Si escriben la frase «querer es poder» en su buscador web favorito, lo más seguro es que encuentren imágenes con letras bonitas, acompañadas de un paisaje, un sendero o una persona mostrando sus bíceps, y tal vez puedan pensar que son imágenes inofensivas. Nadie pensaría que, una frase tan corta y popular que dice todo mundo sería un problema; no obstante, quizá sea conveniente ya no utilizarla. ¿Por qué puede ser peligrosa?, ¿qué relación tiene con el deporte? Eso es lo que vamos a descubrir.
Siendo honesta, he perdido la cuenta de las veces que he escuchado esa frase, sobre todo en el entorno deportivo. Se utiliza constantemente, con la finalidad de motivar al atleta para dar su máximo potencial, sin importar las barreras a las que se enfrente. Es decir, la frase usualmente tiene una buena intención, eso es evidente, pero al estar tan alejada de la realidad, puede resultar contraproducente.
Esa frase de 3 palabras quizá por sí sola parezca inofensiva, pero todo lo que lleva de fondo es lo que verdaderamente podría estar causándonos un severo problema: el mantenimiento de ese pensamiento mágico que nos hace creer que no hay límites.
Desde que somos pequeños, nos han dicho que podemos lograr lo que nos propongamos, siempre y cuando trabajemos por ello y nos esforcemos, es decir, que depende 100% de nosotros. Este mensaje no solo es injusto, sino totalmente irreal y peligroso; a veces uno quiere, pero simplemente no puede.
En el caso del deporte, regularmente se afirma que si los atletas no ganan es porque no lo querían con todas sus fuerzas o porque no se esforzaron lo suficiente. Pero entonces, ¿qué pasa cuando un atleta o cualquiera de nosotros fracasamos en conseguir algo? Si analizamos el significado de lo que dice la frase, significaría que, no solo es probable que la persona se sienta mal por no haberlo conseguido, sino que ahora además es posible que se sienta culpable, pues según esta frase, no lo consiguió porque no lo quiso con todas sus fuerzas. En pocas palabras, fue su culpa no haberlo conseguido.
Afirmaciones motivacionales como la de «querer es poder» o «todo depende de ti» nos dan pequeñas píldoras de percepción de control en forma de frases bonitas, que fomentan el pensamiento mágico de que absolutamente todo es posible; pero cuando acaba su efecto, nos damos cuenta de que no es así. No todo está bajo nuestro control y sería bueno que empezáramos a comunicarlo también a nuestros atletas.
¿Creen que haya algún atleta que llegue a una competencia y que no quiera ganar?, ¡por supuesto que no!, al contrario, casi podría asegurar que todos quieren ganar, sin embargo, no todos ganan. ¿Por qué si todos quieren ganar, no todos ganan? Sencillamente porque no funciona así, porque una competencia deportiva se puede ganar y se puede perder, en el deporte no hay nada asegurado. Hay factores que no dependen de ellos: las decisiones de los árbitros, el desempeño del rival, incluso el comportamiento del público que estará presente.
A lo largo del tiempo, se nos ha dicho que no hay límites, que podemos lograrlo todo; pero no es así, el fracaso forma parte de nuestra vida. Hay cosas que no dependen de nosotros, que salen totalmente de nuestras manos. Querer es importante, pero no es suficiente. Aprender que a veces no se puede, aunque lo quieran con todas sus fuerzas, les hará entender y aceptar que, el fracaso forma parte de nuestra vida y que no pasa nada si no pueden con todo.