Cuanto más lo pensamos, más nos convencemos de que Alicia no escogió seguir al conejo blanco, en el clásico de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas. El conejo blanco, se dejó escoger. Sedujo a la curiosa Alicia, repasando la hora. No fue el hecho de que éste, hablase solo y en vos alta, gritando, ni que vistiese chaleco o elegantes guantes, lo que le llamó poderosamente la atención a la niña que estaba aburrida de “no hacer nada”, fue la seductora indiferencia con que se dejó ver y seguir. Lo más interesante es lo que grita: “Voy tarde, qué tarde que es, es tarde”. Él, se pregunta, se responde, afirma y reafirma. El tiempo vuela, solemos decir. El tiempo es oro, también reconocemos. El conejo blanco, lo sabe, corre y salta a su madriguera.
Una vez mordido el anzuelo, Alicia lo sigue y se lanza sin pensarlo, a tiempo y sin prisa, curioseando durante su caída. La profunda madriguera, llevará a una Alicia sin cadenas a un mágico viaje dentro de sí misma. Tendrá un encuentro con las maravillas que viven dentro de ella, las maravillas que imagina espontáneamente, su creatividad inconsciente no tiene límite. Al final, es un viaje donde se descubre poco a poco. Sigue el consejo que alguna vez nos dejó el Oráculo de Delfos, y que desde la Antigua Grecia, escrito a la entrada del templo del dios Apolo desde el siglo IV a. C. nos recomienda: Conócete a ti mismo.
El emblemático mensaje, es una vieja aspiración humana que continúa vigente. Metáforas sobre el viaje al interior para descubrirnos, nos rodean. Una muy reciente y de impacto masivo, la encontramos en The Matrix, franquicia creada por los hermanos Wachowski. Ganadora de cuatro Premios Óscar; a mejor montaje, mejor sonido, mejor edición de sonido y mejores efectos visuales, en su primera versión; produjo varias secuelas que conceptualmente, complementan la original.
En la primera película de La Matrix, el personaje principal Thomas Anderson, alias “Neo”, interpretado por Keanu Reeves, es despertado por la respuesta de una búsqueda que había iniciado en su computador. Pretendía encontrar a Morfeo, el líder revolucionario de los que se han negado a aceptar La Matrix. Una simulación del mundo en su versión “finales del siglo XX de la Humanidad”. Una realidad virtual, que busca aletargar y mantener sumidos en un sueño profundo a todos los seres humanos para ocultarles la realidad: que se les extrae su energía, para mantener la maquinaria de Inteligencia Artificial que los controla.
Aunque el argumento de la historia, parece sencillo o simplista, autores como el Dr. Neil de Grasse Tyson, han reconocido que científicamente es posible, que produzcamos energía como si fuésemos baterías humanas. En el fondo, la película plantea algo mucho más complejo: de alguna forma, vivimos conscientemente o no, alejados de nuestra realidad, constantemente negando lo que nos rodea, incluido a nuestro prójimo y con ello, negándonos a nosotros mismos, sin llegar a conocernos y disfrutarnos realmente. De las 4 películas de la saga, quiero rescatar solamente pocas escenas, que concentran reveladoramente, el verdadero mensaje de la trama y que han sido ampliamente analizadas por muchos autores.
Estas escenas, están cargadas de símbolos y señales que apuntan en una dirección: dudar y buscar. Inicialmente, debemos estar inconformes con lo que nos han contado o enseñado, debemos preguntar y más importante aún, preguntarnos constantemente. La duda, es el comienzo. La película empieza con la búsqueda de Neo. Qué es lo que busca, no es tan importante como la razón por la que lo hace. Neo vive con una preocupación, su vida no es enteramente real ni suya, él lo sabe, lo siente y presiente. El despertar de Neo, se produce en la película paradójicamente como lo hace Alicia al abandonar sus cadenas, lo hace siguiendo al conejo blanco.
