Hoy en día está más que aceptado socialmente el hecho de que tener un grupo de música no te depara precisamente un camino de rosas al son de las trompetas. Tanto la gente que pertenece al mundillo como la que no saben perfectamente que, con perdón, se “come mucha mierda”. Pues bien, mi intención con este artículo es desgranarla toda y sacar a relucir la vida entre bambalinas. A quienes leáis esto y estéis o hayáis estado en una banda, no os estaré contando nada nuevo, pero quizá os valga de un modo terapéutico para reíros un poco. Por el contrario, a quien le suene todo esto a nuevo quizá le valga revalorizar su opinión sobre la música en directo, quién sabe.
Como me quiero centrar en el aspecto de tener un grupo, me saltaré la etapa de formación inicial en la que el músico alcanza la soltura mínima con el instrumento como para tocar con más gente. Como me gusta plantear casos hipotéticos, voy a comenzar la historia a partir de dos amigos que deciden formar su primera banda; ya desde ese momento las cuestiones que van a tener que solventar no serán pocas, empezando por los…
Miembros del grupo
En cierta ocasión oí decir a alguien que tener una banda era más complicado que tener pareja. Y, desde cierto punto de vista, no le faltaría razón. Cierto es que con los miembros de la banda no compartes tantos aspectos de tu vida como con tu pareja, pero no se puede decir que sean pocos. Pasas infinidad de horas con ellos en el local de ensayo intentando sacar un proyecto adelante en el que la creatividad de todos a veces confluye y otras veces choca frontalmente; verdad que compartes alegrías, pero también compartes frustraciones, horas de coche y, en ocasiones, hasta cama.
A esto hay que añadirle el hecho de que la personalidad de los músicos –y de los artistas en general- suele ser peculiar. No tienen que ser precisamente personalidades fuertes para querer subirse a un escenario, pues en muchas ocasiones es el instrumento el que les ayuda a reafirmarse y se amparan en él para sentirse seguros tocando delante de la mayor de las audiencias. Se podría decir que son personalidades fuertes, cada una en su estilo. Muchas veces se generaliza diciendo que los bajistas son de tal modo o los cantantes de este otro, cosa que no suele ser cierta –personalmente siempre me ha hecho gracia el chiste que dice que sabes que un escenario está recto porque el batería babea por ambos lados de la boca-. Sin embargo, sí es cierto que se pueden apreciar pequeños rasgos en la personalidad muy parecidos entre músicos de un mismo instrumento. Creo que eso se debe en gran parte a la infinidad de horas que pasa cada uno solo con su instrumento, además de que cada instrumento tiene una forma de pensamiento adherida; eso le deja huella a cualquiera.
Llegados a este punto, los dos amigos se han dado cuenta de que encontrar a gente que quiera comprometerse con una banda, que coincidan musicalmente hablando y que no tengan una personalidad tan loca como para que la convivencia sea posible no era tan sencillo como esperaban. A pesar de ello y con ahínco han conseguido formar un cuarteto de versiones de jotas en black metal. Es arriesgado, pero es exactamente lo que quieren hacer. Toca comenzar los ensayos, lo que nos lleva directamente a…
Local y equipo
La razón de que haya querido poner el local de ensayo y el equipo en el mismo apartado es porque el segundo condiciona el primero en gran medida. En el caso de los cuatro amigos, se lo han pasado muy bien tomando cervezas y buscando nombres para la banda, pero ha llegado el momento de buscar un local y ponerse a ensayar. En este instante se dan cuenta de que el equipo de que disponen no les es suficiente para poder siquiera ensayar, con lo que les toca buscar un local equipado por horas. Entran en el maravilloso mundo de las reservas, los equipos de batalla y la amalgama de precios, por no decir que la búsqueda de la mejor oferta les llevará a conocer zonas de su ciudad que ni siquiera sabían que existían.
Después está el equipo, o dicho en otras palabras, el camino que nunca se acaba. Pocos son los casos como el de Charlie Watts, que ha utilizando la misma Gretsch de los ’50 durante prácticamente toda su carrera. A diferencia de él, la gran mayoría de músicos acaban adquiriendo nuevos y mejores instrumentos a lo largo de su carrera, por no hablar de que el coleccionismo a algunos se les va de las manos.
