Yasmin Corrales, venezolana y responsable de África por la Comisión de Relaciones Internacionales de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela, y diplomática, nos habla desde el corazón....
La pérdida de su padre a los 10 años fue el primer detonante de su madurez. Marcada para siempre, eso moldea su personalidad y le da ganas de vivir.
Nacida en uno de los barrios de Caracas, de una madre enfermera y un padre contable público que murió muy joven por la negligencia de un sistema de salud fracasado, la única búsqueda de Yasmin fue desafiar esta situación de fatalidad en un barrio plagado de drogas, violencia y desolación, cuestionándose constantemente: ¿Por qué vivía en un entorno social tan precario? ¿Por qué no había agua ni gas como en todos los sitios? ¿Por qué su madre tuvo que trabajar más para mantenerlos? ¿Por qué hay tanta violencia? ¿Por qué se viola a las niñas? ¿Y por qué no se las protege y cuida, incluida su hermana? ¿Por qué el deterioro de los valores humanos? Una crisis social, sin agua corriente en las casas, violencia en torno al liceo al que asistía, jóvenes inmersos en la droga, chicas embarazadas a una edad muy temprana, sin asistencia sanitaria, sin cobertura social para los pobres y la clase trabajadora, un sistema hospitalario minado por las huelgas e incapaz de atender a pacientes como su padre, que murió, cuando todo lo que la comunidad quería era esperanza, la necesidad de un cambio, de una transformación.
Mi madre Jafet Belinda González, que fue mi principal inspiración cuando el mundo sólo me mostraba adversidades.
Todas estas razones la llevaron a reflexionar, a enfrentarse y a rebelarse contra una realidad que no quería y un sistema que había que cambiar. Alimentada por su determinación de luchar por su familia y por y con su comunidad, formó parte de los jóvenes que acompañaron los movimientos revolucionarios para liberar a Venezuela, pero antes tuvo que formarse, continuar sus estudios y hacer sacrificios para ello, siguiendo un proyecto educativo ofrecido a jóvenes de 17-18 años que no lograban entrar a las universidades. Acompañó su vida estudiantil con su compromiso político en el Movimiento Estudiantil Encuentro Crítico, y luego pasó a formar parte de la juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela, con un fuerte compromiso con los intercambios con los jóvenes del continente africano. Su experiencia profesional le ha permitido entender la complejidad y los estereotipos que resultan del colonialismo.
Fue gracias a su madre, baluarte de la lucha, que pudo construirse e inspirarse, para tener éxito en sus estudios y entrar en una formación de élite, para una profesión de élite, y al proceso revolucionario que se encontró en igualdad de condiciones con los demás para tener éxito. Armada con un máster en estudios latinoamericanos y una investigación en la lucha de las mujeres africanas, Yasmin entra en el mundo laboral con la cabeza bien alta, y luego a fuerza de trabajo y fuerza de voluntad, se convirtió en diplomática.
Cuando mi país fue desgarrado por la revolución, se aprobó una nueva constitución y se establecieron una serie de derechos. Por fin nos dimos cuenta de que teníamos derechos. Chávez dijo que no se trata de tener leyes, sino de poseerlas.
Una sociedad socialista es inconcebible sin la plena participación de las mujeres en igualdad de condiciones con los hombres.
La revolución es sobre todo feminista, porque las mujeres son el pilar de la revolución.
(Hugo Chávez)
Antes, cuando se hablaba de Venezuela, se hablaba de mujeres de belleza plástica, pero gracias a la revolución bolivariana, a Chávez, que capitalizó el impacto de la palabra mujer, incluyendo la noción de género, como mujer y como ciudadana, las mujeres pudieron revivir los orígenes de la revolución bolivariana, sus referencias y la importancia de su identidad y multiculturalidad en la construcción de la historia del país. Si no son jefas de sus familias, son jefas de sus comunidades, de centros de trabajo, de partidos, de movimientos sociales, músicas, directoras de orquesta, han conquistado sus derechos y están ejerciendo su papel dondequiera que estén, y aunque todavía no tengan suficiente representación política, continúan la lucha.
