En artículos anteriores hemos señalado la urgente necesidad de ir cambiando el actual paradigma mental y relacional en el que estamos insertos hace miles de años que hemos denominado de Lucha entre opuestos por prevalecer hacia un proceso que nos conduzca a un nuevo paradigma mental y relacional que denominamos De la inclusión de opuestos hacia la armonía.
Estas reflexiones han de considerarse como ideas fuerza, para la reflexión, para generar conciencia, ojalá «movimientos sociales» amparados en compromisos de vida de cada cual más allá del protestar.
Todos somos parte de la responsabilidad de cambiar desde nosotros en una relación amorosa, respetuosa con nuestro entorno. No es una lucha contra nadie. No implica apoyar determinada ideología. Se trata de abrirnos a un desenvolvimiento de nuestra conciencia para vivir de manera consecuente. Todos componemos la sociedad; la humanidad comienza desde nuestro entorno más cercano. Familia, amigos, vecinos, comuna, país, planeta.
Un cambio de paradigma ha de ser un proceso en el tiempo. Como conjunto social hemos de considerar su urgente necesidad. Requerimos «creer, confiar, alimentar mental y emocionalmente» que el cambio es posible. Que el paradigma de Lucha entre opuestos no es determinista o «natural» en el ser humano, sino que, con voluntad, con trabajo –interior y exterior- podemos ser parte del proceso de cambio de paradigma en el tiempo. Nos favorece el avance científico y tecnológico y los valores humanistas y éticos.
Elemento esencial hacia dicho cambio es la educación. El respeto de la diversidad como uno de los valores humanistas y éticos en dicho proceso educacional, se traduce en la coexistencia de credos, ancestros, tradiciones, creencias, visiones de la vida y del mundo, el libre albedrío de cada cual, para elegir su manera de vivir en sociedad. Aprender a no caer en ideologías cerradas que alimentan la polarización entre la gente.
Como parte de una determinada sociedad respetuosa, hemos de elegir voluntaria y conscientemente la armonía relacional desenvolviendo el amor a la diversidad. Necesitaremos un proceso de reflexión, diálogos, paneles que desemboquen en plebiscito. Posiblemente generando una Carta Constitucional muy sencilla que tenga la misión fundamental de entregar pautas, orientación, hacia una sociedad que priorice el Bien Común Ciudadano, hacia una sociedad de bienestar como procesos en el tiempo. La democracia ha de renovarse sobre esas bases.
Que nadie, tiene derecho a obligar a otro/a que contra su voluntad abandone lo que le hace sentido como forma de vida, como sentido existencial. El libre albedrio como expresión de libertad funciona como «libertad para elegir». Evitando el libertinaje. Elegir lo que está fuera de la ley ha de tener severos castigos por parte de la sociedad.
La educación ha de fortalecer la elección de vida de cada uno de los ciudadanos de acuerdo a su libre albedrío y a lo que la sociedad como conjunto sostiene como valores esenciales relacionales, compatibles a los credos de cualquier tipo que se tenga.
La educación al interior de cada familia es fundamental. Como es claro que dicha educación se ha debilitado. La educación nacional y regional tendrían que ayudar. Como educación de calidad, nos ha de entregar herramientas a fin de que voluntaria y sistemáticamente podamos desenvolver la conciencia sobre la práctica de valores humanistas y éticos siendo consecuentes a los mismos. Especialmente niños y jóvenes.
La educación permitirá tomar conciencia de haber nacido en una humanidad de la cual hemos heredado además de los valores humanistas y éticos, conocimientos, tecnologías, diversidad de bienes y servicios que disponemos desde que nacimos en este planeta.
Desenvolver la conciencia se traduce en profundizar el amor, el adecuado manejo de nuestros pensamientos y emociones, capacidad de escuchar, empatizar, de abrirnos mentalmente a reflexionar, a dialogar. Este tipo de educación hacia un nuevo paradigma ayuda a formar personas capacitadas, competentes para ocupar cargos de responsabilidad. A ser armónicos como personas.
Priorizar el Bien Común Ciudadano, significa acordar nuevas maneras de gobernanza. Nuevas maneras de legislar, de aplicar justicia. Nuevas maneras de relacionarnos, de vincularnos, de trabajar, de pensar y sentir. Nuevas formas Institucionales. Una sociedad de confianza mutua.
