Desde los extensos desiertos en África y parte de Asia donde el sol castiga y las temperaturas alcanzan niveles extremos, hasta las gélidas alturas de los Andes sudamericanos, la Tierra del Fuego y el Chaco, los camélidos se erigen como los héroes de la supervivencia y se constituyen en fuente de alimentación y producción económica para millones de personas en más de 90 países en todo el Mundo.
Aunque lo primero que se viene a la mente al escuchar la palabra “camélido”, es el camello o el dromedario que viven en los desiertos, lo cierto es que cuentan con familiares al otro extremo del planeta, y se trata de sus gráciles familiares del Nuevo Continente. Los camélidos sudamericanos son más pequeños, pero curiosamente adaptados a las temperaturas extremas de la cordillera de los Andes, teniendo gran presencia en Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Ecuador, principalmente.
La familia Camélidos (camelidae) tiene un ancestro en común que vivió hace aproximadamente 45 millones de años en Norteamérica, entonces su origen no se dio en África o Asia, sino que los primeros camélidos pasaron por el estrecho de Bering hacia suelo más cálido, para seguir evolucionando hasta los que conocemos en nuestros días, que poblaron en su evolución final, esta parte del globo terráqueo hace 3 millones de años.
Otro grupo evolucionó en Sudamérica y agrupa a las llamas, guanacos, alpacas y vicuñas, estas dos últimas apreciadas por su fibra, que es muy cotizada en la industria textil de la moda.
En diciembre del año pasado La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) declaró el 2024, como el “Año Internacional de los camélidos” debido a que representan un recurso clave para la supervivencia y economía de millones de familias que moran en entornos hostiles a lo largo de todo el mundo, y que cuentan tanto con los camélidos de África y Asia, así como los de Sudamérica, como principal fuente para mantener sus economías familiares.
Estos animales son elementos clave en la subsistencia de los pueblos indígenas y las comunidades locales ya que contribuyen a garantizar la seguridad alimentaria, la nutrición y el dinamismo económico en estas sociedades, donde además son elementos clave de las tradiciones culturales.
Ejemplar de alpaca. Fotografía de Christiam Ojeda Valenzuela
Multifacéticos
Tomando en cuenta la importancia de estos héroes de la adversidad, se han desarrollado durante todo el año una serie de actividades conmemorativas y especializadas en todo el mundo para concientizar sobre la importancia, conservación y uso sostenible de los recursos que ofrecen los camélidos. Los camélidos ofrecen muchas posibilidades como su carne, de hecho, la de alpaca es muy cotizada en Perú entre los visitantes extranjeros que la consumen como un potaje exótico, al igual que las hamburguesas de carne de camello al otro lado del hemisferio.
En tanto que la leche de los camélidos del Viejo Continente cuenta excelentes propiedades nutritivas y en algunos casos su fibra es muy apreciada por su finura en el sector de la moda internacional, como es el caso de las alpacas y las vicuñas. Además, es usado como transporte de carga y de personas desde tiempos inmemoriales.
Su presencia en Arequipa, Perú
Uno de estos eventos se desarrolló en Arequipa, Perú, debido que este país cuenta con una de las poblaciones más grandes de camélidos sudamericanos y es bien sabido que estos animales, principalmente las llamas, fueron usadas por los Incas, como medio de transporte durante su apogeo como civilización precolombina y actualmente en los pueblos de la zona altoandina también son muy importantes como medio de transporte de carga (llamas), para producción cárnica (llamas y alpacas), o para fibra en el caso de las alpacas y vicuñas.
“Perú Moda Eco y Alpaca Fiesta”, congregó a más de 5 mil visitantes de todo el mundo, en octubre, entre diseñadores de moda, productores del país, expertos en tecnología y reproducción, así como expertos en producción textil, con la finalidad de dar a conocer la importancia de estos animales en la vida de miles de familias peruanas y cómo el uso responsable de este recurso puede mejorar la vida de más personas.
Según reportes de la FAO, los camélidos son claves en el desarrollo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que buscan atacar frontalmente la lucha contra el hambre, la pobreza extrema, así como el empoderamiento de sus criadores, a través del uso sostenible de los recursos que proveen, como la leche, carne o su preciada fibra.
Llamas en exhibición. Fotografía de Christiam Ojeda Valenzuela
Pero además proporcionan transporte, así como abono natural, demostrando una gran capacidad de adaptación frente a otros animales que sucumben ante la adversidad extrema del clima. Los camélidos sobreviven bajo el incesante sol con poca agua y también en climas gélidos gracias a su lana.
Los reyes de la adaptación
Los camélidos (entre los que se incluyen los camellos bactrianos, los salvajes y los dromedarios, así como las llamas y las alpacas, que son especies domesticadas, y las vicuñas y los guanacos, que son especies salvajes) cumplen una función esencial en diversos ecosistemas. Son muy importantes en las regiones desérticas y montañosas, donde son un engranaje importante en la vida y tradición de las comunidades indígenas.
En diciembre de 2023, el director General de la FAO, QU Dongyu, señaló:
Incluso en las condiciones climáticas más extremas, producen leche, carne, fibra y fertilizante orgánico y proporcionan un medio de transporte, impulsando la seguridad alimentaria, la nutrición y los medios de vida al tiempo que ayudan a conservar ecosistemas frágiles. Los camélidos también incrementan la resiliencia ante las repercusiones de la crisis climática, especialmente en las montañas y las tierras secas, y pueden contribuir a la transformación de los sistemas agroalimentarios.
El Año Internacional de los Camélidos es una excelente oportunidad para destacar y valorar la importancia económica, social y cultural de los camélidos en todo el mundo, especialmente en comunidades muy vulnerables.
