Hace bastante tiempo que una no puede evitar preguntarse qué es lo que ha sucedido para que en la gran meca del cine se lleven a cabo proyectos que, de una forma u otra, resultan un atentado contra la creatividad y la imaginación. Muy de vez en cuando llega a las pantallas de cine un producto que logra destacar por encima de los otros en términos de argumento, construcción de personajes o uso del lenguaje cinematográfico, pero la triste realidad es, que la mayoría de las películas que llegan a las salas de cine presumen de una completa ausencia de originalidad, gracias a un uso masivo de estereotipos y al reciclaje de historias pasadas.
Remake y reboot, dos términos con los que tenemos que estar familiarizados si queremos entender la nueva moda que se ha extendido por todo Hollywood y que amenaza con quedarse durante muchos años porque, en el fondo de la cuestión, resulta muy gratificante económicamente hablando para los estudios que apuestan por llevar a cabo este tipo de producciones. El remake consiste en la revisión de una película ya existente mientras que el reboot suele atribuirse a un reinicio o nuevo planteamiento de una historia anterior, dos prácticas que siempre han estado en la mente de los directivos y creativos de los estudios pero que empezaron a ser llevadas a la práctica hace aproximadamente unos diez años.
Sin embargo, un fenómeno que pudo ser clasificado de puntual en sus orígenes, ha terminado por convertirse en algo casi omnipresente en los calendarios de estreno de las grandes productoras hollywoodienses. Por poner un ejemplo, en el año 2014, la mayoría de filmes que pudieron ser vistos en las carteleras de gran parte del mundo fueron remakes, secuelas y adaptaciones de novelas de gran éxito y para muestra un botón: ‘Robocop’, ‘Godzilla’, ‘Carrie’, ‘Ninja Turtles’, ‘Oldboy’, ‘La bella y la bestia’ y un largo etcétera que se extiende hasta el año 2015, en el que veremos las nuevas versiones de ‘Annie’, en esta ocasión encarnada por la pequeña actriz afroamericana Quvenzhané Wallis, ‘Mad Max’, en la que podremos ver a una aguerrida Charlize Theron interpretar un papel muy similar al que llevó a cabo Tina Turner en el mismo filme de 1985, ‘Le llaman Bodhi’, ‘El cuervo’ y un sinfín de títulos en los que la imaginación parece brillar por su ausencia.
Todo esto no hace más que confirmar una triste realidad. Hollywood, aquella entidad que en los años treinta era conocida a nivel mundial con el sobrenombre de “fábrica de sueños” ha dejado der ser lo que era para transformarse en una esclava de las modas. Una esclava desesperada por conseguir los mejores números en taquilla a cambio de ofrecer al espectador productos estándar, desprovistos de genio y creatividad. Productos vacíos para espectadores vacíos.