El siglo XX conoció oficialmente dos grandes guerras, ambas llamadas Guerras Mundiales, la Primera, desde julio de 1914 hasta noviembre de 1918 y la Segunda, desde septiembre de 1939 hasta mayo, en Europa, y septiembre de 1945, en Japón. No fueron las únicas guerras que azotaron diferentes países y regiones de Europa, aun cuando no estaban inmersas en esos tiempos históricos. Tampoco el término o fin de una de estas guerras detuvo otras guerras. En cierta forma esas «otras» guerras han sido la continuación de las originales, Primera y Segunda, que marcan los hitos históricos señalados.
Del período del término de la Segunda Guerra Mundial, se producen a escala mundial las guerras nacional libertadoras anticoloniales, poniendo fin a los regímenes colonialistas, con más de 140 conflictos de esta naturaleza que originaron que las Naciones Unidas, fundadas en 1945 con 52 países, hoy tengan, en su Organización, 194 países miembros.
La Segunda Guerra Mundial fue más destructiva que la Primera en todo sentido, no solo en lo material sino también en vidas humanas. La Primera tuvo un saldo en vidas de alrededor de 14 millones de muertos, la Segunda alrededor de 52 millones, de los cuales casi 30 eran solo de la Unión Soviética, y las luchas anticoloniales desde 1945 hasta 1990 produjeron alrededor de 28 millones de muertos, el doble de la Primera Guerra y poco más de la mitad de la Segunda, lo que por sus costos humanos vivimos una Tercera Guerra Mundial «anticolonial», de la que no tuvimos consciencia como tal, como Guerra Mundial Anticolonial.
De todas estas guerras, de una u otra manera, se acabaron imperios históricos, se redefinieron fronteras, se reagruparon países, surgieron nuevos países, se redistribuyeron las áreas de influencia geopolítica de los grandes países surgidos de estas conflagraciones, se rediscutieron las áreas de control de materias primas estratégicas, y de mercados, para la producción mundial del siglo XX.
El siglo XX fue de guerras, de distinta naturaleza, no solo en territorio europeo, sino también en África y Asia. Junto a esos escenarios se dieron las particulares guerras binacionales en distintos países, y las luchas político-militares internas en diferentes países cuando se producían levantamientos internos de sus cuerpos armados contra los regímenes y gobiernos constitucionalmente existentes imponiendo dictaduras, tiranías, satrapías y otras formas autoritarias y antidemocráticas de gobierno, como sucedió muy frecuentemente en América Latina.
Tanto la Primera como la Segunda Guerra Mundial tuvieron sus etapas. En ambas se desarrollaron bloques de países, que actuaron enfrentados, así en la Primera se dio el enfrentamiento entre la Triple Entente contra la Triple Alianza, y en la Segunda Guerra, los Aliados contra las Potencias del Eje nazi-fascista.
Desde la Primera Guerra hasta la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en 1991, el mundo se fracturó políticamente en dos grandes campos mundiales, el socialista y el capitalista. En una primera etapa hasta el término de la Segunda Guerra Mundial cuando solo la URSS existía, y a partir de 1945 aparecieron un conjunto de países europeos que se sumaron a la construcción socialista, de tipo anticapitalista. Así también surgieron los bloques de países socialistas y capitalistas. Resultado de esta división política ideológica surgieron los conceptos de «cortina de hierro», para encerrar imaginariamente a los países socialistas de Europa, y «cortina de bambú», para hacer lo mismo en el Asia.
De la Primera Guerra Mundial surgió, en octubre o noviembre, de acuerdo con los calendarios de época, la Rusia comunista, en 1917. Contra ella se coaligaron los ejércitos de esos países europeos que también apoyaban a los grupos contra revolucionarios internos de Rusia. Lenin, el jefe revolucionario de la Rusia Soviética, se vio obligado a firmar con Alemania el Tratado Brest-Litovsk, resultado del cual Estonia, Letonia y Lituania se entregaron, como territorios, a la dominación alemana.
En el territorio europeo y asiático, al impacto de la Revolución Socialista de Rusia, se agitaron los movimientos revolucionarios, provocando la proclamación de otras Repúblicas Socialistas, que terminaron en aliadas bajo un régimen federal, que desde 1921 hasta 1991 se llamó Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, que comprendió a Rusia, Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Estonia, Georgia, Kazajistán, Kirguistán, Letonia, Lituania, Moldavia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán, territorios que comprendían más de 120 nacionalidades.
La Primera Guerra cubrió fundamentalmente países europeos, la Segunda se proyectó fuera de Europa, fundamentalmente en África, Asia y el llamado Oriente Medio.
