En 2021 escribí en este medio QAnon: ¿Teoría de la conspiración de la extrema derecha estadounidense?. En el artículo se explicaba que QAnon (del español: Q-Anónimo) era uno de los principales movimientos de la extrema derecha estadounidense, que difundía y propagaba “teorías de la conspiración” de un supuesto “Estado profundo” en contra de Donald Trump y sus seguidores, por parte de una “trama secreta” organizada por los opositores de Donald Trump, respaldados y patrocinados por los altos miembros el Partido Demócrata de los Estados Unidos.

Según argumenta Mike Lofgren, exasistente republicano del Congreso de los EE. UU. y autor del libro ‎El Estado profundo: la caída de la Constitución y el ascenso de un gobierno en la sombra‎ (The Deep State: The Fall of the Constitution and the Rise of a Shadow Government), literalmente:

La idea general de la trama es que hay actores de Hollywood, identificados como políticamente progresistas, políticos del Partido Demócrata y funcionarios de alto rango que participan en una red internacional de tráfico sexual de niños y realizan actos pedófilos; y que Trump los está investigando y persiguiendo para prevenir un supuesto golpe de Estado orquestado por Barack Obama, Hillary Clinton y George Soros.

También se menciona en el artículo que continuaron difundiendo la teoría conspirativa en medios sociales de la denominada red oscura (Darknet) como 4chan, 8chan. De allí se pasaron a las redes sociales “normales” como X y Facebook. Para seguir alimentando las creencias de los seguidores de Donald Trump en contra de los que están en su contra (perdonen la redundancia).

Si bien lo recuerdan, la principal “red normal” que utilizaba Donal Trump era Twitter (ahora X), en la cual llegó a tener hasta 88 millones de seguidores alrededor de todo el mundo. Durante la campaña política por la presidencia de los Estados Unidos en el 2020, Donald Trump utilizaba a diario la plataforma Twitter para alentar a sus seguidores a apoyarlo y votar por él, pero también para mensajearlos y lanzar acusaciones en contra su oponente, Joe Biden, y del Partido Demócrata. Como para preparar desde antes a sus seguidores más fanáticos para lo que era una probabilidad que ocurriera: perder la elección presidencial.

Cuando efectivamente esto ocurrió, Trump acusó al Colegio Electoral de fraude electoral y enumeró supuestos casos en varios estados, sin aportar pruebas ante los tribunales. Pero no solo eso, el propio día en que el Congreso de los Estados Unidos certificaba la victoria de Joe Biden, en un discurso de poco más de una hora, ante miles de simpatizantes que se congregaron en el Monumento a Washington el 6 de enero, Donald Trump dijo, entre otras cosas: "Caminaremos hasta el Capitolio y vitorearemos a nuestros valientes senadores y congresistas", e incluyéndose él en la marcha repitió: "Caminaremos y estaré allí con ustedes"; sin embargo, nunca participó. Después del discurso volvió a la Casa Blanca.

Aparentemente, a ver si su discurso había surtido efecto. Muy tristemente, así fue. Poco tiempo después, cientos de simpatizantes de Trump asaltaban el Capitolio, mientras él observaba todo cómodamente por televisión. Durante el asalto, Trump twitteó:

Mike Pence no tuvo el coraje de hacer lo que debería haber hecho para proteger a nuestro país y nuestra Constitución, dando a los estados la oportunidad de certificar un conjunto de hechos corregidos, no los fraudulentos o inexactos que se les pidió que certificaran previamente. Estados Unidos exige la verdad.

A lo que, casi de seguido, sus seguidores respondían, mientras asaltaban el Capitolio: “¿Dónde está Mike Pence?” y gritaban: “¡Cuelguen a Mike Pence!”, molestos porque él no estaba cumpliendo con “su deber constitucional de certificar los resultados electorales” a favor de Donald Trump.

Obviamente el tuit ya no está disponible porque Twitter suspendió la cuenta de Trump, ya que, literalmente: “Los tuits violaron la política de la compañía contra la glorificación de la violencia”, como reveló el CEO de Twitter, Jack Dorsey.

Tras el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, Trump también fue echado de las plataformas Facebook e Instagram, y YouTube suspendió su capacidad para publicar videos en su canal.

Populista y megalómano como es Donal Trump, lanzó oficialmente el 21 de febrero del 2022 la red social de su propiedad, “Truth Social”, que, en un inicio, era exclusiva para dispositivos iPhone y solamente en Estados Unidos. A partir del 12 de octubre de 2022 estuvo disponible para todos los dispositivos, eso sí, con la restricción de Google de que la aplicación garantizaría la eliminación de los mensajes que incitan a la violencia. Y para los navegantes que solicitaran acceso al sitio desde direcciones IP fuera de los Estados Unidos, el mensaje:

Access denied. This website is using a security service to protect itself from online attacks. Error number 1020.

¡Obviamente eso no agradó nada a Trump, pero aún así lo aceptó!

El 18 de noviembre del 2022, menos de un mes después de que tomara el control accionario de Twitter, y 4 días después de que Trump anunciara su candidatura a la contienda presidencial del 2024, Elon Musk restableció la cuenta en Twitter Donald J. Trump @real Donald Trump. Tras una encuesta que él mismo realizó donde se pedía a los usuarios de Twitter que pulsaran “sí” o “no” sobre si la cuenta de Trump debía ser restaurada. El resultado fue: un 51,8% a favor y un 48,2% en contra (la encuesta incluyó 15 millones de votos).

Lo interesante es que, pese al estrecho margen, 3,6%, pero a sabiendas de que la cuenta de Trump en Twitter era la que más seguidores tenía en Estados Unidos, el nuevo propietario de Twitter, Elon Musk, tuiteó ese mismo día por la noche: “El pueblo ha hablado. Trump será reincorporado. Vox Populi, Vox Dei”.

Pregunta maliciosa: ¿tendrá eso algo que ver con el abierto respaldo de Elon Musk a Donald Trump en la campaña presidencial del 2024? ¿O será solo coincidencia?… Usted decida.