Art Since Pop (Walker, John A., Thames and Hudson, 1975) es un pequeño libro-catálogo de arte que por azares del destino, adquirí hace dos décadas en España, un país que para un profano del Arte Moderno bien podía considerarse desplazado de las capitales internacionales del Pop Art. ¿O quizá no tanto, entonces y ahora? ¿Cuál es la huella pictórica, artística y en los usos sociales que ejerció (y si todavía lo hace en la actualidad) el considerado por la crítica gran movimiento artístico de la Modernidad, hacia 1960-1990? ¿Fue España un centro aislado de ese fermento pop que revolucionó las costumbres de nuestros padres, y ahora aún imanta a buena parte de sus hijos, nietos, bisnietos…, tras cerca de cinco decenios desde su eclosión?

Lo cierto es que podríamos intentar una aproximación actualizada de aquél título. Y, obligadamente, el Pop, arte y movimiento sociocultural, cuando no, político, continuará poblando los textos de una retrospectiva de urgencia; dentro y más allá de la Península Ibérica y de su archipiélago de la costa africana.

Desde hace años, cuando aún vivía y con posterioridad, Andy Warhol ha paseado su brillante, por impactante, colección modernísima por las grandes salas de arte de la capital de España. A este respecto, cabe asignar a la obra warholeana los paradigmas que Baudrillard establece sobre los objetos de la sociedad de consumo, los cuales no refieren una realidad, sino el simulacro de lo real.

Me ha esclarecido la sistematización de la cultura y de la moda de este pensador y de otros, como Omar Calabrese, Umberto Eco, Yuri M. Lotman, y Jorge L. Lozano, a la hora de categorizar el simbolismo e iconicidad de Warhol:

“(…) la característica definitoria del Pop Art consiste en representar objetos o personajes emblemáticos de la cultura popular que devienen iconos sociales –básicamente, a través de la publicidad y el efecto multiplicador del medio televisivo. Warhol los incorpora, en tanto que signos culturales, dentro de su propia obra artística convertidos en emblemas (algo que es representación simbólica de otra cosa, como el billete de dólar, que a su vez es portador simbólico)” [Barroso, Alejandro (2012): Andy Warhol y el Arte: semiosis de la fugacidad -en http://eprints.ucm.es/23785/.]

Al igual que los objetos cotidianos, las creaciones de Warhol y de sus partenaires de su misma corriente remiten a la sociedad de la producción y el consumo seriados. Baudrillard ve (El sistema de los objetos, 1968) que al consumidor –espectador de Arte- no se le ofrece un objeto que porta una función empírica, sino que la relación se establece con significados y valores colectivos: prestigio, opulencia económica, seguir la moda, identificación con un singular grupo social o que los objetos estén seriados, integran una colección prestigiosa.

La obra de Warhol es seriada y remite a una colección inacabada, por la connotación del elemento ausente que recategoriza el conjunto. Colección que pudo reunirse en gran medida en España en 1983. Andy Warhol: A Factory es una retrospectiva con buena recepción aunque escasas ventas, que incluía algunas de sus más icónicas y preciadas serigrafías: los famosos revólveres, los retratos pop de Marilyn y de otras de sus celebrities, cuchillos y cruces, que acogió la galería de Fernando Fijadne.

Retratos y autorretratos

Su serie de retratos han suscitado un cierto tópico: que los realizaba por encargo. Lo cual puede ser en principio refutado, al menos en términos amplios, pues es sabido que la serigrafía admite la multiplicación, y el número de la serie es potestad si lo desea, del artista. Resultaría improbable que del presidente de China, Máo Zédōng (Mao Tse -Tung, 1893 – 1976), recibiera el encargo de un retrato del sistema capitalista para aparecer con los labios maquillados en una pose poco ortodoxa para los vientos de la Revolución Cultural. Los retratos del gran timonel chino se multiplicarían en la madurez creativa de Warhol.

Cabe dudar de otros supuestos encargos, como el de Isabel de Inglaterra o el del músico de The Rolling Stones Mick Jagger, puesto que ese retrato pertenece a un coleccionista argentino. Como en el caso de Marilyn y de Mao, Warhol empleará como leit motiv los líderes del Pop para llegar a la reproductibilidad incansable, en papeles de empapelar o en murales seriados con su técnica multicolor.