Ya en el local de ensayo es donde interaccionan todas esas personalidades, lo que consigue que en muchos casos se construyan cosas geniales mientras que en otros pueden generar todo tipo de conflictos. Si uno tiene un mal día puede desde afectar al ánimo general del resto del grupo hasta provocar una bronca bien hermosa. Al final acabas aprendiendo que a veces el “mandarse a la mierda” los unos a los otros de una forma sana y constructiva logra limar todo tipo de asperezas. En todo caso, cada grupo es un mundo aparte.
Desde mi punto de vista, creo que hay una regla no escrita en esto de los ensayos y es que lo que sucede en el local de ensayo, ahí queda. Dejando aparte las anécdotas y curiosidades graciosas, no me parece correcto hacer públicas ciertas cosas, como lo que ha ocurrido recientemente con las declaraciones de Eddie Van Halen en las que menospreciaba al bajista Michael Anthony. Me pareció un detalle feo, pero bueno tan solo mi opinión.
Volviendo a nuestros amigos de las “black metal jotas”, llevan ya un tiempo ensayando y han conseguido empezar a sonar como una banda; de igual manera han ido adquiriendo mejor equipo, por lo que ahora comparten un local mensual con la mejor relación calidad/precio que pudieron encontrar, situado en un polígono industrial más allá del Monte del Destino. Ya se sienten preparados para enfrentarse a los…
Conciertos
Dado el arriesgado estilo musical que han elegido nuestros cuatro amigos, verán que la cantidad de salas en las que programar un directo será sensiblemente inferior. En este momento de la historia, estos vanguardistas del metal se toparán con un nuevo y revolucionario concepto conocido vulgarmente como “condiciones” de la sala. Dentro de este fantástico mundo probarán tanto las mieles del Olimpo como las llamas del Hades así como todas las posibilidades entre medias. Verán desafiarse las leyes de la física al comprobar que sí era posible que cupiesen en ese escenario. Sentirán todo el “glamour” de ser músico a la hora de recoger todo el equipo de madrugada tras un concierto en el que tan solo han conseguido cubrir los gastos. Por no decir que siempre puede romperse o perder equipo en el trasporte.
Nada de ello importa, pues al fin y al cabo son cosas que forman parte de un trabajo al que se le pone mucha ilusión y ganas -aunque haya días que te coma la moral-.
Tras unos cuantos conciertos y habiéndose curtido algo más como banda, los cuatro metaleros han decidido que el siguiente paso lógico para ellos es grabar un…
Disco
Es en este momento en el que la banda saca provecho de su experiencia buscando las mejores ofertas de locales de ensayo y consiguen encontrar un estudio de grabación con una buena relación calidad/precio. Aquí es cuando su estabilidad como grupo se pone a prueba; y es que al igual que en los ensayos, las sesiones de grabación pueden ser llevaderas o pueden ser una tortura. Además de eso, será en el estudio en donde verán con lupa los que toca cada uno, con todos sus aciertos y sus errores.
Tras la grabación, la producción del disco físico, el merchandising, etc… nuestros cuatro colegas han conseguido dejarse una buena pasta. Toca defender el disco en directo hasta que se saque el siguiente y así sucesivamente. Hay grupos que continúan y otros que no; y no es por falta de ganas. En muchas ocasiones la gente se ha visto obligada a dejarlo debido a diversas situaciones de la vida.
Quiero terminar diciendo que sin embargo y pese a todo, muchas bandas continúan. Hay bandas locales que tienen un sonido que ya quisieran para sí muchos grupos profesionales, que quizá no quieran convertirse en estrellas sino simplemente dar buenos conciertos y grabar sus temas, aunque a veces se ponga todo cuesta arriba. Un poco de apoyo les dará energías para seguir afrontando los retos y seguir regalándonos nueva música.
Otro día quizá cuente todos los aspectos positivos, más importantes que los negativos, y es gracias a ellos que muchos continúan en esto, pero hoy me apetecía romper una punta de lanza por los grupos locales.
Como colofón para los que hayáis llegado al final, deciros que finalmente el grupo de “black metal jotas” triunfó mundialmente y ganaron catorce discos de platino. Espero que hayáis disfrutado del paseo. Nos vemos en los conciertos.