Fiasco: nombre masculino.
Desengaño o resultado adverso en una cosa que se esperaba sucediese bien, «fiasco electoral».
Todo es relativo, aunque el fracaso duele mucho más de lo que satisface la victoria. Ganar es fácil y positivo, pero perder no es la compensación, lo opuesto de ganar, no. Perder es mucho peor. Puede que para algunos no sea así, pero para la gran mayoría de los seres humanos, perder (el hecho y la pérdida en sí) es mucho peor que la victoria o el mantenerse a flote.
La psicología del gol
Hace una semana y poco tuve la desgraciada oportunidad de creer que había conseguido un humilde éxito en mi carrera artística. Un contrato que no era muy grande, pero que me habría asegurado volver a mostrar algo de lo que tengo para el público, algo que no pienso guardarme para mí mismo y que, si me dan la oportunidad de mostrarlo, es un gran logro.
Todo venía de una jugada anterior, un contraataque. Me habían hecho una oferta algo peor, pero que me había permitido salir a buscar otras opciones y dentro de las que se me presentaban por delante había aparecido esta, más interesante y, a priori, un gol fácil.
En dos pasos nos planteamos en el área, preparados para chutar a gol. La defensa se prepara, hay un rebote, retrocedemos, pero sin cansancio volvemos para adelante, la negociación parecía que iba a llegar a buen puerto y de pronto alguien apaga la luz.
Se acabó el partido.
Fiasco.
Nunca hubo partido. Del otro lado no había equipo o al parecer estaban jugando otro partido, porque todo se fue al demonio sin saber muy bien porqué. No puedo decir que me marcaran un gol, pero acabamos perdiendo como si fuera por goleada, porque el arte sigue en un cajón y la música se fue para otro lado.
Y creo que me hubiera alegrado mucho menos de lo que ahora me apena no haber conseguido esa oportunidad. Porque la alegría habría sido muy grande, pero esta pena, este fiasco no termina de irse.
Y somos así. Buscamos el gol, siempre. Luchamos y estamos al ataque y no nos esperamos una contra, un resbalón, que alguien apague la luz, que se pinche el balón…
Y así se aprende
Eso dicen, no sé, pero yo no termino nunca de aprender. Los fracasos son el alimento del que busca ganar y dicen que te hacen más fuerte. A mí eso me suena a libro de autoayuda total. A canción de cantautor.
El fiasco te lo comes con patatas y miras para adelante y tiras del carro porque no queda otra, no porque el golpe te haya hecho más fuerte. El gol no entró en el arco que tenía que entrar y así estamos, otra vez tocando el esférico para ver si a la siguiente entra donde toca. No somos más fuertes que hace dos minutos, somos los mismos, aunque igual sí toca dominar un poco esa bronca que a veces no te deja pensar.
Puede que los años te hagan más sensato, más calmado. Debería ser así, pero los golpes los encajamos siempre mal, siempre con una desesperanza que cuesta hacer callo y que escuece, siempre escuece.
Esta semana toca sorpresa en el mundial, la que viene toca sorpresa en el trabajo. La segunda duele mucho más, no es una selección ni una bandera, es tu billetera, es tu vida. Así se suceden los fiascos, así la esperanza de lograr más y caer al fondo, rebotar y tirar para adelante una y otra vez.
No es un tema de clases, razas, sexos. Todos tenemos un fiasco cada equis tiempo y a todos nos dicen que no pasa nada, que eso nos hará más fuertes.
Cuando algo no sale, no sale
Hay que aprender a que el fracaso es lo que es y no otra cosa. No es un endurecimiento o una mejora. Es parte de la vida. Un fiasco es un resultado adverso cuando esperabas lo contrario y la vida está llena de fiascos, por lo tanto, hay que hacerse a vivir con ellos. Hay veces que dependen de uno, hay otras que dependen de varios factores. Tenemos que luchar siempre por conseguir lo mejor, pero también hay que saber que el fracaso es la otra opción.
Calcular, entrenar, prepararse, estudiar, relajarse, todo eso ayuda al éxito, ¿cómo no iba a ayudar? Pero hay imponderables, imprevistos y también otras personas delante. Somos impredecibles. No es solo el azar jugando con nosotros, es todo lo que no controlamos que la mayoría de las veces juega a nuestro favor y otras tantas en contra. Pasa. Son cosas que pasan y listo.
Y no se acaba el mundo
«Comerte un fiasco no significa que vos lo seas o que vayás a seguir comiéndolos toda la vida» decía una personalidad argentina una vez. Coincido. Yo ya tengo varios y como el de hace dos semanas, sigo tragando y no paro, como la selección argentina, toca seguir adelante y listo. «Hay que tirar para adelante, la otra opción es una porquería», sigo de acuerdo con ese gran intelectual sudamericano.