El último fin de semana de agosto las calles del oeste londinense se transforman en un inmenso escenario por donde desfilan sonidos y colores caribeños, batucadas y tambores, exóticas carrozas y disfraces, plumas y lentejuelas, olores a barbacoa, bailes y sonrisas… Es el Carnaval de Notting Hill, el festival callejero más grande de Europa. En su 51º edición, ya cuenta con alrededor de un millón de asistentes dispuestos a disfrutar y formar parte de este despliegue de más de 100 carrozas en un recorrido de veinte kilómetros. Un evento intenso y envolvente, lleno de alegría y ritmo, que no deja a ningún espectador impasible. Pero, ¿cuál es el motivo de tal festividad? ¿Qué se celebra exactamente? Yendo un poco más allá, ¿a quién se le ocurrió organizar un carnaval en verano y en Londres? Indaguemos en ello.

Notting hill, Notting Dale. Presente y pasado

A todos nos suena el nombre de Notting Hill, si no por la fama de su carnaval, por su popular mercado de Portobello, o por aquella película de finales de los 90´con Julia Robert y Hugh Grant que llevaba su mismo nombre. Actualmente este barrio de grandes casas victorianas, limpias avenidas, cosmopolitas gastro-pubs y cultura alternativa es considerado un área de gente pudiente. Banqueros, profesionales de los medios, grandes personalidades, políticos, celebridades… con un salario muy superior a la media, residen o visitan sus viviendas. Sin embargo, se puede decir que esta imagen solo responde a la zona norte del barrio. En contraste la parte sur, Notting Dale es más humilde, de clase social obrera, como demuestra el centro social de “Beneficios para los pobres de Notting Dale” (Benefit the poor of Notting Dale). Fundado en 1984, este centro ha ayudado durante dos décadas a decenas de jóvenes a mejorar su vida y apartarse de la delincuencia de las calles.

Pero si viajamos más hacía el pasado podremos comprender mejor el origen y evolución del esta área londinense. En sus principios era una zona rural donde vivían ganaderos de cerdos y obreros de las fábricas de ladrillos. Para el siglo XVIII el número de cerdos superaba al de humanos y la media de mortalidad infantil era superior al 50%. En los años 50 y 60 su población se multiplica debido a la inmigración principalmente proveniente del Caribe e India. Las costumbres tribales y tradiciones culturales de estos nuevos pobladores se instauran en la cotidianidad. La mayoría de los habitantes están unidos por sangre o matrimonio y familias enteras viven en condiciones precarias compartiendo casas de una o dos habitaciones sin baño. El barrio se transformó rápidamente: en cualquier esquina se podía encontrar a corredores de apuestas, recaderos que recogían las botellas de leche vacías, o escuálidos hombres en carros tirados por caballos. Eran tiempos en los que para cerrar las puertas de las casas no había otra cosa más que una cuerda, la iluminación de las calles era casi inexistente y el juego ilegal y los antros de todo tipo aparecían y desaparecían a diario. Pero, ¿qué fue lo que produjo esta oleada de inmigración? ¿Y qué tiene que ver con el carnaval?

¡Necesitamos trabajadores! La generación windshurf

Tras la Segunda Guerra Mundial, Reino Unido, como muchos otros países, se encontraba gravemente afectado económicamente. Para recuperarse necesitaban de una gran inyección de mano de obra, en particular en hospitales, el sector de transportes y en la construcción de líneas ferroviarias. Para ello, en 1948 se presenta el Acta de Nacionalidad Británica (British Nationality Act) en la cual se permite a todos los ciudadanos del Imperio británico de la Commonwealth vivir y trabajar en Reino Unido sin necesidad de someterse a controles de inmigración. Muy pronto las noticias llegaron a las colonias antillanas, así como a la India, y miles de personas no dudaron en probar suerte en la “Tierra Madre”.