En los detalles de la escena, Neo, se ha quedado dormido escuchando Dissolved Girl del grupo musical Massive Attack, mientras su ordenador resolvía la busqueda de Morfeo, que había programado. Es curioso, que la película explote la metáfora de que para encontrar a Morfeo, debemos quedarnos dormidos. La pregunta que debemos hacernos inmediatamente, es si deberíamos quedarnos en sus brazos también, “en los brazos de Morfeo”, claro; para obtener nuestra respuesta.
El computador finalmente responde: “Despierta, Neo…”. Una imagen a la que regresaremos irremediablemente al terminar la primera película, con la famosa canción de Rage Against The Machine (RATM), que lleva el mismo nombre: Wake up. Furibundo y categórico tema musical del final del filme. Resumiendo, desde las imágenes iniciales de la cinta, se decanta el primer gran mensaje de la película como claro y contundente: debemos despertar del letargo en el que estamos.
Luego, viene la segunda revelación: “La Matrix te tiene…”. Alguien o algo nos aprisiona, controla o dirige. La compleja revelación es explicada a lo largo de la saga de las 4 películas, pero le confirma a Neo, que algo no está bien en su vida. A lo mejor, su vida no es suya. La duda, es ratificada. Y finalmente, antes de un: Toc, toc, Neo, él, recibe una invitación, una instrucción o una solicitud: Sigue al conejo blanco. Pero, ¿habrá sido una orden? El eterno conflicto entre el libre albedrío y el determinismo, estarán presentes a lo largo de toda la historia. ¿Somos realmente libres?
Al tocar la puerta, unos clientes de Neo que convierten el Toc, toc, Neo” en disruptivo y predeterminado, le pagan y se disculpan por su atraso de dos horas. Para compensarlo le invitan a salir con ellos. Neo, no tiene ganas pero, cambia de parecer, cuando ve el tatuaje del conejo blanco, en la espalda de una de las chicas. ¿Debemos prestarle atención a las casualidades de la vida? O, ¿es acaso que esas casualidades no existen como tales? Neo, decide seguir su instinto y los acompaña, pero; previamente había tomado el disco para el cliente de un compartimiento secreto dentro de un libro que se titula Simulacro y Simulación y de haber colocado el dinero dentro del mismo.
Este libro, no es simplemente el escondite de los productos cibernéticamente adictivos que Neo confecciona y vende a sus clientes ilegales o su caja fuerte personal, el libro: Simulacro y Simulación del filósofo francés Jean Baudrilland, es un agudo análisis de la sociedad postmoderna, cuestionando el impacto que tienen los medios de comunicación y la cultura Pop en nuestras vidas actualmente. El libro fue un requisito de lectura obligatorio para los actores principales de la película antes de su filmación. El libro es una invitación al concepto del “Desierto de lo real”.
Es evidente, que la simulación nos rodea, según el autor del libro. Los políticos, la publicidad y los medios manipulados con noticias falsas, la utilizan constantemente para comunicar ideas y mensajes. Una eterna cascada de códigos de signos y símbolos, según Baudrilland. Agrego yo un ejemplo con el proceso de aprendizaje también está cargado naturalmente de simulaciones. Desde niños, aprendemos a hablar copiando a nuestros semejantes en los sonidos y movimientos de labios y boca que producimos. De alguna forma, el balbuceo de los bebés es una imitación que pretende acercarse a su percepción de la realidad, que no es más que: la forma en que hablan los seres humanos. Pero, nunca llega alcanzar esa supuesta realidad, ya que la forma en que termina hablando él, de adulto, es totalmente distinta de la forma en que hablan las personas que originalmente utilizó como modelos. La realidad de cómo habla el bebé cuando completa su aprendizaje, es única y característica. No se parece a la de nadie más. Y eso nos lleva a una gran pregunta, ¿al aprender y al educarnos, terminamos siendo nosotros mismos, imitando a los demás al aprender de ellos, o somos solamente una copia?
