Presenté mi libro en México1. Me tomo el atrevimiento de empezar mi texto con esta afirmación porque durante la charla con Carlos Azar Manzur2 ―escritor profundo y divertido como pocos― pude contar todo lo que he podido aprender gracias al deporte. Mi primer ejemplo: supe que Uruguay existe gracias a un partido de eliminatoria mundialista, a Francia 98 seguramente. Antes, en mi mente existía Paraguay y punto, nada de otros países con terminaciones similares y menos en este lado del mundo. Mi conocimiento sobre banderas no es gracias a mis clases del colegio: los balones con parches de países y los álbumes mundialistas llegaban con una estrategia pedagógica nunca planeada pero existente. Y de ciudades aprendí por las sedes mundialistas. ¿Suponen que yo sabía de Jeonju, Niigata, Seogwipo u Ōita antes de Corea-Japón 2002? Y eso que Colombia ni clasificó.
Si me repito es por pertinencia y para que se entienda que las obsesiones no deben negarse, sino ser inspiración. Hace poco escribí en un artículo3 sobre una canción que cita varias montañas europeas. Como fanático del ciclismo, sé dónde queda el Mont Ventoux, el Tourmalet, Covadonga, el Mortirolo o los Dolomitas. Estos últimos me ayudaron a reafirmar el punto de una estudiante: cuando se viaja a Italia, todos van a los mismos puntos, y ella quiere ofrecer destinos turísticos diferentes. Dijo Dolomitas y ningún compañero suyo supo dónde quedaba eso; el profesor, que se emociona cuando el Tour de Francia empieza y se pone triste con el fin del Giro de Italia, sí.
También aprendí con los ciclistas cómo funciona el EPO, lo complejo que puede llegar a ser un esquema de dopaje y los riesgos que conlleva. Con la Unión Ciclista Internacional (UCI) y la FIFA no aprendí nada nuevo, solo descubrí que la corrupción no tiene límites y la periferia global solo sirve para votos y aportar dinero.
El día de la presentación, en una sala del Complejo Cultural Los Pinos, Carlos Azar le recordó a los asistentes que el segundo deporte con más aficionados a nivel mundial es el críquet; todo gracias a la corona británica y a los miles de millones de indios y pakistaníes que están atentos a cada juego. Un clásico India - Pakistán es una cuestión de estado: por deporte, por geopolítica, por historia, por una pelota coloreada, brillante y del tamaño como una de tenis. El críquet se juega desde 1300, dicen algunos. The Cricketer4 es la revista más antigua de este deporte, desde 1921: más de 100 años alimentando pasiones.
El primer cuento que leí de Jack London, “Un trozo de carne” (1909), me llegó en un libro de cuentos de boxeo5 donde intercalan narraciones él y Arthur Conan Doyle. Con un boxeador, Muhammad Ali, entendí mejor la lucha que ha tenido que dar la comunidad negra en Estados Unidos. Con Kid Pambelé supe que Colombia vive de los triunfos deportivos, porque por décadas la guerra y el narcotráfico fueron los referentes internacionales. Debo mencionar también a Botero, Gabo y otros nombres ilustres de los que, por momentos, ni se sospechaba en otras latitudes que eran colombianos.
Y lancé mi libro el mismo día que empezó la Copa América, que se juega en uno de los países menos futboleros del continente, Estados Unidos; al mismo tiempo que la Eurocopa en Alemania está plagada de fanáticos entre los se esconden miles de miembros de grupos de extrema derecha que ven con pésimos ojos la migración, salvo cuando aportan goles a sus escuadras o países; mientras todos esperamos el inicio de los Juegos Olímpicos en París, donde la inversión para las justas ha generado problemas políticos6.
Pocos saben que mi segundo libro no tiene que ver con deportes. Lo hice adrede, todos merecemos un descanso. Prometo reducir mis palabras sobre este tema, siempre y cuando la actualidad y la pasión me lo permitan.
Notas
1 Sobre la presentación de mi libro en México.
2 Acceso al perfil del autor Carlos Azar Manzur.
3 Enlace al artículo “Reseña para nunca olvidar a una banda”.
4 Sitio oficial de la revista The Cricketer.
5 Para ampliar sobre el libro de cuentos de boxeo de Jack London y Arthur Conan Doyle, ingrese al siguiente video.
6 Sobre los problemas políticos generados por la inversión francesa para las justas, acceda al siguiente link.