Quizás la arquitectura es diferente a las demás artes, quizás no te entrega una emoción tan directa como la danza o la poesía, sin embargo, la arquitectura está mucho más presente en nuestras vidas que cualquiera de las otras artes.

Arquitectura significa producto del principal constructor.

Cuando nos volvimos sedentarios comenzamos a construir nuestras casas en el campo, lugares fijos a partir del barro y la arcilla.

Comenzamos a tener personas que se dedicaban específicamente a la construcción, aparece el maestro de obra.

El maestro de obra empezó a ser llamado constructor principal.

El arquitecto era una persona capaz de utilizar los recursos de la naturaleza para crear herramientas, una persona que tenía ingenio.

Genio - Gen – Generar algo.

La tradición antigua decía que aquel que contenía ese genio era un ser de luz o un guía que nos acompañaba desde el nacimiento.

En la tradición romana se entregaba una ofrenda, surgiendo así la celebración del cumpleaños.

Durante varios miles de años ser ingeniero estaba relacionado a resolver problemas de la vida, nacen las primeras escuelas de matemáticas, geometría y artes.

Eran ágoras de filosofía, lugares donde las personas iban a compartir su amor por el saber.

Los filósofos eran holísticos, explicaban las matemáticas desde una visión cósmica-espiritual, desde la unión de todos los conceptos.

Los ingenieros y filósofos eran lo mismo, los grandes médicos, arquitectos y matemáticos eran también músicos, pintores y artistas, todos se relacionaban en lo divino y no eran específicos en una materia.

Hoy en día tenemos muchas personas que se especializan en una sola cosa.

Sócrates, Leonardo Da Vinci, Platón, eran holísticos.

En lugar de centrarse en un solo ingenio, buscaban abarcar el todo para comprender la divinidad en su unidad.

No es que esas personas fueran superiores, simplemente eran personas abiertas a aprender, a recibir conocimiento.

Hoy en día no estamos abiertos a esta visión, hoy decimos “solo sé esto y tengo que ser el mejor, el resto no importa” y es justo esto lo que nos hace peor como civilización.

Ellos no eran personas que querían negar la realidad, eran personas que querían entender la realidad, amaban el conocimiento.

Algunos de estos filósofos dijeron que, dentro de todas las artes, la matemática y la geometría eran las que resumían el todo.

La música se medía en matemática, la pintura era una cuestión de perspectivas, encontraban un patrón geométrico y matemático en una flor, en los astros, en los ciclos del sol y la luna, códigos que parecían un engranaje perfecto.

Decidieron que debían aprender a manifestar esos números y esa geometría, solo así entenderíamos el cuerpo del universo.

Se generó el arte que manifiesta la realidad, en ese momento nos tenían que saber construir, tenían que saber sentir a Dios, tenían que saber de biología, de música, de botánica, etc.….

Aquellos que lograban incorporar todas las artes y las conectaron con el gran constructor, lograron crear cosas como las pirámides, por ejemplo.

Hasta el día de hoy no existe certeza de cómo se realizaron, porque buscan su causa desde un lugar de esclavitud, desde la fuerza, desde la ingeniería, en ese tiempo había mucho más que esto.

La arquitectura no es trazar un plano y levantar una casa, la arquitectura está relacionada a entender como funciona todo el universo, la arquitectura se basa fundamentalmente en el espacio y en el vacío.

Todo lo que hacemos para modificar el ambiente es arquitectura.

Para construirnos de nuevo debemos respetar la sagrada trinidad de la arquitectura:

Belleza, firmeza y utilidad.

(El Hombre de Vitruvio)

Desde los ojos de Roma y Grecia, la arquitectura se relacionaba a la construcción firme para que no se derrumbe, tenía que ser útil a una función estatal o popular y tenía que tener belleza acorde a los cánones de época.

Hoy en día no se manifiesta la sagrada trinidad.

La arquitectura moderna sólo es expresión.

El universo es el gran arquitecto.

La primera estructura fundamental del universo son las partículas que se mueven a través de ondas. Cada partícula tiene un positivo-negativo, un uso concreto que forma átomos y a su vez una estructura con una función específica.

Esa función específica es intercambiar y ahorrar energía.

Todo lo que existe en nosotros tiene un propósito específico, cada órgano, cada célula tiene una utilidad concreta.

Deben encontrar un eje que permita contener la energía.

La primera estructura firme que existe en el universo es el tetraedro, es la primera estructura irrompible, es la estructura base de la mayoría de átomos.

En su multiplicación sucesiva surgen las demás figuras geométricas del universo, se crean los sólidos platónicos y los sólidos arquimedianos, representando todas las estructuras del universo.

A mayor multiplicación de los cuerpos, mayor aparición de patrones y símbolos, surge así la belleza.

A partir de la geometría y la matemática, a partir de la utilidad y el ahorro de energía, a partir de la firmeza que se genera, y a partir de la multiplicación que genera la belleza surge la idea de que Dios es un arquitecto.

Debemos encontrar la utilidad de cada parte de nuestro cuerpo, encontrar la firmeza de nuestro eje, reconocer nuestras fortalezas y contemplar qué podemos ofrecer al mundo en forma de belleza.

Debemos entender la geometría matemática que constituye nuestro ser.