El consumismo desmedido, es una consecuencia de ello, para Baudrilland. La supuesta abundancia y el Estado del Bienestar es una simulación de lo real, que evidencia que tal abundancia no existe o solamente existe para unos, es parcial. Los signos nos codifican la simulación. Compramos agua embotellada para beberla, ya que el agua potable que sale del tubo o grifo, no la reconocemos como real. Esa es una simulación creada, por ejemplo. Se ha dicho, que dentro de poco, reconoceremos al aire que respiramos como producto. La simulación se consumará, cuando lo compremos. En el futuro, ¿trabajaremos para respirar? O, peor aún, ¿lo hacemos ya?
Lo vemos con el constante bombardeo de la publicidad de productos o servicios, tangibles o intangibles y como nos reconocemos en necesitarlos. Baudrilland dice, que hoy en día somos un reflejo de todas esa simulaciones como si nosotros mismos fuésemos pantallas de esa pseudo-realidad. Una clara contradicción paradójica, de la afición que hemos desarrollado por las pantallas y la vida simulada que vivimos en redes sociales, la televisión, la ideología o arte que seguimos, la foto posada, el avatar del día y el uso que damos a otras tecnologías: vivimos la hiperrealidad. La cultura es nuestro reflejo de la realidad. Mucho, no es lo que parece.
En la película, el nivel de detalle es tan preciso con este libro de Jean Baudrilland, que, en la misma página en que el actor Keanu Reeves, abre el libro para sacar el disco, se aprecia el nombre del título del último capítulo en su versión en Inglés: En Nihilismo. En este comentario del libro, el autor nos advierte que no debemos caer en el nihilismo o negación total de simulacros y de la hiperrealidad. La Fe religiosa, la espiritualidad en momentos difíciles o el efecto disuasorio que produce un país al mantener un ejército con arsenal nuclear ante otro que amenaza, pueden ser simulaciones interesantes de analizar para el autor. La realidad, es que no hay que prepararse para la guerra, cuando se busca la paz. Esa necesidad, es otra simulación sembrada a través de los siglos. Vivimos en permanente simulacro.
El filósofo esloveno Slavoj Žižek en varios de sus accesibles e interesantes análisis ha explorado el conflicto realidad e irrealidad que sufrimos y la aceptación de una u otra dependiendo de cómo vivimos. Por ejemplo, solo para citar dos, sobre el cine y la fabricación de fantasías y deseos que construimos a partir de “lo que vemos”, en La guía de cine para pervertidos 1, 2 y 3 de 2006, o en el caso de la ideología detrás de la política y las estrategias de mercadeo y ventas en la publicidad, que se puede apreciar en La guía ideológica para pervertidos de 2012. Con su trabajo, Žižek, cuestiona nuestra realidad.
En la segunda escena que quiero recordar aquí de la primera película de La Matrix, se aclara hasta qué punto el proceso de aceptación de La Matrix, puede ser consciente o no. El corte se produce estando Neo frente a Morfeo y este último le ofrece al primero la opción de elegir, entre descubrir la verdad de la realidad o seguir viviendo en sueños. Lo hace con una simple elección, escoger la Píldora Azul donde la historia termina y se despertará en su cama creyendo lo que quiera creer y probablemente que todo ha sido un sueño, para seguir soñando y atrapado por La Matrix o puede escoger tomar la Píldora Roja, podrá “quedarse en el País de las Maravillas, mientras te enseño hasta dónde llega la profundidad de la madriguera del conejo…”, le dice Morfeo, interpretado impecablemente por Laurence Fishburne. Al final, antes de la elección de Neo, Morfeo le insiste y le advierte: “Recuerda, solo te ofrezco conocer La Verdad, nada más…”
Neo, se inclina por la Píldora Roja y la saga de películas se convierte en una serie de eventos que hacen dudar a Neo constantemente de su condición. Descubre de varios Oráculos y que son el mismo, que es probablemente “El Elegido”, el número 6, de 5 que han fracasado previamente y que debe salvar al 1% de la población que se rehusa a aceptar a La Matrixn y que viven en Zion. Resulta, que un 99% de la humanidad sí se adapta y acepta, siempre inconscientemente al programa que producen sus sueños que perciben como realidad, no buscan despertar, ni sueñan de forma incómoda, como le pasó a Neo. Al decir esto* El Arquitecto, el padre de *La Matrix, acaso nos pregunta a la vez, ¿en cuál de los dos grupos de porcentaje nos ubicaríamos nosotros?