Todos los personajes de los mass media eran asimismo objeto de arte para Warhol desde las mismas imágenes del periódico. A las que debe, entre otras, su serie de catástrofes y diversas imágenes de Marilyn Monroe, que reprocesaría mediante su propia técnica serigráfica. Con la que añadía colores combinados con alguna distorsión elemental. Labor que realizaba con un equipo de ayudantes, entre los que destacaba el genio de Gerard Malanga.

De esta serie de retratos de los años setenta y de sus otras composiciones coetáneas, el afamado crítico Michal Lando, señaló que «Warhol ha capturado algo esencial sobre el zeitgeist de la cultura americana de los años setenta». [Lando, Michal (8 de abril de 2008). «Reexamining Warhol's Jews». The Jerusalem Post.]

Y es que Warhol podía mirarse y recrearse en sus retratos hasta llegar a un insospechado autorretrato al modo Marilyn Monroe, captado en vídeo. Gracias al cual, Andy Warhol se adapta a la perfección, por no decir que inaugura, el concepto postmoderno de “artista total”, surgido de Nietzsche (en relación a Wagner): creador, objeto de retrato y simulacro de una artista que es referenciada como símbolo cultural.

La segunda retrospectiva española de entidad del artista neoyorquino (homónima de la de 1983), Andy Warhol: A Factory (19 de octubre, 1999 – 16 de enero, 2000), la compusieron seiscientas piezas. Es considerada ampliamente la muestra de Warhol más completa, al menos entre las que se han expuesto en España.

El escenario que la acogía, el Museo Guggenheim de Bilbao, resultó muy adecuado para exhibir una obra tan poliédrica y mediatizada. En la misma se ve la evolución de Warhol desde sus años de aprendizaje en el dibujo gráfico para la publicidad, hasta reflejar mediante serigrafía estampas de la vida cotidiana.

Desde el producto para el consumidor a la estrella de cine o música: “(…) reprodujo la imagen de sus ídolos cinematográficos, entre ellos Elizabeth Taylor y Elvis Presley. Estos retratos, que son obras visualmente atractivas, constituyen el epítome del estrellato. Al igual que hizo con todas sus serigrafías, Warhol produjo múltiples versiones de estos retratos, emulando el poder que tienen los medios de comunicación para generar fama mediante la proliferación de imágenes” (Vivien Greene - Comisaria adjunta de la muestra. Museo Guggenheim Bilbao).

El arte de la fama

Las respectivas particularidades vitales de Marilyn y Warhol comparten significativos hitos biográficos: niños mimados hasta el abandono; estrellas de gran poder en el imaginario colectivo de los años 70 y 80 del siglo XX; venidos a menos en su etapa de esplendor. La actriz, merced a las servidumbres del celuloide y a la fama irradiada por el star system; el artista plástico, al ser víctima de un atentado de manos de una seguidora que había participado en una de sus películas. De la meca de artistas y miembros de la vanguardia neoyorquina se forjó el círculo de The Factory. La fama, perseguida por ambos, les cercaría en decisivas ocasiones de sus jóvenes vidas.

El espíritu inquieto de Warhol le llevó a rodar, entre 1963 y 1967, desde su "Silver Factory" junto a sus colaboradores, más de 500 películas. Carentes de estructura y guión, suponen muchas veces la contemplación de un edificio durante horas, y happenings de carácter vanguardista. Entre sus fetiches, la modelo Edie Sedgwick o el poeta Taylor Mead, quienes llegaron a ser incluidas en el estatus de estrellas del celuloide.

Igualmente fruto de la colaboración fructificada en The Factory fue su respaldo, en 1966, como manager del grupo musical Velvet Underground, al que dibujó una de sus emblemáticas portadas. También realizó una cover para el álbum The Rolling Stones Sticky Fingers, una grabación de abril de 1971 (en Rolling Stones Records - distribuída por Atlantic Records).

Con Warhol y demás grandes artistas del Pop, la Cultura, en general, pero el Arte, en particular, sale de los museos y de los salones del stablishment para impregnar, desde la calle al gran público mediante la publicidad. En esta trabajó originariamente Andy Warhol como dibujante, en la década de los cincuenta.

La tercera exposición española a recordar del pintor, fotógrafo y cineasta, agitador del New York formalista y hervidero de talentos, es De la Factory al Mundo: Fotografía y la comunidad de Warhol (6 de junio – 22 de julio de 2012). Desde el explicativo título, la muestra nos invita al estudio polisémico, poliédrico del artista, a quien siempre se asociará a las imágenes de sopas Campbells. Recuerdo haberla visitado de la mano de otro fotógrafo y amigo, Bernardo Pérez.

