Hay dos tipos de profundidades: la emocional y la intelectual. Esta última produce mayor estupor, puesto que procede de la experiencia y de la educación de cada persona. Además, no proviene de una norma tácita de carácter objetivo, sino que proviene del propio sujeto. Mientras que lo emocional se relaciona más con el factor psicológico y moral, el comportamiento intelectual de cada individuo, y no mecánico, se emite en el sistema político actual en forma de voto, enmarcado en lo más íntimo, secreto y personal de cada ente individual, incluso se desarrolla en base a las creencias personales y experiencias vitales. Ante esta tesitura, no tengo la intención de imponer nada a nadie, puesto que hablo desde mis creencias y mis pareceres.

Desde mi criterio, me pregunto varias cuestiones ante el ambiente político español, tales como, ¿por qué Podemos es bolivariano e Izquierda Unida, con un programa supuestamente idéntico, no ha recibido nunca esa acusación? ¿Cómo es que el PP de Rajoy defiende las vallas de Melilla y el PSOE de Zapatero reforzó la cooperación internacional con la construcción de hospitales o escuelas en África? ¿No es la Europa colonizadora responsable, en parte, de la situación africana? En fin, que la población con otra pigmentación se fastidie y que España importe el supuesto modelo bolivariano. ¿Y si Podemos fuera algo más que una amenaza? ¿Y si mostrara una actitud política con un papel más amenazante que victorioso? ¿Y si estuviese aplicando una estrategia política similar a la de Obama, pero sin el recorrido, la presencia y el apoyo de los poderes facticos que tenía el político norteamericano? ¿Qué es populismo? ¿Prometer propuestas impracticables ante la realidad que nos acecha? ¿Canalizar a un grupo o a unas clases excluidas? ¿Un intento proteccionista de defenderse del avance del libre mercado? ¿Es la actitud de Podemos adoctrinadora? ¿Modificaría Podemos la elección de los tribunales superiores de justicia? ¿Democratizaría la elección y la incursión en las listas para las elecciones? ¿Cambiaría la ley electoral? ¿Es el tirón mediático de Pablo Iglesias el aliciente de su fecundación y desarrollo? ¿Está intentando ser manipulada la población española por la prensa nacional e internacional, catalogando a Podemos como izquierda radical? ¿Son Vicenç Navarro y Juan Torres de extrema izquierda? ¿Son estos catedráticos, creadores del último borrador económico para las próximas elecciones de Podemos, que han manifestado su independencia y profesionalidad a lo largo de sus excepcionales carreras, claramente pro Chávez? Es, son, y si... estas son mis preguntas y este es mi análisis sobre Pablo Iglesias y Podemos.

En sintonía con el sistema representativo, Podemos ha desarrollado un discurso atribuyendo la gran y exclusiva responsabilidad a los líderes políticos, que gozan de indultos, impunidad e indulgencia. La sociedad española está agotada de vivir en un entorno de crisis económica, corrupción y falta de credibilidad. Incluso gran parte de los jóvenes españoles sienten vergüenza cuando traspasan la frontera. Somos oficialmente “los pobrecitos”. Este nuevo grupo político asombró en las europeas y conectó con el sentir de los ciudadanos. Ellos, siendo su cabeza visible Pablo Iglesias, exponen decenas de discursos de carácter mediático, que acechan al enemigo.

Sus compromisos electorales se sitúan con respecto a la corrupción y a la crisis económica, seguido del paro, las políticas sociales, la impunidad y Cataluña, que representan las principales preocupaciones de los ciudadanos españoles, además del problema de la exclusión y la inmigración ilegal.

Sus principales argumentos a tener en cuenta son el mensaje de cambio, fuera del continuismo habitual, y que cala más que el mensaje de la experiencia, de la inversión y el temple de los políticos convencionales. Ahora se observa la incompetencia de acción, omisión y verbal de los responsables políticos tradicionales.

Asimismo, la sociedad española persigue el castigo de los culpables por estafar y quiere que se aumenten los tributos a los contribuyentes más pudientes, ya que la clase media con un salario que oscila entre los 2.000 y 4.000 euros es la que sustenta la estabilidad del país. Por no hablar del desfase e incremento del déficit español en los últimos años.