Otros seres humanos, inclusive aceptan conscientemente a La Matrix, como le sucede a Cypher, interpretado por Joe Pantoliano, quien traiciona a la Resistencia entregando a Morfeo, a Neo y a Trínity, interpretada por Carrie-Annie Moss. Ella, representa el verdadero amor incondicional de Neo, el amor que siempre cree en él, el amor que no duda ni cuestiona, el amor que responde aunque no queden preguntas, presente inclusive; en ese momento extremo, el instante en que aceptamos la simulación del fracaso. Con amor, nunca hay derrota. Trinity, es parte fundamental de la respuesta.
Cypher, por el contrario, es quién advierte a Neo, diciéndole en referencia a regresar a La Matrix: “… Significa: ponte el cinturón Dorothy, porque Kansas va a desaparecer”, en alusión al tornado gigante descrito en “El Maravilloso Mago de Oz” de Frank Baum. Cypher, los entrega al Agente Smith representante de la Inteligencia Artificial creadores de La Matrix y magistralmente interpretado por Hugo Weaving. Cypher, también es el que pide, no recordar nada cuando lo reinserten como alguien famoso en La Matrix, al negociar su traición, Cypher sentencia: “La ignorancia es una bendición”.
La historia de La Matrix, es un clásico “viaje del héroe” del mitólogo Jospeh Campbell. Pero creo, que se inspiró en parte, en el capítulo Dreams For Sale de la serie de televisión de 1985, The New Twilighth Zone, continuidad de la original de 1959, pionera en estos planteamiento y que se mantuvo al aire en distintas versiones durante 11 temporadas y 285 episodios. Escrito por Joe Cannon. Meg Foster, la protagonista, vive una vida de ensueño con su familia y es despertada abruptamente, por fallos, repeticiones y cortos circuitos en la secuencia del mismo. De alguna forma, Déjà vu que explica distinto, La Matrix. Meg en su personaje, al abrir los ojos, enfrenta la realidad de estar en una cámara junto a miles de seres humanos, unos al lado de otros, todos dormidos, consumiendo sueños de vida como su vida. De repente, su realidad se convierte en su pesadilla al despertar. Inmediatamente, es atendida por el personal de mantenimiento que repara su cama, para que ella siga viviendo su sueño por los 6 minutos restantes que le quedan, de su Realidad Virtual contratada. Al regresar a él, la cama se incendia y daña irreparablemente, dejando atrapada a la mujer en su sueño para siempre y creyendo que lo que vivió al despertarse, era un sueño.
Un tema que ha sido tratado a lo largo de la Historia. Soñamos dormidos o despiertos. Vivimos en la realidad o una ficción que alguien nos ha o nos hemos creado. En la genial obra de teatro de 1635: La vida es sueño del escritor español, Pedro Calderón de la Barca, ya se había planteado estas interrogantes. En la trama, Segismundo es un prisionero desde que era niño en la Polonia de la edad media. Resulta, que había sido encerrado en una torre por su propio padre el Rey Basilio para evitar que fuese reconocido como heredero ya que al nacer, se presagió que sería un Monarca terrible, despiadado y cruel con su pueblo. Segismundo, quién ignora todo ello, ha creído toda su vida que su crimen, ha sido el haber nacido. Cuando este alcanza su adultez, su padre decide probarlo como regente y para hacerlo, lo seda hasta la inconciencia con una poción adormecedora. El plan del Rey es que al despertar Segismundo, se le diga que él, es el Rey y que todo lo que le había pasado era un sueño. Al despertar Segismundo y escuchar aquello, duda, pero lo cree finalmente, ya que toda la corte pretendía que eso era así. Segismundo se comporta cruel y despiadadamente con la corte, y con su padre incluido, y este último, amenaza con que le puede hacer dormir de nuevo, y hacerle creer que su corto reinado había sido un sueño también.