Recordé entonces al poeta y músico Antonio Vega (fallecido en 2009), cantautor español desde los años 80, quien fundó, junto a su primo Nacho García Vega, el posiblemente más icónico emblema musical de la Movida madrileña, el grupo Nacha Pop. De muerte prematura, cuando apenas contaba 51 años, Antonio Vega es artista musical y plástico y reúne todos los clásicos atributos de un artista pop. Así, por señalar una nota compartible con Warhol, en la cumbre de su fama fueron middleage men desclasados y melancólicos; no en vano, su merecida fama no apagó en las trayectorias de ambos artistas el resplandor creativo de sus primeras juventudes ni de su madurez creativa; casi de incógnito, situados en la vanguardia de los movimientos Pop en español y Pop Art estadounidense, con las consiguientes influencias en cada caso.

Ese día, en la exposición De la Factory al Mundo apreciamos la íntima conexión de pintura y música, arte pictórico y happening ritual, dentro de la idea del Pop Art de la obra de arte como proceso. La huella artística es fotográfica, pero de una clase de imágenes de factura libérrima, que retratan, a fin de cuentas, el taller y los modos de producción de Warhol desde The Factory.

El folleto de la muestra incide en lo leído en otras presentaciones de su obra, a modo del deja vu suscitado intencionadamente desde su obra por Warhol: “La exposición examina el papel decisivo de la fotografía en la documentación y en la realización de la extravagante cultura bohemia de la Factory. Está compuesta por el trabajo fotográfico de autores ligados al estudio –profesionales, amateurs y voyeurs pasajeros- que reflejan una amplia variedad de técnicas y géneros”. Son más de cien fotografías reveladoras del espíritu del Pop Art emergente. Una gran parte fueron realizadas por Andy Warhol, quien en sus últimos años trabajó en diversas iniciativas editoriales, desde la revista Interview a la divulgación, en libros y revistas, del corazón del proceso creativo de The Factory. Un factor más de su labor multidisciplinar y convergente, apoyada en su capacidad para aglutinar talento y los focos de los media a los que parodiaba.

Pop Art en dos miradas

Más recientemente, el pasado año, han sido dos las exposiciones dedicadas al movimiento artístico. En una, Mitos del Pop (del 10 de junio al 14 de septiembre de 2014), el Museo Thyssen-Bornemisza revisita esta corriente artística desde una perspectiva actual. Se trata, con una selección de más de cien obras, de la primera exposición del movimiento Pop en Madrid desde la muestra Arte Pop del Museo Reina Sofía de 1992. Se trata de míticas imágenes sobre los ídolos del Arte Pop, de artistas tan significativos como Warhol, Rauschenberg, Wesselmann, Lichtenstein, Hockney, Hamilton o Equipo Crónica, entre una amplia nómina.

La segunda exposición de 2014, tuvo como marco el Museo de Arte Reina Sofía. Richard Hamilton (Londres, 1922 - 2011) se pudo ver entre el 27 de junio y el 13 de octubre, en un exhaustivo recorrido retrospectivo por la obra de una figura clave del Pop Art y un influyente artista británico. La muestra recoge su polifacético discurso iconográfico sobre la sociedad de consumo y el imaginario mediático contemporáneo. Y que exploraba y desbordaba los límites entre lo popular y lo culto, lo natural y lo artificial, lo figurativo y lo abstracto.

Cuando seguramente le inquirieron ¿qué es para Warhol la fama?, su respuesta no dejó ninguna duda sobre la veracidad de su sentencia: “En el futuro, todo el mundo disfrutará de 15 minutos de fama”. Por tanto, es una contingencia de escasa duración y, por ello, de honda intensidad. Andy Warhol hablaba como pintaba, y viceversa. Sus retratos fundan un espacio de significación aparte con aquello que encuentra adentro (del mundo capitalista o de consumo): latas de refrescos, de sopas, envases de detergentes, y demás sucedáneos de la alimentación seriada. A él, toda ella le sabía igual. Su arte, las creaciones del Pop Art, debían aparecer asimilables entre sí, no desviar su objeto de atención: el hombre corriente y sus sufrimientos y deseos mundanos, hasta llegar a la imagen de la televisión como un eco de lo efímero.

El Arte Pop en España

Sin ser un movimiento unitario, el movimiento artístico español absorbió el predicamento, fundamentalmente anglosajón, del Arte Pop. ¿Cuáles son nuestros artistas pop en el Arte? Dados los años represivos de la era predemocrática es España, los artistas pop acentuaban los motivos más subversivos: temática erótica y tono político de denuncia.