Situación social, política y espiritual en la actualidad
El actual paradigma de Lucha entre opuestos por prevalecer, ha generado la simiente para que pululen todo tipo de ideologías, muchas basadas en creencias irreconciliables con graves polarizaciones, trasformando en muchos casos, lo «político» en «politiquero», lo «religioso dogmático» generando sectas fanáticas y violentas; lo delictual en organizaciones de terror, la corrupción, la falta de probidad en una «forma de vida» gracias a la liviandad y al relativismo respecto a los valores humanistas y éticos.
Una cosa es prever. Otra cosa es enfrentar lo que está ocurriendo en muchos lados. La prevención de lo delictual, del fanatismo y la violencia, parte desde la familia, la educación, desde la fortaleza de cada sociedad en sus valores, con claridad de lo que es legal de lo que no es, de que es lo permitido y que conductas se salen de ello, asegurando un nivel básico de armonía relacional.
La educación de calidad provee la posibilidad de que cualquier persona, en lugar de elegir abrazar un sentido existencial en su vida, dentro de los valores que la sociedad haya oportunamente elegido, escoja, por ejemplo, trasformase en delincuente.
Cuando tenemos una situación social -a modo de ilustración- como la chilena, en que la seguridad ha empeorado de manera impensable, se ha de priorizar enfrentar esa realidad. Ha de enfrentarse sin dobles estándares, con claridad y decisión, a través de acciones en inteligencia, estrategias, disponer de policías capacitadas con elementos y atribuciones adecuados; contando con la «desproporcionalidad debida» respecto a las organizaciones delictuales, de terror, que copan las poblaciones vulnerables y grandes áreas del país, para desincentivar su acción. Habrá que legislar con la urgencia debida para recluirlos a fin de analizar de manera científica, quienes pueden ser recuperables como ciudadanos para sumarse a la sociedad, de quienes además de recibir condenas adecuadas y mantenerse aislados del resto, han de colaborar a generar recursos para financiar el gasto que la sociedad hace para mantenerlo aislado y biológicamente vivo.
Cuando la delincuencia se mantiene bajo el control social, las labores de reinserción han de ser fundamentales. En una sociedad que elija comenzar un proceso para vivir un paradigma de integración social, la delincuencia tendría que ir desapareciendo o al menos atenuándose fuertemente. Hay tareas inmediatas y tareas complementarias a las mismas. Pero más vale temprano que tarde hay que enfrentar la realidad con gente idónea para salir del atolladero.
Pensando en una democracia sustentable
Imaginemos cómo podría ser la democracia en una sociedad que apunta a priorizar el Bien Común Ciudadano. El sufragio universal debería ser una herramienta importante pero no la única como sucede actualmente.
Habrá que mantener herramientas como plebiscitos, vinculados a temas de interés ciudadano bajo protocolos que aseguren ambientes previos de información, reflexión, diálogos y participación activa de los ciudadanos que se interesen con retroalimentación adecuada de quienes correspondan a fin de aclarar las diversas aristas de lo que estaría bajo consulta ciudadana.
Los poderes legislativos, judicial y ejecutivo tendrían que tener sus independencias, aun cuando la existencia de flexibilidad en trabajos de coordinación y diálogo ha de ser fundamental.
Habrá que revisar de manera completa la institucionalidad de cada país, de cada sociedad, de manera de que se validen y legitimen socialmente, en procesos con plataformas de participación activa de la ciudadanía. Ello implica un modo de trabajar totalmente diferente a lo acostumbrado.
De la política y de la politiquería
Démosle significación al término Política como «el arte del gobernar». Esto implica personas competentes en los cargos públicos, con adecuadas condiciones personales, abiertos mentalmente a reflexionar, dialogar, trabajar en equipo siempre priorizando el Bien Común Ciudadano.
La politiquería mantiene la mentalidad propia al paradigma actual, de «lucha» traducido como ambición de poder, «amiguismo» en el nombramiento de candidatos, autoridades y cargos públicos, enfrentamientos, polarización ideológica, debilidad valórica, descalificaciones.
