Inés  Viotti Cormenzana
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Inés Viotti Cormenzana

“Aquí está su disco”.

“Espero que tengas un lindo día”, sí, eso es lo que ella quiere que digas y va a ser mejor después de que leas estas líneas.

El 4 de mayo de 1987 nace una estrella en Mercedes (Soriano, Uruguay). Se cría en el campo, a 7 km de su ciudad natal, entre vacas y ovejas junto con sus cuatro hermanos. Ella es la penúltima de la prole. Sus padres se llaman Daniel y Pilar (faros fundamentales en su vida).

Concurre a colegio salesiano y en sexto grado cambia al público, donde se encuentra con personas maravillosas. Cultiva grandes amistades que aún perduran. A los 17, casi 18, se muda a Montevideo a estudiar. Dice Pablo Estramín que se muere en la capital y, a esta altura del partido, no lo descarta.

Quería descubrir las pirámides de Egipto en Uruguay y se anota a estudiar Antropología, pero a mitad del primer semestre desiste de la carrera. “Déjame intentar”, según Carlos Mata, que sigas leyendo sin que deseches estas líneas a la papelera.

Empieza a estudiar comunicación y se recibe de licenciada en el 2016 con una tesis sobre la postmodernidad en las publicidades. Al no conseguir trabajo en ninguna agencia, decide hacerlo como moza, en un call center, como vendedora y hasta realiza el subtitulado para que las personas con baja audición puedan leer la televisión.

En 2019 recibe el título de Tallerista Plástica porque le apasiona el arte en toda su expresión; el Taller Malvín marcó su formación. Empieza a trabajar en escuelas públicas como docente de Artes Visuales, formando a niños y niñas de Nivel 3 años hasta 6to grado. Allí enseña desde arte rupestre a postmoderno.

Gracias al apoyo y ojo clínico de una directora que la impulsó, junto con su tía, decide estudiar para ser maestra de primera infancia. Se recibe en el 2023 con mucho esfuerzo y gracias al apoyo de su familia, amigos y amigas. Realiza su tesis, junto con una amiga, sobre la importancia de la literatura infantil en la primera infancia.

Dice que toca el Ukelele, a quien le puso Bob -por Bob Dylan- pero desafina hasta tocando el timbre. Le gusta la buena música: rock, jazz y blues, aunque de vez en cuando escucha alguna cumbia para limpiar y ordenar la casa. Es feliz comiendo un bocadillo de salame, o chorizo colorado, y queso en la playa, pero el refresco siempre lo pide Zero.

Le gusta viajar por placer y actualmente trabaja como maestra en un jardín público en Montevideo. Adoptó un perro a quien le puso de nombre Rodo; cuando no le hace caso, lo llama por su nombre completo: Rodolfo. Actualmente, se encuentra escribiendo un libro infantil sobre él.

“Me mata, me mata, me mata” tu historia de vida (Kapanga) eso es lo que quiere que digas después de leer y te preguntes cómo esta mujer anda tan desfachatada por la vida. Sí, ama escribir. Lo hace con pasión y con todas las energías:

Soy…
Soy producto de mis traumas, mis fracasos, mis aciertos y mis errores. Soy victoria de esfuerzos constantes. Soy fuego, poder y alma creadora. Soy mil defectos y mil virtudes. Soy un sistema en construcción, una piedra en el camino del egoísmo. Soy gratitud, paz, amor en expansión. Soy una llama que necesita oxígeno para seguir prendida. Soy un potencial de luz. Soy una simple huella en el pasaje de la vida.

Es por esta razón que escribe en sus momentos libres o cuando está inspirada, o incluso triste. “Yo soy la aventura”, canta Sergio Denis, y así marcha estas líneas para que sigan siendo leídas.

Por más información, puede comunicarse con ella a @inevico (Instagram) que será leído con gratitud y amor. Y, como dice un grande (Gustavo Cerati): “¡¡¡GRACIAS, TOTALES!!!”.

-Teté

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