Escondida entre montañas y en pleno corazón de Galicia se encuentra Ourense o “Auriense”, como la llamaron los romanos cuando se asentaron en sus tierras. Fueron ellos los primeros en descubrir las riquezas de este rincón del noroeste de España en el que las pepitas de oro abundaban en las aguas de sus ríos, sus vinos se hacían llegar al César en Roma y sus manantiales de agua caliente terminaron por fijar un asentamiento en torno al que creció la ciudad.
A pesar de que los rios prácticamente agotaron su oro y en la actualidad es difícil encontrar alguna pepita en sus aguas, sí que se puede seguir disfrutando de magníficos paisajes con profundos cañones labrados por el río Sil y en cuyas laderas en forma de balconadas todavía se cultivan los famosos caldos. Aquellas uvas que en su día enamoraron a la capital del Imperio pertenecen hoy a la denominación de origen “Ribeira Sacra”, bien llamada así por la cantidad de monasterios que se encuentran en la zona.
Sin embargo, la joya de la corona son sus manantiales que nacen hasta a 70ºC y cuyas propiedades medicinales fueron descubiertas hace más de 2000 años. Ourense, que se sitúa como la segunda ciudad europea con mayores reservas de agua termal tras Budapest, infravaloró durante siglos el potencial de sus fuentes y no ha sido hasta esta última década cuando se ha empezado a trabajar para volver a situar a la provincia gallega en el lugar que le corresponde como capital termal. En el corazón de su casco viejo se encuentran los restos romanos en torno a los que se cree que nació la ciudad y donde se ubica el Centro de Interpretación Arqueológica que muestra algunos de sus hallazgos más preciados, como una piscina romana de uso religioso datada en el siglo I d.C.
La zona fue declarada Bien de Interés Cultural en 2007 y además de su museo, cuenta con un área termal al aire libre, jardines y la emblemática fuente de As Burgas, que es sin lugar a dudas la marca de Ourense. A pesar de ser el punto de referencia de la ciudad, es solo uno de los más de 100 afloramientos termales distribuidos especialmente en los márgenes de un río Miño que la divide en dos. Esto ha facilitado la creación de un paseo termal en el que se pueden disfrutar de hasta siete zonas de baño en poco más de cinco kilómetros de recorrido.
El paseo termal
Las aguas contienen propiedades mineromedicinales muy beneficiosas para tratar problemas de salud como las afecciones de músculos, huesos o vías respiratorias, enfermedades de la piel, alergias o estrés y manan a temperaturas tan elevadas que tienen que ser reguladas para el baño con las frías aguas del Miño.Beneficiarse de estos recursos naturales es además muy económico, ya que el turista puede disfrutar de la mayoría de termas de forma gratuita y acceder fácilmente en coche o a través de su paseo. Para ello, la opción favorita de los propios ourensanos es el tren turístico que por el mismo precio del autobús urbano, comunica el centro histórico con la ruta termal, recorriendo para deleite del visitante el puente romano de la ciudad.
Lejos de la típica imagen de balneario, en la rivera del Miño los turistas podrán encontrarse con un ambiente plagado de grupos de jóvenes, deportistas, personas paseando, tomando el sol, bañándose en las pozas, en el río o relajándose con un refresco en alguna de las cafeterías a lo largo del paseo. La primera zona termal es la de A Chavasqueira, donde se puede optar por la opción pública con aguas reguladas para el baño a 43ºC o por la privada. Unas termas de estilo japonés donde el agua mana a 63ºC pero está regulada a 41ºC y que ofrecen un baño interior de piedra, una sauna o diferentes servicios como circuitos termales, tratamientos y masajes de relajación.
Muy próxima se encuentra la fuente de O Tinteiro, cuya agua se puede beber y es muy famosa por sus beneficiosas propiedades para la piel. Las cuatro pozas del Muiño da Veiga, situadas al lado de un molino rehabilitado a los pies del Miño, son la siguiente parada. Sus aguas, que manan hasta a 72ºC y se acondicionan a diferentes temperaturas para el baño, sirven para tratar afecciones dermatológicas y del aparato locomotor. Después de el Muiño da Veiga está la Estación Termal de Outariz, de uso privado y donde por poco más de 5 euros se puede disfrutar de once termas exteriores, tres interiores y un gran Spa. También se puede elegir entre el circuito Zen de inspiración japonesa o el Celta, construido en piedra y de aguas más agitadas.
Muy cerca se encuentra la zona termal más grande de la ciudad, el conjunto público de Outariz y la Burga de Canedo, donde sus aguas surgen a más de 60ºC y al igual que las anteriores están recomendadas para tratar afecciones del aparato locomotor o dermatológicas. El paseo termina en la otra orilla del Miño, en la que se puede continuar la ruta por el Paseo de las Ninfas. Allí se ubica la fuente de Reza que mana a 31ºC y cuenta con propiedades similares a las de O Tinteiro.
Los romanos fueron los primeros en aprovecharse del gran potencial de la ciudad y a pesar de que agotaron el oro que le dio nombre, Ourense seguirá contando con el incalculable valor de sus manantiales. El gran tesoro por descubrir del turismo español.