La Segunda Guerra Mundial se produjo cuando Hitler, Alemania, invadió Polonia el 1 de septiembre de 1939, lo que provocó inmediatamente la reacción de Inglaterra y Francia declarando la guerra a Alemania. Pocos meses después Alemania, aprovechando la primavera de 1940 se lanzó sobre Europa. El inicio fue una guerra relámpago de Alemania que se conoce como como Blitzkrieg que desarrolló con tanques, aviones y artillería.
Ambas guerras las perdió Alemania, como principal país. La Primera cuando la obligan a firmar el Armisticio, la Segunda con la entrada del Ejército Rojo a Berlín el 8 de mayo de 1945, el suicidio de Hitler dos días antes, la rendición de los alemanes y la rendición de Japón cuando les hacen detonar las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, sin que hubiera necesidad de ello, originando la época atómica post Segunda Guerra Mundial, y dando origen a una carrera armamentística, de esta naturaleza casi impensable, hoy con capacidad de acabar con todo el género humano, en caso de que llegase a estallar un conflicto de estas características.
Ante el avance de Hitler y de Alemania, la URSS se vio obligada, a pocos días de ingresar las tropas alemanas a Polonia, a firmar el Tratado de No Agresión, el 23 de agosto de 1939, el Pacto Ribbentrop-Molotov, con Alemania, procurando tiempo para prepararse para una mejor defensa del objetivo nazi fascista de llegar a acabar con la URSS.
Ante el avance de Alemania sobre Polonia, la URSS presionó sobre Finlandia para ejercer control de una parte del territorio finlandés, poner bases militares, para cuidar no solo el territorio de Finlandia de una agresión y ocupación alemana sino también para ejercer un control geopolítico y militar sobre el Golfo de Finlandia y establecer una zona de seguridad, que evitara una entrada alemana por la región, entonces, de Leningrado, a 32 kilómetros de la frontera finlandesa. Finlandia se opuso a la pretensión soviética y la URSS invadió su territorio el 30 de noviembre de 1939, obligada así a luchar contra el Eje nazi-fascista del cual era aliada antes de esa ocupación en 1939. En 1940 con el Tratado de Moscú, Finlandia y la URSS firmaron un Tratado de Paz.
Como resultado de la Segunda Guerra Mundial, en Europa, en correspondencia con la existencia de nuevos países socialistas, y de los bloques socialistas y capitalistas existentes, Estados Unidos impulsó, como un instrumento militar en los países europeos, no socialistas, una Organización Militar del Atlántico Norte, OTAN, que enlaza o une a esos países europeos con los Estados Unidos, en su lucha político, ideológica y eventualmente militar con la URSS y contra el comunismo internacional especialmente en esa zona de Europa. Otros frentes militares, como la SEATO también impulsó Estados Unidos en Asia.
La OTAN se fundó el 4 de abril de 1949 con 12 países: Estados Unidos, Canadá, Francia, Bélgica, Italia, Dinamarca, Luxemburgo, Islandia, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido. Ante este frente militar la URSS y los países socialistas surgidos en la Segunda Guerra Mundial constituyeron, una organización militar semejante, agrupados alrededor del llamado Tratado de Varsovia, el 14 de mayo de 1955, que unió a la Unión Soviética, Polonia, Checoslovaquia, la República Democrática Alemana, Hungría, Rumania, Bulgaria y Albania, y a la República Popular China como país observador.
La OTAN y el Tratado de Varsovia existieron como alianzas de apoyo, defensa y seguridad mutuas, como bloques políticos militares. El Tratado de Varsovia existió hasta el 1 de diciembre del 1991, cuando los países socialistas, en ese momento, le pusieron fin a esa alianza y la disolvieron. De la misma manera se esperaba que la OTAN, ante la desaparición de los países socialistas también procediera a su desintegración y desaparición. Pero no fue así. La OTAN actualmente comprende 30 países europeos, incluidos la mayoría de los constituyeron parte del Tratado de Varsovia que, en el escenario, o panorama, internacional y europeo, eran también un valladar de la frontera, entonces, soviética y, luego de 1991, de la frontera rusa con los países europeos.
A la OTAN ingresaron en 1952 como miembros Grecia, Turquía y la República Federal de Alemania, en 1955 lo hizo España, en 1999, ya disueltos los países socialistas, ingresaron Hungría, Polonia y la República Checa, en el 2004 se sumaron Rumania, Bulgaria, Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, Letonia y Lituania, en el 2009 se sumaron Albania y Croacia, en el 2017 lo hizo Montenegro y en el 2020 se incorporó Macedonia.
