Esta semana, en el club de lectura que dirijo, leímos “La fuga”, un cuento de Juan Pablo Villalobos en la que un hombre con la vasectomía recién hecha se encuentra en su baño con El Chapo Guzmán: solo, en un ambiente más cauto de lo que supondría descubrir un fugitivo famoso cuando vas a orinar. Algo inverosímil, consideraron algunos lectores. La misma sensación que me surge cuando repaso que Corea del Norte es campeona mundial de fútbol femenino sub 20 luego de vencer, en Bogotá, a Japón.
Es una oración más compleja de lo que parece. Reconocía a dos norcoreanos: Kim Jong-un, eterno gobernante de esa Corea, y Han Kwang Song, jugador de fútbol que desapareció de la faz de la tierra por tres años luego de vestir la camiseta de la Juventus (sub 23) y del Al-Duhail (donde fue campeón) ―pero eso ya es otra historia completa. Ahora puedo sumar a Choe Il-son, goleadora del torneo en Colombia y anotadora del único gol en la final. El régimen político que se mantiene en aquel país hace que su conexión con el resto de países sea compleja y distante, por elegir dos adjetivos sencillos.
Esto no ha impedido que Corea del Norte sume tres títulos en esta categoría. Tres: 2006, 2016 y 2024; iguala los campeonatos de Alemania y Estados Unidos, superpotencias del fútbol femenino. Además tiene dos títulos sub 17 (2008 y 2016), tres campeonatos asiáticos de mayores (2001, 2003 y 2008) y tres subcampeonatos del mismo torneo (1993, 1997 y 2010).
Una parte de la respuesta de este desempeño está en la Escuela Internacional de Fútbol de Pyongyang, donde se entrena a los mejores prospectos desde que son niñas. Las escuelas de todo el país enfocan sus clases de educación física en el fútbol para buscar a los talentos que irán luego a la capital. La otra parte de la respuesta radica en el padre de Kim Jong-un, Kim Jong-il. De acuerdo con la cineasta austriaca Brigitte Weich, directora de dos documentales sobre el fútbol femenino en Corea del Norte, todo debió empezar luego de México 1986, cuando la noruega Ellen Wille reclamó en el congreso de la FIFA de ese año el poco interés, casi nulo, que se le había dado al fútbol femenino.
Mientras que el fútbol masculino asiático tiene como máximo logro el cuarto lugar de Corea del Sur en el mundial celebrado allí y en Japón en 2002, las futbolistas de Asia cuentan con un mundial (Japón en 2011), dos subcampeonatos (China en 1999 y Japón en 2015) y un cuarto lugar (1995). Corea del Norte es el único país campeón en la categoría sub 20 que no ha tenido un desempeño notable en la categoría de mayores. Sin embargo, no sería sorpresivo que en Brasil 2027 cambiara eso.
Ahora, abordemos el aspecto de Bogotá en la oración. Desde hace años las jugadoras colombianas vienen exigiendo a la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) y a la Dimayor la organización de un torneo que respete su condición de profesionales. Antes del inicio del partido de Colombia frente a Camerún en El Campín, el debut de las anfitrionas en el mundial de este año, se pudo ver una pancarta que decía “Liga femenina digna ya”. Mientras la FCF busca eventos femeninos de la FIFA, no se decide a aceptar dinero del gobierno para organizar un campeonato de dos semestres por temor a la inspección estatal, por nombrar solo uno de los problemas.
De hecho, fue noticia la visita sorpresa que realizó la Superintendencia de Industria y Comercio a las oficinas de la empresa encargada de la venta de boletas, TuBoleta, para el partido Colombia-Chile. Hace un tiempo, el dirigente de la FCF, Ramón Jerusum, recibió una sanción por estar vinculado a la reventa de boletas de la selección de fútbol. Jesurum también fue a prisión unos días por agredir a una oficial de policía en la Florida, en la final de la Copa América. No sorprendió en Colombia la silbatina que recibieron Jesurum y Gianni Infantino cuando aparecieron para entregar las medallas a las japonesas y a las norcoreanas.
Así, en un país donde el fútbol femenino no es tomado en serio por quienes están a cargo (Colombia), dos naciones lejanas a las altas esferas del negocio del deporte más famoso del mundo, con una tradición futbolera y una reconocida proclividad a la disciplina (Corea del Norte y Japón), disputaron el título de un campeonato que superó el récord de asistentes de Alemania 2011 por 2041 asistentes. No nos dejes de mostrar lo inverosímil, fútbol.