Con la temporada ciclista a punto de finalizar, es hora de hacer balance del curso y de lo que ha dado de sí este año 2015 para una de nuestras mayores estrellas dentro del pelotón internacional: Alberto Contador. El corredor de Pinto ha vuelto a estar en un alto nivel, aunque este no le ha sido suficiente para lograr el sueño, en otros tiempos alcanzable, de ganar el doblete Giro de Italia-Tour de Francia.
Y es que Contador se puso un reto harto imposible, más aún cuando en los momentos clave de la temporada su equipo, el Tinkoff-Saxo Bank, no le respondió como él quería. Otra vez no tuvo una escuadra competente que le ayudase cuando las cosas no vinieran de cara. Es el gran hándicap que tiene desde que corre a las órdenes del polémico magnate ruso Oleg Tinkoff. Compañeros como Roman Kreuziger y, en menor medida, Michael Rogers, no le acompañaron en las jornadas clave de montaña, a lo que hay que sumar que apenas recibió apoyo del potente escalador polaco Rafal Majka. Peter Sagan se centró en lograr su enésimo maillot verde y, para colmo de males, su escudero Ivan Basso tuvo que pasar un tumor testicular del cual, afortunadamente, ha salido bien parado. El resultado de estos problemas es que el esfuerzo que ha hecho el madrileño lógicamente es aún mayor que el que han realizado otros rivales, como es el caso de Chris Froome.
El año comenzó para Alberto en la Vuelta a Andalucía, donde tuvo un primer contacto con el escalador inglés del Sky, que finalmente se adjudicó la ronda andaluza por escasos segundos. Luego siguieron unos notables quintos y cuartos puestos en la Tirreno-Adriático y en la Volta a Catalunya respectivamente. El objetivo de Contador era ir cogiendo rodaje para afrontar con garantías un duro Giro de Italia.
Y así fue, el madrileño llegó al país transalpino para no decepcionar. Se adjudicó su segundo Giro (tercero si contamos el que le quitaron por sanción) gracias a una gran actuación, que tuvo su culmen en la mítica cima del Mortirolo, donde, tras un pinchazo, recuperó el terreno perdido y sobrevivió al asedio del equipo Astaná camino de la reconocible localidad de Áprica. El vasco Mikel Landa y el italiano Fabio Aru intentaron desbancar al pinteño e incluso lograron dos victorias de etapa cada uno, pero erraron en el objetivo principal, del cual se adueñó finalmente Contador.
Posteriormente, una sobresaliente puesta a punto en la Ruta del Sur, donde Alberto ganó una etapa y logró vencer en la general a un descansado Nairo Quintana, hizo levantar un halo de esperanza para alcanzar el ansiado doblete. Pero llegó el Tour, y las piernas del escalador del Tinkoff-Saxo Bank no respondieron como debían debido al esfuerzo titánico realizado en Italia. Contador se vio superado en todo momento por el joven corredor colombiano del Movistar Team y por su gran rival, Chris Froome, que asestó un golpe certero y definitivo a la clasificación general en la cima de la Pierre de Sant Martin.
Las dolorosas caídas (sobre todo la producida en la bajada del Col d’Allòs) y la falta de equipo hicieron el resto. A pesar de ello, Contador no se rindió e intentó lanzar ataques y dar el espectáculo que otros no se atrevieron a mostrar. El quinto puesto final en París dejó un amargo sabor de boca y un poso de revancha para el próximo año 2016, donde seguro que el gran escalador español volverá a estar a la altura y en el lugar que le corresponde: El primer cajón del pódium.