El registrador Nacional, Alexander Vega, ha sido el funcionario público más cuestionado en los últimos días en toda Colombia. Aunque podría pensarse que todo tiene que ver con las variaciones que hubo entre los votos obtenidos en el preconteo del 13 de marzo y la entrega de resultados del 18 del mismo mes, su actuación ha causado incomodidad desde que, a finales del año pasado, dijo una frase que ha sido recordada por los partidos de oposición: «El que no sienta garantías, no debería presentarse». Son estos partidos a los que les aparecieron más votos al final, luego de que grandes grupos de voluntarios del Pacto Histórico se dieran a la tarea de revisar los formularios E-14, donde los jurados de votación registraron los resultados de las mesas. El Pacto obtuvo 390.000 votos más, comparando el 13 y el 18 de marzo, lo que le permitió certificar su victoria como el partido más votado. El Pacto Histórico es el partido al que pertenece Gustavo Petro, quien perdió las elecciones hace cuatro años ante Iván Duque y es el candidato más opcionado a ganar en este 2022. El partido del presidente Duque, el Centro Democrático, perdió más de 50.000 votos entre las dos fechas y perdió curules: en 2018 logró 19 senadores y en este 2022 quedó con 13. El Pacto Histórico, que se presentó hace cuatro años como Lista de la Decencia, pasó de 3 senadores a 19.
Algunos especialistas han señalado que el mal desempeño de este Gobierno, los casos de corrupción, los abusos de poder por parte de la Policía y el Ejército, los asesinatos de líderes sociales, el descontento general traducido en protestas —que también generó vínculos políticos entre posibles candidatos y los votantes—, y muchas otras razones que aquí hemos mencionado estos años, llevaron a esos resultados. Álvaro Uribe y otras voces del partido de gobierno se han quejado de los resultados y señalan a Alexander Vega como cómplice en un fraude orquestado. No obstante, Vega fue nombrado por Iván Duque y las entidades gubernamentales se han encargado de beneficiar a los partidos que han estado en la coalición de Gobierno, como el Conservador, que tuvo mejores resultados en las votaciones que el Centro Democrático. La paranoia o el miedo de los uribistas ha llegado a declarar un intento de «golpe de Estado»: quienes han estado en el poder, han designado funcionarios convenientes para sus intereses —como en la Fiscalía y la Procuraduría—, tienen control indiscutible de las fuerzas militares y cuentan con el apoyo de medios nacionales, alegan que alguien tiene más poder que ellos en Colombia. El uribismo pidió un reconteo el 21 de marzo que sería ilegal en ese punto, ya que la cadena de custodia de los votos terminó antes de la solicitud. Aunque el registrador dijo que lo haría, luego de las críticas de juristas y distintos sectores, reculó
Ahora el foco se centra en la votación de la primera vuelta presidencial. Federico Gutiérrez, candidato ganador de la consulta de derecha llamada Equipo por Colombia, contará con el apoyo del uribismo: el candidato del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, se retiró un día después de las elecciones para anunciar su apoyo a Gutiérrez. Sergio Fajardo, quien se considera como el candidato de centro, buscará aumentar su apoyo: ganó la consulta menos votada de las tres. Petro ya anunció como fórmula vicepresidencial a Francia Márquez —abogada ambientalista y defensora de los derechos humanos—, segunda votación en su consulta y la tercera precandidata con más votos. Los partidos, con sus testigos, estarán atentos al desempeño de la Registraduría, que el 13 de marzo, según la Misión de Observación Electoral, no fue fraude.
Mientras, sigue un paro armado organizado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Arauca. Uno de los tantos problemas que este Gobierno ha dejado de lado para ofrecerse como mediador entre Ucrania y Rusia —o anunciar ayuda humanitaria a los ucranianos, dejando de lado el informe de la FAO que situó a Colombia como uno de los países con problemas de hambre—, aun cuando Iván Duque no se ha interesado por cumplir los acuerdos de La Habana con las FARC.