Habiendo trascurrido el mes de Julio 2023, la situación «politiquera» en Chile se ha agravado de modo sustancial, con diverso tipo de escándalos, por parte de autoridades y partidos de gobierno, especialmente uno denominado Revolución democrática donde diversos miembros de la misma están investigados por varios delitos: faltas a la probidad, sospechosos robos de computadores de diversas dependencias públicas con actuación de personas detenidas en las cárceles. Malos manejos de dineros públicos en distintos lugares del país con valores escandalosos a través de Convenios con particulares, sin mayor control, sin boletas de garantía, entregas a Fundaciones, muchas de ellas formadas por actuales autoridades entregando fondos sin concursos ni control, entre tantas situaciones.
Lo mencionado se agrega al ambiente de inseguridad existente por las numerosas organizaciones delictuales que tienen al país sometido con barrios y lugares geográficos bajo su control. Ilustrando expresiones recientes de la politiquería actual que incluso lleva a la corrupción.
La politiquería también se refleja en las encuestas. Ellas muestran que la ciudadanía no sólo no participa en los partidos políticos, sino que tampoco se sienten interpretados por los mismos. Al igual que las posturas ideológicas los partidos políticos parecen estar obsoletos. Los esquemas de «izquierdas y derechas», «gobierno y oposición», «nosotros y ellos», alimentan el actual paradigma de Lucha entre opuestos que aparece como factor fundamental en la actual situación política, social, económica, espiritual en todo el planeta.
Cuando la sociedad prioriza el Bien Común Ciudadano apunta hacia procesos de satisfacción de las necesidades de los ciudadanos en sus diversas áreas. Allí surge la necesidad de personas que tengan competencias, idoneidades personales para trabajar en equipo, generar consensos, aceptar errores y capacidad de irlos enmendando como procesos en el tiempo. Un ambiente armónico.
Una nueva democracia implicaría, además, contar con asesoría tecnológica, científica, de experiencias exitosas, con participación activa de ciudadanos representativos y aportantes. Quizás diversos equipos trabajando de modo paralelo a fin de ir perfeccionando la Institucionalidad con mayor eficiencia (Educación, Salud, previsión, obras civiles, justicia y sus derivados, etc.).
Evitar situaciones impresentables producto de la «irracionalidad politiquera». Ilustración representativa: Los proyectos constructivos, industriales, que hayan sido aprobados por la Institucionalidad vigente, tendrían que estar sujetos a consultas y a plebiscito si fuese necesario con la población involucrada a dicho proyecto antes de que sea aprobado por las autoridades para ser implementados.
Lo que ocurre en chile, es que después de que el proyecto es aprobado por las instituciones competentes, e incluso estando en proceso de construcción, sea detenido por muchos años gracias a acciones judiciales de algunas personas, después de haber llegado a etapas de terminaciones constructivas, lo que desestimula la inversión, el crecimiento y la generación de empleos con mediano o alto valor agregado. Genera además incertidumbres acerca de la institucionalidad vigente.
El hotel Punta Piqueros en Con Con, ya construido, en etapa de terminaciones, está detenido por acciones judiciales de vecinos que acusan que el «permiso Municipal de construcción» es ilegal. El sentido común nos muestra que los protocolos fallan gravemente al no posibilitar que antes de que se otorguen los permisos de construcción se permita hacer las observaciones que pudiesen invalidar el proyecto. Punta Piqueros lleva 10 años paralizado. Se habla de «obcecación empresarial». Existen varios casos similares.
¿Cómo es posible llegar a esto?
Preguntas desde el sentido común: ¿Por qué no se analiza en instancias previas a fin de que el permiso municipal y los permisos institucionales ambientales hubiesen estado sujetos a protocolos adecuados, oportunos, de manera de que la judicialización no sea aceptable después de haberse invertido tiempo y dinero?
Es estimulante que parte de la ciudadanía opte por innovación, nuevos proyectos, dejar huella de su paso por este planeta y por su sociedad. La sociedad democrática ha de cuidar tener Instituciones que funcionen, que se legitimen y aprueben por parte de la ciudadanía a fin de que este tipo de situaciones no ocurran.