La pérdida de credibilidad política y moral en el ámbito interno, se enmarca en un contexto de desequilibrio, de desigualdades sociales, de subida de impuestos al consumo, de reformas impopulares, reducción de becas, subida de la electricidad, de crisis económica, de desempleo, de desahucios, de proliferación de los conflictos entre las Administraciones del Estado, de estafas o de hambre.

En este sentido, la retórica del cambio y la esperanza, está en simbiosis con la juventud, la agresividad, la contundencia y el carisma que inspira la figura de Pablo Iglesias, un personaje preparado, pero que sin embargo genera desconfianza por las implicaciones de su pasado y las incertezas de su futuro.

La “casta política” y la desafección por las cúpulas de los partidos es determinante y el eje central de su campaña. Su impasividad ante la corrupción es transversal a su discurso. Su uso de la transparencia la esencia de su praxis.

La estrategia de descalificar y omitir en los medios a la figura de Podemos, Pablo Iglesias, por parte de los partidos tradicionales, ha generado el efecto Streisand esperado. Mientras tanto, Pablo Iglesias está siendo capaz de crear un partido y una activa red de futuros votantes jóvenes, independientes, desempleados, profesionales y hastiados, que conectan con la idea de renovación, cambio de modelo y esperanza. Tres bazas de una dinámica que tiene pocas fisuras y errores para alcanzar el gobierno. Los medios procuran crear escepticismo, desconfianza e inducir miedo ante este grupo, haciendo creer que lo desconocido y no comprobable es temeroso, o bien, más de lo mismo: politización, institucionalización vertical, mentira, corrupción y más "sinvergüencionismo".

Por otra parte, el insulto y la arrogancia, en un principio, de algunos integrantes del PP podría dificultar al partido conservador el camino hacia la victoria electoral en las generales. Además, su interpretación sobre las conexiones de Podemos con ETA y la falta de cálculo al arremeter contra ellos, apoyando vídeos manipulados con cortes intencionados, dejan al descubierto algunas de las limitaciones del partido del gobierno. Esto no quiere decir por mi parte que se infravalore el importante capital político que supone el Partido Popular. No obstante, es evidente su fin de perseguir la caída de Pablo Iglesias lo antes posible, conectándolo con Venezuela o con ETA.

Pablo Iglesias, al igual que hizo Obama en sus primeras elecciones, se muestra de forma ecléctica, aprovechando el hartazgo y el sentir de la sociedad española, dónde encaja perfectamente. Además, intenta desvincular su partido de cualquier inclinación ideológica. Habla de ciudadanos y oligarquía, y no de derecha e izquierda. Saca provecho de sus discursos y de su financiación, gracias a las ventajas que ofrece la red como medio de comunicación privilegiado, donde los jóvenes se manifiestan, piensan, comparten y movilizan.

En conclusión, el candidato de Podemos tiene en sus manos una fórmula del éxito elaborada a base de idealismo, carisma, retórica, ilusión y actitud política, posicionándose como la promesa del cambio y el integrador de los expulsados y doloridos por el sistema. A pesar del maquillaje político sobre sus verdaderas creencias marxistas, desde mi percepción, Pablo Iglesias es un reformista, no un revolucionario. Un político que emplea la filosofía y el pensamiento como arma frente al discurso político convencional. Es idealista, enmarcado en las actuales políticas pragmáticas y a corto plazo. Sin asumir que sus objetivos se alcanzarían a largo plazo y no en un periodo quinquenal. Es un justiciero social, una persona abierta al cambio y un patriota anti-neoliberal. Podemos e Iglesias son la esperanza para que acabe en España el bipartidismo oficial e institucionalizado. Podemos, a efectos prácticos, comienza a ejercer presión sobre los partidos políticos que nacieron a raíz de la constitución de 1978 y en un posible futuro podrá ejercer control y llevar a cabo reformas que contemplen la realidad y el deseo de la ciudadanía española, con el fin de asegurar unas necesidades y una calidad democrática.