Para el inicio del año, Luis Adelantado presenta Raise, la primera exposición en España de Young-jun Tak.
En 1966 la antropóloga británica Mary Douglas, especializada en el análisis del simbolismo y los textos bíblicos, publicó su obra Pureza y peligro, un libro en el que analizaba las nociones de limpieza y suciedad, su implicación con nuestro cuerpo e incluso su relación con el riesgo ambiental.
En esta obra, Douglas revelaba los símbolos que se esconden en la vida cotidiana bajo una sensibilidad propia que le hacía captar los problemas que subyacen en las manifestaciones rituales, repletas de conceptos de contaminación y tabú. Ritos que sacan a la luz otra idea de pureza, como parte de un todo mayor y que nos adentran en nuevos problemas sobre la vida social en general. Reflexionar sobre la suciedad implica la reflexión sobre el orden y el desorden, el ser y el no-ser, la forma y la vida y, por supuesto, la muerte.
La antropóloga nos adentra en un mundo en el que pureza e impureza crean la unidad de la experiencia y nos revela que el universo se divide en ciertas cosas y acciones que están sometidas a restricción, mientras que otras no. En sus palabras, “los orificios corporales parecen representar los puntos de entrada o salida de las unidades sociales, o bien la perfección corporal puede simbolizar una teocracia ideal”. Haciendo de la impureza un doble sentido que implica el contacto con la divinidad (lo que sea que cada uno perciba).
Estas reflexiones nos llevan de algún modo a conectar con los trabajos e investigaciones de Young-jun Tak, en tanto a su acercamiento y curiosidad en torno a lo corpóreo, lo ritualístico y lo mágico, como a la pureza, la carne, lo erótico y la contaminación que, en cierto modo, atraviesan cada uno de nuestros actos cotidianos.
En Raise, Young-jun Tak continúa su línea de investigación vinculada a los mecanismos socioculturales y psicológicos que dan forma a los sistemas de creencias, y que pueden transitar desde simples objetos de culto hasta otras formas más sofisticadas de religión. En esta exposición encontramos piezas que van desde el vídeo, la fotografía y la escultura en las que el cuerpo humano queda expuesto en el contexto de normas ahora ya fuera de esas convenciones polarizadas. Obras en las que el ritual se apodera de lo cotidiano para dejarnos cierto margen de incertidumbre, y es esa duda que flota en el ambiente y en nuestra conexión con las obras la que nos permite alejarnos y dejar aflorar otro tipo de interpretación, más libre, sin pretensión de aclaración.
Young-jun Tak abraza los contrastes, las contradicciones propias de la sociedad contemporánea que no es más que el espejo de nuestro pasado, para así tratar de disolver la estética codificada, recalibrar nuestro cerebro para atender a nuevas realidades que conviven en diferentes planos en el mundo actual.