El overthinking se basa en darle muchas vueltas a un mismo asunto sin llegar a ninguna conclusión. Un pensamiento en bucle que nos puede jugar malas pasadas, quitarnos energía o bloquear nuestro desarrollo personal.
Si alguna vez te has pasado horas dándole vueltas a una situación vivida o que aún está por llegar, has repasado las palabras que dijiste, cómo las dijiste, la reacción de tus oyentes o todo lo que te faltó por decir, bienvenido/a, este post es para ti.
Es sábado y, después de una dura semana de trabajo, mi mente repasa los días y se empieza a detener en lo ocurrido el jueves. Mis pensamientos están, sin darme cuenta, en una de esas atracciones que giran sin parar, de las que sales mareado y a la que no te quieres volver a subir.
¿Qué es el overthinking?
El overthinking es un estado mental. Es pensar más de lo necesario sobre un asunto, sea pasado o futuro.
Para mí es como viajar en el tiempo, pero en la peor de sus versiones, ya que pensar demasiado nos hace perdernos el presente. Cuando estamos pensando en las mejores respuestas a una discusión de hace una semana, no estamos viviendo el ahora. O cuando imaginamos que mañana, en esa presentación del trabajo, todos nos juzgarán. Imaginamos las miradas, los comentarios, incluso lo que piensa esa gente que ahora mismo solo vive en tu cabeza y que te está haciendo angustiarte por algo que ni siquiera ha ocurrido y que, probablemente, jamás ocurra. Lo único que sucede es que vives con una ansiedad anticipatoria constante, con pensamientos adivinadores que te alejan de tu paz mental.
¿Por qué le damos tantas vueltas a las cosas?
Se ha estudiado que este estado mental es característico de las personalidades más inseguras, ya que esa constante necesidad de aprobación, el perfeccionismo y el miedo a equivocarse son el combo (im)perfecto para vivir esta afición tan tóxica. Y hablo de afición porque el overthinking se acaba convirtiendo en una actividad más de tu día a día. Aunque no te des cuenta, estos pensamientos obsesivos ocupan gran parte de tu agenda, por lo que ser consciente de ello te puede ayudar a detenerlos, o al menos a redirigirlos.
Una de las preguntas más recurrentes en este tipo de pensamientos es el «¿por qué hice o dije esto?». El pensar en lo que deberías o no deberías haber dicho o hecho es como empezar a tirar de un hilo infinito que nunca terminas de recoger. Es un bumerán que vuelve y vuelve hacia ti, a la misma pregunta y que nunca te da la respuesta que necesitas, porque, sencillamente, no la hay. Dijiste o hiciste algo porque en ese momento lo sentiste así y eso ya es cosa del pasado. Intenta dejarlo ir.
Algo curioso es que nos obsesionamos con estas cuestiones, pero realmente solo lo recordamos nosotros y le damos importancia nosotros. Piensa que el resto del mundo está muy ocupado con sus propios problemas como para tener que pensar en lo que dijiste hace dos semanas.
Los pensamientos obsesivos en bucle son tóxicos, pues tienen el poder de intoxicar otros pensamientos que sí son positivos y que se relacionan con otros pilares de nuestra vida. El overthinking extiende el pensamiento negativo, creando una nube oscura que contamina tu paz mental. Al final, es como una niebla que no te deja avanzar porque no te permite ver más allá.
Algunos consejos según los expertos
Acabar con el overthinking no tiene una solución mágica, sino más bien es una sucesión de decisiones y actividades que nos llevarán a seguir con nuestro desarrollo personal sin que estos pensamientos nocivos nos bloqueen o paralicen.
Ser conscientes de este bucle es un primer paso para afrontarlo. Es complicado dejar de pensar para alguien que piensa demasiado, pero se puede empezar por gestionar los pensamientos. Cuando te das cuenta de que no estás disfrutando del presente porque estás dándole (demasiadas) vueltas a otros asuntos, hay que pensar en la raíz de ese problema. Si piensas en cosas que ya han sucedido y no dejas de repasar cada paso que diste, piensa también que no hay vuelta atrás y que eso que es tan importante para ti, no lo es para los demás.
Permítete errores, todos los cometemos. La perfección no existe y cuanto antes te mentalices de ello, más feliz vas a ser. El problema del overthinking es que nos paraliza para seguir avanzando. Bloquea nuestro crecimiento personal y nuestro equilibrio emocional. Por ello, lo mejor es dedicar ese tiempo a otras cosas: a tus hobbies, a tus seres queridos, a actividades de ocio y, en general, a disfrutar el aquí y el ahora.
Según expertos como la psicóloga Lori Gottlieb, un buen ejercicio para no dejar que nuestra mente vuele al futuro es pararte a pensar en el «5, 4, 3, 2, 1» (5 cosas que puedes ver ahora mismo, 4 cosas que puedes oír ahora mismo, 3 cosas que puedes sentir ahora mismo, 2 cosas que puedes oler ahora mismo, 1 cosa que puedes saborear ahora mismo). Al final, se trata de un pequeño juego que te mantiene en ese «ahora mismo» y te hace ser consciente del mundo que te rodea y de tus sentidos en ese preciso momento. Por unos segundos te olvidas del pasado y del futuro y vives el presente.
Para mí sigue siendo sábado y ahora mi presente es disfrutar de un té negro caliente mientras escucho el sonido de la lluvia que asoma por la ventana.