás que los resultados son pragmáticos y fantásticos. Y yo no vendo meditación, soy voluntaria de la Fundación El Arte de Vivir, que promueve una sociedad más feliz con menos estrés.
Desde hace 30 años somos miembros del Consejo Económico, Social y Cultural de Naciones Unidas con rango de asesores y la Fundación está promoviendo las técnicas de meditación en lugares tan inhóspitos como las FARC, que llevan 50 años asediando. Hace 20 días estuve en Colombia con la cúpula de las FARC y con Sri Ravi Shankar, el fundador de El Arte de Vivir, que promueve la meditación desde hace 35 años. Después de estar mediando y de estas conversaciones, se ha firmado el convenio de la paz entre Colombia y la guerrilla.
Hoy en día transmito la meditación a muchas personas, a grandes atletas y deportistas, equipos de fútbol de primera línea, que necesitan frenar un poco su mente para llevar a cabo tanta competitividad y ser productivos; a ministros, al ministro del interior argentino candidato a la presidencia...
La mente necesita parar y meditar es el delicioso arte de no hacer nada. Cuando la mente está tan acelerada como la llevamos, las cosas no funcionan adecuadamente, nadie está feliz con decisiones tomadas bajo el estrés. Las diferentes emociones por las que atravesamos a lo largo de diferentes momentos de nuestra vida modifican el ritmo de nuestra respiración. De la misma manera, si aprendemos a manejar y observar nuestra respiración, podemos modificar nuestras emociones alcanzando un estado de mayor foco en el que la mente se calma y se desacelera.
La técnica de respiración Sudarshan Kriya es una técnica milenaria que incorpora un ritmo de respiración específico que armoniza el cuerpo y la mente con las emociones. De forma natural, tu mente se posiciona en el momento presente evitando esa oscilación entre el pasado y el futuro. Si sientes que necesitas parar pero aún sigues corriendo, detente unos minutos, respira y apaga el interruptor.