Me encantan los deportes acuáticos y, en particular, adoro el buceo. ¿Qué hacer entonces cuando se vive en un país donde el invierno dura seis meses, y las temperaturas oscilan entre los -10°C y -20°C? En estas condiciones, los lagos, los ríos, incluso cursos tan importantes como el Río San Lorenzo, se congelan.
La solución sería ir a un país tropical para hacer buceo submarino, diría usted. Y, de hecho, esto es lo que los fans del buceo hacemos para procurarnos nuestra imprescindible dosis, de este deporte, durante la temporada invernal. Una alternativa, si usted no puede, o no quiere, viajar lejos, es hacer el buceo subacuático cerca de casa, bajo el hielo.
Por cierto, me sorprendí mucho la primera vez que oí hablar de buceo bajo el hielo. Me pareció que esto no era practicable, pero, sí que lo es. Esta posibilidad extiende la temporada de buceo a todo el año sin tener que desplazarse a los países del sur y como se les explicará a continuación. No soy una persona que ama el frío y, por lo tanto, no me gustan los deportes invernales, pero, paradojalmente, pensé que lo mejor que podría hacer para luchar contra este clima seria bucear bajo el hielo, en otras palabras, tomar el toro por los cuernos o "meterme en la cristalería". La lógica era que haciendo buceo bajo hielo superaría mi reticencia psicofísica al frío.
El buceo bajo el hielo es una actividad regulada y requiere una certificación especial, es decir una licencia, que ofrece PADI a quienes han superado el curso, esto es debido a la cantidad de detalles técnicos que se deben dominar para que esta actividad subacuática sea segura. Nos explica Stéphane Lavigne, nuestro instructor, durante la conferencia previa a la certificación en medio natural, en el agua, bajo el hielo. Para obtener la certificación, o licencia, además de haber completado el curso teórico, deben hacerse tres inmersiones bajo hielo en un medio natural.
Una regla básica del buceo es no practicarlo nunca solos ya que un compañero puede proporcionar asistencia inmediata en caso de problemas técnicos o de salud. El buceo bajo el hielo es una actividad en un espacio aparentemente cerrado, es como encontrarse bajo un techo, en este caso de hielo. Por esta razón es necesario tomar variadas precauciones. Por lo tanto para hacer este específico deporte se requiere un mínimo de siete personas. Efectivamente, el buceo bajo hielo implica un trabajo de equipo.
Al igual que con otras formas de buceo, siempre hay por lo menos dos buzos que se sumergen al mismo tiempo. Cada buzo lleva puesto un arnés para ser atado a una cuerda, por lo general de 35 metros de longitud. En la superficie, hay otros dos buzos que sujetan esta línea de vida a los dos buzos que están en inmersión. La comunicación entre los buzos en la superficie y aquellos que están sumergidos se hace tirando de la cuerda de salvación, la línea de la vida. Por lo tanto, es muy importante que la cuerda esté lo suficientemente tensa para que la transmisión de mensajes en forma de golpecitos sea posible. La quinta persona es el buzo de socorro, que está listo para zambullirse en caso necesario. El buzo de socorro también lleva un arnés y está atado a una cuerda de 70 metros. La razón de la doble longitud es debida a que esto permite hacer círculos con un radio dos veces más largo para alcanzar, y socorrer, en un caso de necesidad, un buzo sumergido que se haya desatado de su cuerda. El buzo que socorre tiene su propio buzo tensor en la superficie, que es el sexto miembro del equipo. Una séptima persona está constantemente preparada, con agua caliente, para descongelar el regulador, en los casos en que esto se produzca.
El día de la certificación nos llega el fin de semana sucesivo. Nosotros lo haremos en el Lago Saint-François, del río San Lorenzo, cerca de Montreal. Lo primero que debemos hacer es limpiar la nieve que hay sobre el lago para aumentar la visibilidad bajo el hielo. Un camión con pala mecánica llega para ahorrarnos esta parte del trabajo. El siguiente paso consiste en perforar tres agujeros con un trepano al fin de poder pasar la sierra para cortar el hielo, que tiene un espesor de 50 a 60 centímetros. Todos los buzos nos ponemos a cortar, y nos damos cuenta que con este espesor, es mucho más difícil de lo que pensábamos, de manera que nos tomó su tiempo.
Debemos procurar hacer un agujero en el hielo a forma de triángulo equilátero de un metro de cada lado. Esta forma geométrica es la más fuerte y resistente. También permite un mejor apoyo cuando el buzo vuelve a la superficie del hielo. Luego se coloca una plataforma de madera alrededor del agujero para que no se dañe el hielo cada vez que los buzos descienden y remontan a la superficie. Sí, todo parece muy complicado, pero en realidad no lo es. Esta es realmente una actividad muy agradable, especialmente porque que se hace en equipo.
Hemos terminado los preparativos. Todos estamos ansiosos de sumergirnos y nos llega el tiempo de inmersión. El equipo de buceo debe ser apropiado para estas condiciones extremas. El regulador de presión de aire debe estar capacitado para operar a estas temperaturas. Lo ideal es un traje de buceo impermeable (un traje seco), además de un pasamontañas y de guantes en neopreno de 5 mm de espesor.
Cuando me toca y entro al agua me siento muy feliz. ¡Qué maravilla! ¡Qué increíble la sensación de poder ver el hielo desde abajo!. Si bien no hay mucha vida subacuática en esta época de año, la mayoría de los peces están invernando, los efectos de la luz y los rayos coloreados son sorprendentes. En realidad, ademas, bajo hielo no hace tanto frío debido a que la temperatura del agua es de 2°C a 3°C, mientras que en la superficie es de alrededor de -10°C.
Contando mi experiencia a mis amigos me preguntaron si tuve miedo. De hecho, para nada, ya que la línea de vida nos unía en todo momento a alguien en la superficie, y esto a pesar de que a partir de una cierta distancia no se logra ver el agujero por donde nos sumergimos. La cuerda, a la cual estamos atados, nos aseguraba y señalaba, de todas maneras, por donde debíamos volver a emerger sólo debíamos seguirla hasta la superficie. Debido al lastre que llevábamos y al hecho de estar en el agua, no se pudo salir a la superficie solos. Una o dos personas desde allí nos ayudan y nos sacar del agua.
Completadas las tres inmersiones necesarias para la certificación, estoy muy satisfecho y contento de haber superado este desafío contra el frío y me encuentro dispuesto a repetir esta actividad otra vez o muchas veces más.
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