Yasmin es una mezcla de orígenes indígenas y africanas, y la cuestión de la identidad es primordial para ella:
Tenemos mujeres valientes de sangre caribeña y africana que han desempeñado un papel destacado a lo largo de los siglos, como Teresa Carreño, una gran pianista del siglo XVIII, que compuso una obra de carácter patriótico, «Himno a Bolívar». Otras que han sido pilares de nuestra sociedad, como Lucena Tibisay, rectora de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE), luego presidenta del Consejo Nacional Electoral y actual Ministra de Educación, Argélia Laya, política, activista contra el racismo y la lucha por la igualdad de oportunidades para las mujeres, María León, una de las referencias vivas de la lucha feminista venezolana, activista de la solidaridad internacional por causas justas como la palestina, la saharaui, la cubana, la nicaragüense, y otras. Reina Arratia, feminista, trabajadora social, luchadora por la inclusión social y el racismo. Yulimar Rojas una heroína del deporte, que batió su propio récord mundial de triple salto femenino en 2020 en Tokio. Zobeyda Jiménez una figura del arte y del saber cultural ancestral, con sus mundialmente conocidas muñecas de trapo, «Ciudad Canción», un proyecto de música popular, para poner en valor los instrumentos musicales tradicionales y sacar de la sombra a niños, jóvenes y adultos con talento a nivel nacional e internacional.
Es un pueblo que, a pesar del embargo económico impuesto por Estados Unidos, ha logrado romper con el esquema cultural clásico del pasado creando la mayor orquesta sinfónica del mundo, registrada en el Libro Guinness de los Récords, con 8573 músicos locales representando todas las figuras extraordinarias de la sociedad, en prioridad las de cultura afrovenezolana que antes eran ignoradas, no reconocidas e invisibilizadas, por fin han sido reconocidos por su talento, y que han interpretado magistralmente la Marcha Eslava de Tchaikovsky, una obra de 12 minutos de duración.
De la esclavitud al reconocimiento cultural
Con un 53% de negro-africanos y afrodescendientes, podemos reconocer con orgullo nuestra cultura afrovenezolana con ocho estados en todo el país, que reúnen la historia y la memoria de los esclavizados que, tras una larga lucha contra la discriminación, consiguieron su libertad, fueron a establecerse en tierras donde construyeron pueblos y ciudades, reconocimiento y consideración, gracias a su participación en la revolución, a nivel académico, de investigación y de campo, y a la puesta en marcha de diversos proyectos por parte de Chávez para promover su participación en la vida política, económica, social y cultural de la nación.
Su carrera en África: el lugar de las mujeres en África
A pesar de las dificultades de incomprensión del idioma en África, ha construido una red de contactos y relaciones con mujeres y jóvenes africanos en torno a la lucha contra el imperialismo y por la construcción de un auténtico proyecto de convergencia Sur-Sur, generando oportunidades para los jóvenes de ambos continentes en medio de una explosión y productividad cultural y artística.
Su primer puesto profesional fue en Benín, en el marco de intercambios con mujeres que han puesto en práctica la economía participativa, social y solidaria para gestionar su comunidad, construir sus casas, satisfacer sus necesidades y liberarse de la represión de la sociedad. Luego, en Ghana, con la fuerte militancia de las mujeres en el movimiento panafricano contra el sistema colonial. En Angola y Sudáfrica, donde las mujeres son responsables de las relaciones internacionales, y el movimiento femenino africano es muy activo. Siempre en evolución, todos ellos luchan contra el solapado sistema colonial de explotación de la riqueza por parte de megaproyectos y empresas extranjeras.
Desmantelamiento del sistema patriarcal
Citando a Argelia Laya: «Una sociedad socialista es inconcebible sin la plena participación de las mujeres en pie de igualdad con los hombres».