En junio de ese mismo año un gran buque de guerra llamado SS Empire Windrush, parte del pago de los alemanes a los británicos tras la segunda gran contienda, salió desde Jamaica a Londres con cerca de 500 pasajeros. Esta fue la primera gran oleada de inmigrantes caribeños a Reino Unido. Muchos de los jamaicanos se establecieron en Brixton, al sur de Londres; otros, provenientes de las islas de Trinidad y Tobago, se asentaron en Notting Dale. Esta marea de inmigración continúo durante la siguiente década, atrayendo a cerca de medio millón de personas. A estos primeros inmigrantes se les conoce como “La Generación Windshurf” en recuerdo de aquel enorme buque que marcó el comienzo de una nueva historia.

Racismo, discriminación y reminiscencias fascistas

A finales de los años 50 Notting Dale se había convertido en un “guetto” donde los inmigrantes y los obreros británicos competían por sobrevivir. La falta de entendimiento entre las diferentes culturas, los prejuicios y el miedo a la carencia de sustento pronto se hicieron sentir entre los nativos del lugar, en especial en ciertos grupos sociales. Por un lado estaban las pandillas de jóvenes conocidos como Teddy Boys, adolescentes de raza blanca y clase obrera que seguían la moda Rocker del momento. Estas pandillas fueron gradualmente mostrando una hostilidad hacía el creciente número de familias de otras razas, protagonizando agresiones contra cualquiera que fuese negro.

Por otra parte se encontraban los partidos de extrema derecha. El Movimiento de la Unión (Union Movement) estaba liderado por Oswald Mosley. Mosley fue el fundador de la Unión Británica de Fascistas en los años 30. Tras varios años en prisión volvió a la política y consiguió reunir a un grupo de partidarios dispuestos a deshacerse de inmigrantes negros bajo el eslogan “Mantén Britania Blanca” (“Keep Britain White”). Estas intenciones también eran compartidas por la Liga de la Defensa Blanca (White Defence League), formada por Colin Jordan, un catedrático de Cambridge de ideología nazi. Ambos partidos políticos organizaban mítines regulares en el barrio de Notting Hill donde intentaban reclutan adeptos para llevar a cabo una limpieza racial. Las campañas mediáticas contra la inmigración con titulares como “Negro Consigue Chica Blanca” (“Black Gets White Girl”) o “Los Reyes del Tráfico de Drogas” (“Kings of the Drug Trade”) ayudaron a alimentar la segregación racial en el barrio.

A todo ello también se sumaba la actitud racista de algunos landlords, propietarios de los locales y viviendas del lugar, que se aprovechaban de la situación de los inmigrantes, los echaban de sus propiedades a su antojo o se negaban a serviles en sus locales. Paulatinamente la discriminación, los insultos y agresiones a los inmigrantes fueron tomando fuerza. Una semana antes de que se produjera uno de los peores estallidos xenófobos en Reino Unido, nueve jóvenes blancos se dispusieron a llevar a cabo lo que ellos llamaban “una expedición a la caza del negro”, armados con barras de hierro, palos, pistolas de aire y cuchillos. Al término de la expedición cinco hombres negros estaban heridos de gravedad. Esto tan solo fue el preludio de los violentos acontecimientos que sucedieron días después.

Estallido de violencia racial. Agosto 1958

Existen diferentes versiones sobre cómo comenzaron los disturbios. Muchos coinciden en que todo empezó el 29 de agosto a partir de una disputa entre una pareja. El marido de origen jamaicano discutía con su mujer sueca en la boca del metro. Entonces un grupo de gente blanca intervino en defensa de la mujer, produciéndose un enfrentamiento entre ellos y los algunos amigos del marido. Esa misma noche el marido fue asaltado verbal y físicamente por un grupo de jóvenes blancos que le reconocieron por la calle. Aquel acontecimiento encendió la mecha de una tremenda e inolvidable explosión. A medianoche, una turba de entre 300 y 400 jóvenes blancos, muchos de ellos Teddy Boys, armados con palos, cuchillos y machetes atacaron las casas de los inmigrantes de Notting Hill lanzando bombas de petróleo y botellas, al grito de: “¡Abajo con los negros!” (“Down with the niggers!”), “¡Iros a vuestra casa, negros bastardos!” (“Go home you back bastrad!”).

