Las encuestas hacen uso de estadística y estas describen tendencias a nivel de población y no a nivel de individuos. Decir, por ejemplo, que el 95% de los escandinavos tienen los ojos azules, no significa poder afirmar que el próximo escandinavo que uno encuentre tendrá los ojos azules, sino que la probabilidad de que lo haga sea alta.

El problema de las encuestas sobre las preferencias de voto es que tratan de medir parámetros rápidamente variables y susceptibles al modo en cómo se hacen las preguntas y además quién las hace. Por ejemplo, si existe un personaje políticamente controversial es probable que algunos electores digan que no lo votarán, pero al momento de votar lo votan, para no ser juzgados negativamente.

La inclinación a reconocerse “machista”, a pesar de serlo, es inferior si la pregunta la hace una mujer. Otro ejemplo, es que los hombres exageran la cantidad de relaciones sexuales que tienen o han tenido y las mujeres las reducen, especialmente si hablamos de “adulterio”.

Me recuerdo, que cuando estudiaba psicología, nos decían que el ser humano era el único ser que podía afirmar tener sed sin tenerla o decir tener sed y no tenerla pero estar personalmente convencido de tenerla. Este es un punto débil de las encuestas, pues se basan en un aspecto que es por definición frágil:

…creer en lo que la gente afirma.

No digo que las encuestas no sirvan o estén desprovistas de toda validez. El problema es que hay que interpretarlas y esto no es nada fácil, ya que para hacerlo hay que estar muy bien informado sobre el fenómeno que se analiza. Esto significa que las encuestas no son para un público muy amplio, sino que están hechas para especialistas en estadísticas y modelos matemáticos, que además saben de sociología y/o politología, si la encuesta tiene estas características.

En estas últimas semanas Kamala Harris ha aumentado su consenso no sólo a nivel nacional, sino que además en algunos de los estados que deciden el resultado electoral.

Es decir, la posibilidad de obtener o superar los 270 grandes electores. La candidata democrática no ha ganado las elecciones y todavía falta un poco menos de un mes y mucho puede suceder. Pero en este momento la probabilidad de que ella gane las elecciones presidenciales en los Estados Unidos es más alta y la tendencia, siempre por el momento, es que se fortalecerá aún más.

Kamala Harris puede contar con el voto mayoritario de las minorías, las mujeres y los jóvenes. Su posición es fuerte en la costa del Pacífico, especialmente en California, que es el estado que cuenta con más “grandes electores”. También es fuerte en New York, Illinois, está aventajada en Minnesota, puede ganar en Michigan, pero al final, todo se decide en Pensilvania, Georgia y North Carolina. A estos estados podríamos sumar Arizona, Nevada y Wisconsin. Pero en pocas palabras el resultado va a ser determinado en Pensilvania.

En los Estados Unidos no gana el candidato que obtiene más votos, sino el candidato que obtiene más grandes electores y como hemos visto en el pasado, uno puede ser elegido presidente habiendo obtenidos menos votos. Este mecanismo es considerado por muchos un atavismo que tendría que ser superado a nivel constitucional para hacer más fuerte y sólida la democracia. Otros problemas son: la elección política y por vida de los ministros de la Corte Suprema de Justicia, que junto a una tendencia a crear conflictos entre el Congreso y Senado por un lado y el poder ejecutivo por el otro, creando una situación donde es imposible legislar.

Como vemos ningún sistema es perfecto. Todo lo contrario, mucho depende de la capacidad de identificar los puntos débiles del sistema y fortalecerlos.

Volviendo a tema de las encuestas podríamos afirmar que la complejidad del sistema político constitucional hace aún más difícil todo tipo de cálculo y proyección.

Los factores que seguramente determinarán el resultado de las elecciones en los Estados Unidos son:

  • el voto de las mujeres,

  • la participación en las elecciones,

  • las divisiones en el partido republicano y la credibilidad de su candidato, que como hemos visto, es su peor enemigo.

Yo por mi parte, apuesto a que las elecciones las ganará Kamala Harris y por el momento sigo con interés las encuestas y el debate político, consciente que las estadísticas son una arma de doble filo y que esta apuesta la puedo perder.

Una de mis fuentes favoritas de información es “Silver Bulletin”, dirigido por Nate Silver, que combina resultados de varias encuestas utilizando un modelo estadístico sofisticado, donde el peso de cada encuesta varía según su fiabilidad y yo me pregunto siempre al consultarlo; si la validez de las encuestas utilizadas no se reduce al combinar los datos.

Por otro lado, todas las casas de apuesta dan como ganadora a Kamala Harris.