Segismundo, es encerrado otra vez y nuevamente cree que su precario reinado fue un sueño. Segismundo recapacita y estando en prisión, comprende que debe ser una buena persona y reflexiona en versos:
Es verdad; pues reprimamos esta fiera condición, esta furia, esta ambición, por si alguna vez soñamos; y sí haremos, pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive, sueña lo que es, hasta despertar.
Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas le convierte la muerte, ¡desdicha fuerte!
¡Que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte! Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en este mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí de estas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ficción, una sombra, una ilusión, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
(Pedro Calderón de la Barca, 1635)
Segismundo, finalmente es liberado para que reine Polonia, y confundido ya no distingue lo que es real de lo ficticio, pero acepta reinar y por si acaso, su vida es un sueño, reina con justicia y misericordia perdonando a los que lo agraviaron. El pueblo polaco admira a su Rey Segismundo y reconocen que El Sueño, fue su maestro y que la felicidad humana pasa como un sueño porque hay que aprovecharla.
Es evidente que La Matrix y La vida es sueño, son representaciones modernas de la popular Alegoría de la Caverna que describe Platón en La República. En el caso de La Matrix, ha sido identificado por prácticamente todos los críticos y analistas de la película, como tal. Los prisioneros de una caverna subterránea solo pueden ver las sombras de figuras proyectadas en la pared por la luz del fuego. Los prisioneros, llevan tantos años ahí, que entienden y aceptan que esas figuras en sombras son la única realidad que conocen. Al liberarse uno de los prisioneros, sale a la superficie y sus ojos son lastimados por la luz del sol. Descubrir la verdad, duele. Al adaptarse, empieza a ver la realidad del exterior y comprende que las sombras que veía en la caverna no eran la realidad sino solo una versión manipulada y previamente escogida de esta.
El exprisionero, ahora libre en casi todos los sentidos, regresa inmediatamente a la caverna, a la oscuridad. Lo hace para informar de lo aprendido con su experiencia, al resto de compañeros aún prisioneros. Cuando ellos lo escuchan, unos le creen y muchos se burlan y lo tratan de loco o mentiroso. De hecho, la mayoría no quieren ser liberados y prefieren seguir encadenados a su selecta y ficticia realidad. La luz del Sol representa el conocimiento. No es casualidad, que nacimiento es sinónimo de alumbramiento. El que adquiere sabiduría, la quiere compartir naturalmente, de lo contrario, tan solo se ha informado. Como reconoció Pablo Neruda: Para nacer he nacido y escribiendo vivió, agrego yo. El que adolece de conocimiento, ignora también que lo necesita en algunos casos. No todo el mundo busca respuestas en la evidencia.
Seguir al conejo blanco, es la instrucción, el consejo o la oportunidad, como la queramos ver, de iniciar ese viaje interior de meditación y autoconocimiento, místico, creativo, profundo y robusto en evidencia y ciencia, que nos puede liberar. Seguir al conejo blanco o no, siempre es nuestra elección. Con la luz del conocimiento, se reduce el miedo. Sin temor, tendremos la oportunidad de ser felices. Seguir al conejo blanco, es una forma de ser libres, si alcanzamos la sabiduría. No dejes de aprovechar la ocasión cuando se te presente y se presenta todo el tiempo. El tiempo que escasea. Sigue al conejo blanco.