La libertad financiera es el sueño de casi todo el mundo. Se trata de tener suficientes ingresos o un patrimonio financiero suficientemente grande como para poder vivir como se desee, sin depender de trabajar para poder vivir. No existe una fórmula mágica para alcanzarla, hay quienes lo logran ahorrando e invirtiendo, otros creando un negocio exitoso y también quienes la han conseguido gracias a tener ideas innovadoras, también existen aquellos que la alcancen porque ganaron la lotería, recibieron una herencia o consiguieron un tesoro arqueológico en su sótano, pero más allá de cómo se consigue es importante saber cuánto necesitas, así que la mejor manera de comenzar a pensar en tu libertad financiera es poder calcularla, es decir, saber cuánto necesitas tener para poder obtenerla.

Para comenzar, hay, esencialmente, dos formas de alcanzar la libertad financiera. La primera es poder reunir una fortuna tan grande que te alcance por sí misma para vivir el resto de tu vida -que suele ser la opción más difícil-, y la segunda es que, entre tus ahorros, inversiones e ingresos pasivos puedas generar un sistema productivo que pueda cubrir tus gastos y no dependa de tu trabajo diario.

No existe un número universal de libertad financiera, pues depende de cuánto necesitas para vivir el tipo de vida que quieres, por lo que es fundamental definir cómo es esa vida y, en función de ello, poder estimar los gastos mensuales que podrías tener a futuro. Esto debe incluir tus gastos fijos como alquiler, servicios básicos, comida, colegio, médico y otros, pero también considerar algunos gastos variables como ropa, viajes y salidas. Este cálculo debe ser lo más ambicioso posible y tomar de referencia un mes de muchos gastos. Anota ese número y tenlo a la mano.

El siguiente paso es revisar cuánto tienes ahorrado, incluyendo cuentas de ahorro, dinero líquido en el banco, bonos e inversiones; este es tu segundo número clave. Finalmente hay que revisar cuánto producen tus ingresos pasivos si los tienes, que vendría a ser el tercer número. ¿Qué son los ingresos pasivos? Aquellos que se generan sin que tú tengas que estar presente. Algunos ejemplos podrían ser cursos online que se venden en automático, propiedades que tengas en alquiler, intereses de inversiones, si tienes acciones de una empresa que te paga dividendos, etc. En resumen, todo lo que te genere dinero sin que tú tengas que intervenir permanentemente.

Una vez que tienes los tres números el cálculo es sencillo: debes restar los gastos mensuales que estimaste menos tus ingresos pasivos y dividir tus ahorros por ese número resultante. El número que obtienes es la cantidad de meses que tienes de libertad financiera.

Si tienes entre 6 y 12 meses, tienes un ahorro de emergencias para cualquier circunstancia adversa que se te pueda presentar, como quedarte sin trabajo, tener un gasto imprevisto grande, etc.

Si tienes entre 2 y 4 años de libertad financiera, es una excelente base y estás por un buen camino hacia tu libertad total.

Se podría considerar que alcanzas tu libertad financiera cuando tengas 10 años, pues ese dinero que tienes puedes invertirlo y hacerlo crecer, con un porcentaje pequeño, digamos 5%, de ese monto, probablemente ya podrías cubrir tus gastos el resto de tu vida.

Otra forma de verlo, que es menos frecuente pero igualmente posible, es cuando tus ingresos pasivos superen a tus gastos, allí por supuesto tendrías ya cubierta tu vida siempre que sean ingresos pasivos confiables y estables.

Si sacaste esta cuenta y te diste cuenta de que solo tienes unos pocos meses o menos que eso no te preocupes. Es un número que puede hacer crecer poco a poco, es un trabajo diario, mensual y anual de constancia y paciencia para poder juntar suficientes ahorros y para aprender a invertir cada vez mejor.

En este proceso hay que considerar también un elemento clave, que es el interés compuesto. Digamos que inviertes mensualmente 50 dólares en una cuenta que te da un 1% de interés mensual (esto solo a modo de referencia pues las tasas suelen variar). Si en esa cuenta colocaras 600 dólares, que es lo que reunirías en un año de ahorrar 50 dólares mensuales, ese 1% de interés te daría 606 dólares al final del año, una ganancia de 6 dólares. Pero, si en lugar de eso inviertes esos 50 dólares todos los meses y los vas sumando a una cuenta que va acumulando intereses y va creciendo exponencialmente -porque ese 1% se va calculando sobre montos cada vez más altos- tendrías 634,1 dólares al final del año, y 2153,8 al final del segundo año.

¿Por qué es importante el interés compuesto? Porque si ese es el incremento en tan solo dos años, el efecto exponencial en veinte, o treinta es muy grande, y allí está la clave. Puede que inviertas esos 50 dólares y en un mes te va a dar 50 centavos de interés y pienses que eso no te sirve para nada, pero el secreto es seguir y ser constante para que, de este modo, el resultado sea exponencial. Este es el primer paso para poder tener ahorros que te den muchos meses de libertad financiera. El segundo paso es sumar fuentes de ingresos pasivos. Finalmente, y probablemente necesario en este proceso, es recomendable que puedas avanzar hacia fundar tu propia empresa.

La libertad financiera no tiene un solo camino, una sola clave, un solo gran secreto, tal vez lo único fundamental que podríamos señalar es la constancia. Es un logro multifactorial que abarca ahorros, inversiones, planificación financiera, iniciativa emprendedora y, en ocasiones, algunos sacrificios, pero vale la pena al pensar que podría permitirte jubilarte quizás 10 o 15 años antes y poder dedicar más tiempo a aquello que te gusta, trabajando solo bajo tus propias condiciones.

Te invito entonces a calcular tu libertad financiera y a trazar un plan para hacer crecer esos meses.