Rasgos, similitudes y diferencias
Geográficamente, se puede mencionar dos tipos de camélidos: los del Viejo Mundo y los del Nuevo Mundo. En el primer caso, se refiere a los del género Camelus, es decir el camello bactriano de dos jorobas de Asia, el dromedario que cuenta con una joroba y está presente en África, y el camello salvaje, que es el que cuenta con menos ejemplares.
De otro lado, entre los camélidos de Sudamérica, tenemos dos géneros, el Lama, que agrupa a las Llamas y Huanacos, y el género Vicugna, que reúne a las vicuñas que son silvestres y las alpacas que están domesticadas.
Los camélidos del Viejo Mundo, son de mayor tamaño que los sudamericanos y presentan joroba. Los americanos, en cambio, son considerablemente más pequeños y su lomo no presenta gibas, además cuentan con más lana debido a que tienen que soportar climas fríos.
Desde el punto de vista taxonómico, en Asia y África, se tiene un género, que es el Camelus, y en Sudamérica, dos, que son el Lama y el Vicugna.
Experiencia de las vicuñas en Arequipa, Perú
Hace más de 30 años debido a la caza furtiva, la población de vicuñas en este país se vio preocupantemente diezmada, al punto de ser considerada en vías de extinción, pero la respuesta del Estado fue certera y a través de una legislación más rigurosa se trabajó en su recuperación a través de alianzas estratégicas con los comuneros y el sector privado.
En la región de Arequipa actualmente se cuenta, con aproximadamente 50 mil ejemplares, y todos son propiedad del Estado, que a través de un programa los entrega al cuidado de los comuneros y empresas, para que se hagan cargo de los animales y se pueda obtener de manera sostenible su fibra.
Ese proceso de extracción de la fibra de la vicuña se conoce como Chaccu, y es una esquila tradicional, en la que participan todos los habitantes de las comunidades, quienes han sido capacitados para que realicen el proceso sin causar daño a los animales.
Así, una vez cada dos años, se obtiene la fibra de la vicuña que es acopiada en la ciudad de Arequipa, y que luego de ser procesada se exporta como materia prima o como productos finales a los mercados exteriores. De esta forma, se hace uso responsable del recurso, se evita la caza furtiva del animal y se logran ganancias para las comunidades, que ahora pueden negociar directamente con los empresarios evitando así intermediarios, lo que se traduce en mayores ingresos para sus familias y el repoblamiento de este preciado animal.
Ejemplar de alpaca. Fotografía de Christiam Ojeda Valenzuela
Carne de alpaca y llama
El Ministerio de Agricultura del Perú da cuenta de que el consumo de la carne de los camélidos ha constituido una fuente de ingreso importante para miles de familias a lo largo de su territorio nacional, así como la producción de la fibra de estos animales.
En Perú se producen 16 mil toneladas de carne al año, 12 mil corresponden a la obtenida de las alpacas y las otras 4 mil provienen del sacrificio de las llamas. Su precio en el mercado local es de 10 soles (casi 3 dólares), lo que representa alrededor de 160 millones de soles.
La carne de alpaca se consume tanto entre los habitantes del país, como los visitantes extranjeros, quienes acceden a la oferta gastronómica nacional de la cocina tradicional o novoandina, que ha adquirido buena reputación durante la última década. En este caso el valor de la carne de alpaca es alto, debido a que su sabor es único y también es apreciada por su bajo nivel de colesterol en comparación a otras carnes.
La carne de llama es consumida, principalmente, entre las familias que viven de la crianza de estos camélidos sudamericanos o auquénidos como se les conoce en esta parte del mundo.
Mayores productores de fibra de alpaca y vicuña
En el caso de la fibra de alpaca, la producción estimada es de 5 mil toneladas por año, y los productores obtienen alrededor de 34 soles por cada kilogramo, lo que representa 170 millones de soles. En Perú son alrededor de 82 mil familias las que se dedican a esta actividad, haciendo de este país el primer productor de esta fibra en el orbe. Lo mismo sucede con la producción de fibra de vicuña que al año alcanza los 10 mil kilogramos.
Las principales regiones productoras y conservacionistas de camélidos sudamericanos de Perú, son Arequipa, Puno, Cusco, Ayacucho, Huancavelica, Apurímac, Pasco, Moquegua, Tacna y Junín.
Es importante mencionar que, de acuerdo a la cartera de Agricultura peruana, en el país se alberga más de 4,5 millones de estos camélidos, entre alpacas, llamas, vicuñas y huanacos, siendo el país que cuenta con la mayor población de camélidos sudamericanos en todo el mundo.
Aunque es evidente que la crianza de estos animales es importante en el Perú aún existen muchas brechas a cubrir, como la mejora en la producción, la reducción de la intermediación en la venta de la fibra y la masificación del consumo de la carne de los camélidos sudamericanos.
La cadena de valor cárnica aún cuenta con limitaciones en el desarrollo de la producción, comercialización y consumo, pese a que su valor nutricional es importante, se debe trabajar en la incorporación de mejores técnicas para su transformación, comercialización e incorporación a la oferta turística y gastronómica del país.
Esta situación parece replicarse en otros países donde millones de familias viven de la crianza de los camélidos sudamericanos, como de sus parientes del Viejo Mundo, por lo que es una tarea que ya ha comenzado pero que tiene que seguir fortaleciéndose para beneficiar a las personas forman parte de estas cadenas productivas, donde la necesidad, la adversidad, las tradiciones y la constante supervivencia están a flor de piel.