El pasado 15 de septiembre, el mundo entero se estremeció con el anuncio que Roger Federer realizó sobre su retiro del tenis profesional, a través de una carta y un audio publicados en su cuenta de Instagram. En su comunicado, el entonces atleta suizo de 41 años de edad afirmaba que tras haber jugado más de 1.500 partidos en 24 temporadas, reconoció que debía terminar con su carrera deportiva en vista de las lesiones sufridas en sus rodillas y tres cirugías que le habían realizado en los años 2016, 2020 y 2021 para mejorar dichas dolencias.
Como era de esperarse, este anuncio trajo un sinfín de comentarios por parte de diferentes personalidades del deporte blanco además de los aficionados. Todos sabían que este día podía llegar pronto, pero no querían que sucediera.
En ese documento, también informaba que en la semana siguiente disputaría su último partido como tenista profesional en la quinta edición de la Laver Cup, torneo que se disputaría en el estadio O2 de Londres del 23 al 25 de septiembre y que contaría con la presencia de sus tres rivales más importantes: el español Rafael Nadal, el serbio Novak Djokovic y el escocés Andy Murray, además de otros nuevos rostros como el del griego Stefanos Tsitsipas, el noruego Casper Ruud, el inglés Cameron Norrie y el italiano Matteo Berrettini dentro de su equipo europeo, que sería liderado por la leyenda sueca Bjorn Borg. Mientras que el grupo contrario (Resto del mundo) estaría representado por los estadounidenses Frances Tiafoe, Jack Sock y Taylor Fritz, el argentino Diego Schwartzman al igual que el australiano Álex de Miñaur; comandados por el extenista estadounidense John McEnroe.
¡Y el día menos esperado llegó…!
La competición inició el viernes 23 de septiembre, pero con ella, se iba acercando el momento que nadie quería presenciar, el retiro de Roger estaba cada vez más y más cerca. Antes de su despedida, se llevaron a cabo tres partidos de singles, que fueron ganados por De Minaur, Tsitsipas y Ruud, quienes se encargaron de colocar la serie final 2-1 y de dejar todo servido para el plato fuerte.
Entrada la noche, sería tiempo de ver un partido de dobles, el creador de la Laver Cup ingresaría a la cancha junto a su gran rival y amigo Rafael Nadal para enfrentarse a los estadounidenses Jack Sock y Frances Tiafoe; el encuentro estuvo lleno de sorpresas, desde el inicio hasta el fin, hubo momentos divertidos y otros que fueron de tensión.
La dupla también conocida como Fedal, se llevó el primer set por 6-4, pero en el segundo set, los estadounidenses vinieron de abajo para adueñarse del segundo parcial en un tiebreak 7-6 (2). Para finalizar el encuentro, Sock y Tiafoe se proclamaron campeones luego de ganar el último súper tiebreak con un marcador de 11-9, igualando así la serie (2-2) para la jornada siguiente.
Ya eran más de las 12:00 am cuando terminó el espectáculo, a pesar de haber perdido, alrededor de 17.000 personas dentro del estadio se encargaron de ovacionar de forma ensordecedora al campeón de 20 torneos de Grand Slam. A continuación, cada uno de sus compañeros europeos y del resto del mundo se unieron a él para darle un caluroso abrazo.
Roger no pudo contenerse al momento de dar su discurso y rompió en llanto al hablar de la importancia que tuvieron tanto su equipo como su familia en su éxito profesional. «Ha sido un viaje perfecto y sin dudas lo volvería a hacer». «Fue un día grandioso. Disfruté siempre, esta última vez fue muy especial con todos ustedes». También admitió sentirse saludable y afirmó que la vida debe continuar.
El momento más emotivo de la jornada ocurrió cuando sus padres Robet y Lynette, su esposa Mirka además de sus cuatro hijos (Myla, Charlene, Leo y Lenny) se encontraron con el ya extenista suizo en la cancha; todos se vieron increíblemente conmovidos. «Estoy feliz, no estoy triste ¿ok?» comentó Roger a sus retoños mientras se fundían en un abrazo.
Las imágenes que dieron la vuelta al mundo fueron las del propio Federer y Nadal, quienes, agarrados de la mano sentados en el banco de descanso, lloraban casi sin consuelo, este gesto simbolizó el respeto que existe entre ambos deportistas a pesar de la sólida rivalidad que tuvieron dentro de la cancha.
«Para mí fue un placer haber sido parte de este increíble momento en la historia del tenis. Fueron muchos años compartiendo cosas juntos. Con el adiós de Federer, una parte de mí se ha ido con él». Explicó Nadal en conferencia de prensa luego de terminar el partido.
De esa manera, terminaba un día cargado de mucho tenis, pero sobre todo de grandes emociones para quien dominó este deporte en los últimos años. Días previos a ese momento, confesó en una rueda de prensa que deseaba una despedida feliz, poderosa y «en modo fiesta». En efecto, así fue.
En los dos días siguientes, Roger continuó asistiendo a la Laver Cup, pero esta vez desde la banca apoyando a su equipo europeo. El domingo en la noche, tras haber finalizado el evento, admitió haber «disfrutado cada minuto», además, espera que las despedidas de quienes fueron sus rivales «también sean únicas y especiales».
Ahora, ¿qué sigue?
Durante su discurso del viernes 23 a pie de pista, el dueño de 103 títulos ATP afirmó que aún no tiene planes a futuro, pero confesó que le gustaría jugar en lugares en los que nunca ha estado.
La carrera tenística de Roger Federer inició un 7 de julio de 1998 en el torneo ATP de Gstaad, desde ese momento hasta el pasado 23 de septiembre, transcurrieron casi 8.500 días dedicados a un deporte que según él mismo afirma «le ha dado todo».
Antes de ser considerado como el mejor tenista de todos los tiempos, el eterno maestro suizo comenzó siendo un recogepelotas en su Basilea natal, por las canchas vio pasar a muchos jugadores exitosos y no dejó de soñar ni de entrenar duro hasta convertirse en el número 1 del mundo, meta que logró mantener por más de 300 semanas de competición.
Su historia es un ejemplo de pasión por lo que se hace, nos enseña que en la vida no es opción rendirse, ni mucho menos dejar de soñar.