Hace un tiempo me topé con la noticia de una empresa que era denunciada en redes sociales tanto por sus trabajadores como por sus clientes. Esto me pareció un caso curioso, ya que siempre es un lado o el otro el que no está conforme con la empresa, pero que fueran ambas partes llamó mi atención.

Indagando más sobre el caso, me entero de que era una web que ofrecía modelos 3D realizados por una IA especializada en arquitectura. Pero la verdad era distinta, ya que tras la cortina había un proceso distinto al que se le mencionaba al cliente, lleno de explotación laboral y falsa información.

La empresa era denunciada por explotación por parte de los empleados y por estafa por los clientes. Y es que existían detalles que se mencionaban y otros que se decidían ignorar para beneficio de la empresa. Por ejemplo, al cliente se le ofrecía un resultado en menos de 15 minutos, el resultado podía tener algunas imperfecciones, pero la explicación de esto era porque “era realizado por una IA” que realizaba el trabajo en tiempo récord para entregar la petición deseada.

Lo cierto es que la IA existía, pero no en esa plataforma; además, el proceso era distinto al que se le mencionaba al cliente. El proceso real era que la petición era recibida por un empleado y este debía procesarla en otra web en donde sí había una IA y posteriormente el empleado debía descargar, modificar y corregir imperfecciones.

Es evidente que este trabajo extra debía realizarse en un tiempo demasiado corto, porque el cliente debía recibir el resultado en 15 minutos máximo, si el empleado no cumplía el plazo era penalizado con reducción de pago o despido absoluto (que en este caso tal vez sería una bendición).

Mi debate interno

Con toda esta información inicié un debate interno. Primero entiendo que el cliente sí está siendo estafado porque, aunque le están dando un resultado, le están mintiendo en el proceso. Además, respecto al trato con los empleados, aunque se entiende que deben cumplir con una labor, también es cierto que la empresa debe proporcionar herramientas suficientes y dar plazos entendibles para cumplir con las obligaciones y funciones de cada cargo, de no ser así, y de incumplir esta condición, ir a la amenaza directa de despido o de reducción de dinero ya deja mal por cualquier lado que se le mire a la empresa.

Respecto a los empleados, son los más afectados, porque cuántas veces no aceptamos un trabajo por la necesidad de subsistir un mes más. Evidentemente, ante tal injusticia es fácil pensar “yo lo dejaría”, pero justamente este tipo de empresas, este tipo de explotación, necesitan, buscan y existen, gracias a que hay personas que en verdad no tienen oportunidad de maniobra o decisión, lo único que les queda es aguantar ese cargo con esas funciones hasta que el destino les permita un cambio.

Otro factor importante en este caso es el cliente: el cliente normalmente no le importa el trato que reciben los empleados de una empresa. Con tal de que cumplan con las peticiones que ha pedido, se queda feliz por recibir el servicio. Pero llevándolo a este caso, ¿Un cliente aceptaría pagar para que alguien, un ser humano, le entregue un trabajo en 15 minutos; teniendo en cuenta esa advertencia de “no será un trabajo perfecto al 100%” o le exigiría a un empleado que entregue el trabajo rápido y bien?

Una cuarta pata para esta mesa

Aquí es donde entra un factor extra en mi debate y es la empatía humana, porque todo lo contado me hace pensar si se permitía errores a la IA por ser la IA o si al momento que se dio a conocer que eran personas las que realizaban o corregían los trabajos se permitiría un trabajo que, aunque está realizado en tiempo récord, vendría con errores.

Con esto quiero decir: somos capaces de perdonarle o hacernos de la vista gorda A los errores realizados por una IA, por solo ser una herramienta, pero los estándares cambian si tratamos con un ser humano.

Se exige a los seres humanos ser capaces de superar las capacidades de una herramienta creada para ayudar a la humanidad, pero, en cambio, si el humano no es capaz de realizar un trabajo mejor y más rápido que dicha herramienta, se escoge la errónea opción de reemplazarlo con tecnología.

Este resultado es paradójico, porque esperamos la perfección de lo imperfecto como es el ser humano, y aceptamos imperfecciones de lo que debería ser perfecto, como lo es una herramienta que puede aprender, mejorar y desarrollar con el proceso debido de programación.