Desde 1991, la OTAN ha mantenido relaciones con Ucrania, sin que este país hubiese ingresado ni a la Unión Europea ni a la OTAN. Desde el 2008 intentó ingresar, pero en el 2010 se congelaron estos esfuerzos.
En el 2014 tras la incorporación de Crimea a Rusia, y los movimientos proindependentistas de las regiones de Donetsk y Lugansk, de la región del Dombás de Ucrania, la situación de las relaciones Ucrania-Rusia se agudizaron, generando conflictos armados internos, sin que los Acuerdos de Paz, en Minsk, tuvieran gran eficacia.
En el 2017 se aprobaron las condiciones legales, en Ucrania, para negociar su posible ingreso a la OTAN, fortaleciéndose ese intento con el actual presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski quien, en el 2020, impulsó una Estrategia de Seguridad Nacional con este fin.
Esto es lo que ha provocado la reacción rusa que sostenía que Ucrania no debía pertenecer a la OTAN, que en su territorio no se establecieran bases ni emplazamientos militares de la OTAN, lo que ha provocado el actual conflicto político militar, que lleva ya varias semanas.
Rusia sigue considerando una amenaza a su seguridad la existencia de la OTAN, su desarrollo y ampliación militar a los antiguos países socialistas europeos, y la provocación de poner bases militares de la OTAN a poca distancia de su frontera.
Rusia hoy no es un país socialista. Es un país capitalista, cuyos intereses y proyecciones, de tipo capitalista, están en la mira de los intereses de los Estados Unidos, principalmente, como el país hegemónico del mundo capitalista, con más fuerza desde 1991.
Mientras esto no se le garantice a Rusia la situación militar que hoy tiene Ucrania parece que no va a cambiar, por más resistencia que ofrezca el ejército de Ucrania y parte de su población.
La provocación de la OTAN no tiene límite. En estos últimos días se ha anunciado que Finlandia y Suecia están en proceso de incorporación a la OTAN. Como países miembros de la Unión Europea han estado en contra de la presencia de tropas rusas en Ucrania y han estado de acuerdo con las políticas militares que se impulsan a favor de los ucranianos, sin estar hasta ahora en la OTAN, como países miembros de esta organización militar.
Frente a la posibilidad de que Finlandia y Suecia, como parte de este movimiento, se incorporen a la OTAN, Rusia ha advertido que esa incorporación tendrá repercusiones políticas y militares. Para Rusia estos dos países deben estar fuera de la órbita de la OTAN y del conflicto militar existente.
Es claro que el Golfo de Finlandia sigue ahí. Es claro que sigue siendo una región de alto nivel estratégico y geopolítico. Es claro que sigue siendo esa zona una posible entrada al territorio ruso, en caso de un conflicto militar regional, llegando a San Petersburgo, la anterior Leningrado, motivo por el cual la entonces Unión Soviética ocupó Finlandia en 1939 para controlar y detener el avanza nazi-fascista por esa región. Esto sigue siendo igualmente válido hoy para Rusia para detener la cercanía militar de la OTAN a sus fronteras.
Si estos dos países siguen este camino peligroso, favoreciendo los intereses y la presión de los Estados Unidos y de la OTAN en esa región, van a provocar, sin lugar a duda que Rusia, nuevamente, como en 1939, ocupe Finlandia, y si es del caso a Suecia también, por su seguridad.
Este nuevo escenario de presencia militar rusa, si llegara a darse en estos países, también crea condiciones, cada vez más cercanas, para un grave conflicto militar de amplio espectro, que puede abarcar todos los territorios donde haya bases militares de la OTAN, en cualquiera de los países europeos donde se encuentren, así como al propio territorio de los Estados Unidos, como país miembro y hegemónico principal en la OTAN.
¿Este es el escenario que se está buscando? ¿Con que aviesos fines? ¿Creerán las autoridades políticas de los Estados Unidos y los dirigentes de la OTAN que una guerra ampliada no los va a afectar?
Si hay una nueva guerra, llámese mundial o no, en Europa, por sus alcances y territorios que afectará, tendrá las dimensiones de una nueva guerra mundial, con posibilidades de que se usen armas nucleares y el peligro que ello tiene para toda la población mundial y el planeta mismo.
La sensatez es lo que urge en quienes dirigen política y militarmente a los países actualmente involucrados en estos sucesos que afectan, en el terreno militar, a Europa ahora.
Si queremos la paz tenemos que luchar contra la guerra, contra los que atizan, provocan y promueven los escenarios de guerra, contra el militarismo mundial, contra la producción de armas de todo tipo.
La simple neutralidad militar de tres países, Ucrania, Finlandia y Suecia, puede ser la mayor garantía para la paz en Europa y en el mundo.