“¿Cómo se hacen los bebes?” y “¿Qué es el sexo?” son las preguntas más comunes que suelen realizar los niños de edades pequeñas. El ir creciendo despierta en ellos la curiosidad y el sentido de aprender más. Está muy claro que ser padre no es nada fácil, pero dentro de ese catálogo infinito de enseñar también está la labor de informar con claridad.
El truco está en ser lo más claro, preciso y conciso sin llegar a la vulgaridad ni lo ordinario. Recordemos que estamos hablando con niños pequeños o con adolescentes y que si tomamos los temas muy directamente podemos desencadenar varias bombas incontrolables.
Recuerda que el objetivo es tener una comunicación amena con los niños, así que no temas en dar tu opinión. Ellos quieren saber lo que tú, como adulto y como padre, piensas de las cosas. Si sientes que tu pequeño está creciendo muy rápido y no lo conoces lo suficiente, puedes realizarle algunas preguntas en las que ellos no se sientan incomodos, por ejemplo: ¿qué quieres ser cuando crezcas?; sí tuvieras un superpoder, ¿cuál sería y por qué?: sí fueses invisible, ¿dónde te gustaría ir y por qué?
Este tipo de preguntas, aunque son bastante básicas, pueden enseñarte un poco la visión que tiene tu hijo de las cosas. Y esta misma técnica puedes usarla en los temas más controversiales, que tarde o temprano tendrás que tocar para que la cruel realidad no lo afecte. Si tu hijo es adolescente, tranquilamente puedes guiarte por las siguientes preguntas: ¿crees que las personas deberían estar casadas para tener relaciones sexuales?; si no es así, ¿cómo deben decidir si están listos?; ¿qué opinas sobre la idea de "amigos con beneficios"?, ¿beneficia tanto al hombre como a la mujer?; ¿qué opinas sobre que las chicas y los chicos tienen las mismas necesidades de sexo?; ¿conoces a alguien que es gay?, ¿alguien lo trata diferente?, ¿qué opinas sobre eso?; ¿por qué crees que la gente se divorcia?, ¿cómo crees que afecta a los niños?
Tal vez no te gustarán las respuestas, pero recuerda que tú tuviste tu momento a la hora de tomar decisiones y tener tus propias opiniones y que ahora le toca a tu hijo crecer y tomar las suyas. Quizá no todo le salga bien, pero puede que sí. Si hablas con el de la misma forma como yo hablo contigo, tendrás una relación muy cercana y no temerá en comunicarte cualquier cosa que le suceda. En una sociedad tan perdida y desviada, es una oportunidad que como padre no puedes perder.