Algunos de los principales artistas son Eduardo Arroyo, Canogar, Juana francés, Genovés, Darío Villalba y Ángel Orcajo, a quien fascina las nuevas autopistas españolas y lo refleja en su serie de Autopistas. Destaca el Equipo Crónica, formado en Valencia en 1963 por Rafael Solbes, Manolo Valdés y Juan Antonio Toledo.

Las primeras obras de Equipo Crónica revelan una notable influencia del Pop estadounidense, en la elección de los motivos propios de los medios de comunicación y la utilización de tintas planas.

Una de las imágenes más parodiada por el Arte Pop español fue la del ratón Mickey, seriada en una larga serie de viñetas: ¡América, América! Otros signos reproducidos son nacionales: el periódico Marca o los cigarrillos Ideales.

En la serie La recuperación, Crónica efectúa una traslación intersemiótica, con figuras de la pintura española del Siglo de Oro situados en un medio cotidiano actual, como el de una olla express o el entorno de la informática.

Otro artista inspirado en el Pop, referente entre los medios divulgativos del Pop Español es José Morera Ortiz (Valencia, 1954), aka El Hortelano. Las Culturas Pop en la década de los 80 fue el Congreso celebrado en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos (del 4 al 6 de octubre de 2010), en el que se realizó una aproximación multidisciplinar a las transformaciones musicales, sociales y artísticas que tuvieron lugar en la década de los años 80 en España.

Cuando el movimiento conocido por la Movida vivía su edad de oro, grupos musicales como el citado de Antonio Vega, Gabinete Caligari, Tequila, Miguel Ríos o Radio Futura; cineastas como Pedro Almodóvar, junto a su círculo de actores y animadores culturales; o Fernando Colomo, el propio Berlanga, y los dibujantes mencionados y otros más que nacen de los fanzines; los fotógrafos de la nueva estética, Alberto García Alix, Bernardo Pérez u Ouka leele, trazaron los mimbres de un arte reformulado.

Contrapunto del arte comercial o, él mismo, arte consumible, las diferencias entre cultura alta y cultura de las clases bajas ha dejado de delimitar su acepción. Y se ha resemantizado el concepto de arte, en su conjunto, a la sombra del Arte Pop como movimiento aglutinante. De doble sentido: popular y culto, destinado a erigirse como eclosión formal de lo contracorriente, la contracultura. Since Pop, there is much Pop Art.

Fuentes y bibliografía:

http://www.arteespana.com/artepop.htm http://revistaleer.com/2014/06/warhol-sobre-warhol/ http://www.guggenheim-bilbao.es/exposiciones/andy-warhol-a-factory/ Andy Warhol Foundation: http://www.warholfoundation.org/legacy/biography.html http://www.museothyssen.org/thyssen/exposiciones_historico

Barroso Ayats, Alejandro (2011): Warhol y el Arte: Semisosis de la fugacidad. Editado por E-Prints: http://eprints.ucm.es/23785/

Baudrillard, Jean (1968): Le système des objets, Éditions Gallimard, París. Decimoctava edición en español, 2004, El sistema de los objetos, Siglo Veintiuno Editores, S.A. Primera edición en español, 1969.

Baudrillard, J. (2004): (art.) ”Por qué la ilusión no se opone a la realidad”, en CIC (Cuadernos de Información y Comunicación), 2004, número 9 (pp. 193–202).

Benjamin, W. (1936): L‘oeuvre d‘art à l‘époque de sa reproduction mécanisée‖. Retraducido del alemán al francés como L‘oeuvre d‘art à l‘ère de sa reproductivité technique‖, en Walter Benjamin, L’homme, le langage et la culture. Essais, París, Denoel/Gonthier, 1971, pp. 137-81). Edición en español, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica‖, en Walter Benjamin, Discursos Interrumpidos I, Taurus, Buenos Aires/Madrid, 1989.

Calabrese, Omar (1987): L’età neobarocca, Laterza & Figli Spa., Roma-Bari. Edición en español, La era neobarroca, Ediciones Cátedra, S.A., Madrid, 1989.

Danto, Arthur C. (1981): Andy Warhol / Arthur C. Danto. Edición en español, Paidós, Barcelona, (2011a).

Lando, Michal (8 abril de 2008). (art.) «Reexamining Warhol's Jews». The Jerusalem Post.