«Existo en la sociedad y me reconozco en mi papel principal como protagonista con mis deberes y derechos en el ejercicio de mi profesión». Fue en un campo elitista como los estudios de relaciones internacionales y luego en el cuerpo diplomático, donde Yasmin pudo ver la omnipresencia del patriarcado, porque, aunque hay muchas mujeres allí, no son proporcionalmente iguales a los hombres. Si el embajador es un hombre, la mujer es siempre la segunda. Y en la última remodelación del gobierno, Nicolás Maduro se ha rodeado de mujeres al frente de varios ministerios, como el de la Mujer e Igualdad de Género, el de Pesca, el de Pueblos Indígenas y el de Sanidad, así como representantes en la Asamblea Nacional. Así, a pesar de las sacudidas del patriarcado, los cerebros maestros de la revolución bolivariana en curso son las mujeres. Uno de los proyectos más importantes, liderado por ellas, es el de la autoconstrucción de sus propias casas, hechas ladrillo a ladrillo desde la planificación, el trazado, los cimientos hasta la estructuración, y la arquitectura.
Qué mejor manera de desmantelar el sistema patriarcal que decirle al mundo que las mujeres, organizadas en un proyecto inclusivo y ambicioso, pueden ayudarse mutuamente y construir viviendas sociales con sus propias manos. Un proyecto que Venezuela ofrece al mundo.
Sus lazos con Túnez
Antes de venir aquí, naturalmente tomé nota de la situación de las mujeres en Túnez, de los progresos realizados, de las luchas emprendidas, de los fracasos, de los éxitos y de los retos a los que se enfrentan hasta hoy. Haber votado el derecho al aborto en 1973, antes que en Francia en 1975, es un avance notable para Túnez, cuando en nuestro país todavía se discute el aborto en la asamblea nacional.
Pero a pesar de la actividad militante de las mujeres tunecinas, he observado que el método de lucha no muestra a algunas mujeres que merecen ser reconocidas, como Hend, cuyos métodos y experiencia podrían inspirar a otras mujeres. Y por eso, es necesario escuchar nuevas voces, para promover nuevos métodos que muestren una nueva visión y nuevas formas de lucha. Las mujeres son activas, piensan, luchan, hay que hacerlas visibles en todas partes, en Mansoura, en Guebili, se necesitan medidas y acciones urgentes para desmantelar los sistemas de opresión como el patriarcado asociado al capitalismo, y poner en valor las diferentes formas de expresiones culturales y artísticas que existen para difundirlas por las regiones del interior del país.
Hemos aprendido que, para cambiar una sociedad, necesitamos mucho amor, amar lo que somos, amar el país, para lograr nuestros objetivos en la construcción de una sociedad que incluya a los jóvenes y a los diferentes estratos de la sociedad, en el compartir y en el intercambio.
«La diplomacia, impregnada de cultura, empuja a la diplomacia de los pueblos como semilla para abrir el camino a la construcción de otro tipo de relaciones en las que el arte, la cultura y la creatividad son maestros...» como en la reciente puesta en escena por parte de Yasmin de una serie de actuaciones, en la capital y en el sur de Túnez, entre el Grupo Herencia, formado por dos artistas-profesores de la Universidad Nacional de Arte Experimental (UNEARTE), Manuel Moreno y Mónica Mancera, a través de su nuevo proyecto «Mujer Tambor», y los profesores y alumnos del Instituto Superior de Música de Túnez en clases magistrales de percusión jam session y stambali música tradicional afrotunecina, Banga y percusión afrovenezolana y talleres de música tradicional bajo la dirección de Zouheir Gouja y su inmenso talento para casar culturas, percusiones y música. A continuación, con los grupos de canto y danza del sur de Túnez. Intercambios ricos y fuertes, vínculos tejidos entre Túnez, su historia, su cultura, su arte y su posición en el continente africano y el increíble encanto artístico del pueblo de la República Bolivariana de Venezuela con todo lo que su peso histórico puede despertar en los corazones y las mentes de los enamorados de este país... más allá de los ingresos petroleros que unos y otros codician.
Y, a pesar de los ataques y el bloqueo, tenemos la capacidad de reinventar nuestras luchas, de asumir retos y de seguir reinventándonos y encontrando formas de contrarrestar las dificultades que se nos imponen, de sortearlas y de superarlas sin cesar...