Los disturbios, ataques y enfrentamientos se prolongaron intermitentemente durante una semana. Notting Hill se convirtió en un campo de batalla, dejando tras de sí graves destrozos, decenas de heridos y ningún muerto. Los días 4 y 5 de septiembre la policía irrumpió en el barrio desplegando una operación que termino con 140 detenidos, casi todo jóvenes blancos armados, 108 de los cuales fueron procesados por posesión de armas y violencia. Nueve de los jóvenes blancos inculpados fueron sentenciados a cinco años de prisión y una sanción de 500 libras, una importante suma de dinero para la época.

Claudia jones, la madre del carnaval: por la unidad cultural

Tras los violentos acontecimientos, varias organizaciones como la Asociación Progresista de la Gente de Color (Coloured People's Progressive Association) o la Sociedad por la Acción del Cambio Racial (Racial Action Adjustment Society) surgieron en defensa de la minorías raciales. La reacción legislativa se hizo esperar, pero finalmente se tomaron medidas en contra del racismo a través de diferentes leyes (1965, 68, 72, 2000) que pretendían asegurar la no discriminación racial tanto fuera como dentro del entorno laboral.

Pero la más reconocida y exitosa iniciativa fue la desarrollada por Claudia Jones, más conocida como “La Madre del Carnaval”. Esta periodista y activista política originaria de la isla caribeña de Trinidad decidió organizar un encuentro en respuesta a lo acontecido en agosto del 58. El evento tuvo lugar en enero de 1959 dentro del Ayuntamiento de Saint Pancras. Se trató de un pequeño festival que imitaba los carnavales que se comenzaron a celebrar en la isla caribeña de Trinidad tras la abolición de la esclavitud en 1833, en los que se parodiaba las tradiciones y vestimenta europeas. Aquella primera reunión fue todo un éxito y el carnaval continuo celebrándose en distintas partes de Londres con el objetivo de promover la unidad entre las diferentes culturas y razas.

No fue, sin embargo, hasta 1964 cuando el Carnaval llegó al barrio de Notting Hill. Aquella fue la primera vez que sus habitantes escucharon música caribeña en sus calles, generando un acercamiento entre las culturas al compás de las comparsas. Para aquel entonces Claudia Jones ya había fallecido y no pudo ser testigo del éxito de su iniciativa, que se siguió celebrando año tras año. En 1974 el Carnaval ya se había desarrollado y contaba con cerca de 150.000 asistentes. En la actualidad llega al millón.

Aunque continúa existiendo reticencia hacia el carnaval en ciertos sectores conservadores, el festival ha conseguido su propósito inicial: promover la unidad cultural de la zona, e incluso más allá convertirse en un ejemplo de integración multicultural. Esto no quiere decir que la discriminación, la violencia y el racismo se hayan extinguido, como muestran sucesos tales como los disturbios de 1976 en el carnaval, donde 100 policías fueron heridos; o la tremenda revuelta racista en Brixton del 81, o la muerte de un joven negro a manos de la policía en 2011, o la política xenófoba del Partido Nacional Británico (BNP), que defiende la prohibición de la inmigración. Sin embargo, eventos como este son prueba de que ha habido una evolución en el camino, de que el entendimiento y la convivencia entre diferentes razas y culturas son posibles -aunque sea un gran reto- , de que somos capaces de apreciar y celebrar la diversidad en este carnaval de la vida.

Referencias

www.murderinnottinghill.com/white-riot
www.20thcenturylondon.org.uk/notting-hill-riots
www.migrationwatchuk.com
en.wikipedia.org/1958NottingHillraceriots
es.wikipedia.org/Notting_Hill
mardelossargazos.wordpress.com/el-origen-del-carnaval-de-notting-hill
www.nationalarchives.gov.uk