El cuidado del cerebro es uno de los grandes olvidados a la hora de cuidarse a uno mismo, de la misma manera que nos ocupamos de nuestra alimentación o hacemos deporte.
Catalina Hoffmann, especialista en estimulación cognitiva y experta en entrenamiento cerebral, ha creado el Método Hoffmann y el Programa de entrenamiento Neurofitness dos procedimientos para el cuidado del cerebro y para sacar de él nuestro máximo potencial.
Antes de entrar en materia, Catalina, ¿podrías definirnos qué es el método Hoffmann y el entrenamiento de nuestro cerebro a través del neurofitness?
Mi pasión desde pequeñita siempre ha sido el cerebro y me apasionaba el Dr. Santiago Ramón y Cajal, al cual he investigado muchísimo. Me parecía increíble como alguien había podido descubrir que en el cerebro había células nerviosas llamadas neuronas.
A parte, hace 30 años era impensable esto de ocuparnos de nuestro cerebro, igual que lo hacemos de nuestro cuerpo, así que esto me llevó a investigar y a crear estas dos metodologías: el Método Hoffmann y el Neurofitness.
El método Hoffmann está enfocado al campo del envejecimiento. Yo quería demostrar que no tenía nada que ver la edad que tuviésemos, ya que el cerebro puede estar en constante aprendizaje y siempre puede mejorar. Es un programa holístico donde se tratan todas las características del proceso del envejecimiento: a nivel preventivo, cuando hay una patología, o cuando la patología está más avanzada.
En cambio, el método Neurofitness es para cualquier edad y cualquier persona y sirve para entrenar nuestro cerebro y crear nuevas rutas neuronales, ya que siempre podemos mejorar, tengamos la edad que tengamos.
¿Las neuronas se van deteriorando con la edad?
No, la edad no tiene nada que ver con la degeneración neuronal. La diferencia entre un niño de 4 años y una persona de 100 años no está en el número de neuronas, si no en las conexiones neuronales. Una conexión neuronal es como una carretera que une una neurona con otra para transmitir una información. En esta carretera viajan unos coches de diferentes tamaños y colores, que son los neurotransmisores: la dopamina, el cortisol, la adrenalina, etc. La diferencia es que el niño de 4 años aún no ha construido estas carreteras, en cambio una persona de 100 sí.
Y… ¿por qué se deteriora el cerebro?
Estos últimos años, con todo el efecto del coronavirus, cada vez me encuentro gente más joven impactada por el estrés, los cambios emocionales, con fragilidad en la autoestima y la conexión con uno mismo… Esto nos afecta y mucho.
Un ejercicio para mejorar el estrés…
Hay muchas técnicas, pero para empezar con las más básicas, tenemos: primero, la hidratación, es importantísimo beber agua nada más levantarse; el segundo pilar es oxigenar, que no es respirar, y por último podar, las podas neuronales, es decir recortar. Si a todo esto le podemos sumar la meditación, o activar la corteza neuronal con música binaural, por ejemplo, u otras técnicas, mucho mejor.
Empezamos con esos consejos, uno por uno… la hidratación.
La mayor composición del cerebro es agua, con lo cual necesitamos hidratarnos mucho. Cuando tenemos sed, ya vamos tarde. Muchas veces nos sentimos cansados y, en verdad, lo único que necesitamos es agua. Y cuando digo agua, es agua, no valen zumos u otras bebidas, agua. Y lo normal son 2 litros de agua al día. Si nos cuesta beber agua podemos ponerle un poco de limón o unas rodajas de pepino. O preparar un té con un poco de jengibre rayado, que aparte es un antiinflamatorio muy potente para el cerebro.
En segundo lugar… la oxigenación.
Mucho más importante que la alimentación, es el oxígeno para el cerebro. Tenemos que inspirar de manera voluntaria, inspirando por la nariz, de esa manera llega el oxígeno al cerebro. Eso se consigue con diferentes técnicas.
La más sencilla, inspirando por nariz e inflando de manera gradual pecho, diafragma y barriga y expirando por boca, como si estuvieses soplando una vela, desinflando tripa, diafragma y pecho.
Por las mañanas al levantarse, un vaso de agua y estos ejercicios de oxigenación 3 veces todos los días, es mano de santo.
Y… las podas neuronales. Primero de todo, ¿qué son exactamente?
Es un proceso que se produce de manera innata en los niños y adolescentes, desde los 5 años a los 16, donde el cerebro decide por sí mismo qué rutas neuronales o qué conexiones se queda, ya que las está utilizando mucho y cuales recorta, por eso se llama podar, es decir las expulsa, porque si no las usa, no las necesita. Como decía Ramon y Cajal, somos el arquitecto de nuestro propio cerebro.
A partir de ahí, yo pensé, ¿por qué no ayudar a nuestro cerebro a podar aquello que no nos interesa? Como emociones negativas, autodestrucción, etcétera.
Para esto hay muchas técnicas, ya que es una de mis grandes especialidades…
Qué interesante…. ¿Una técnica para «podar»?
Una de las técnicas más destacadas para mí es la del «cuaderno de las emociones» para enseñarle a tu cerebro la escritura involuntaria. Consiste en escribir sin pensar, en un cuaderno de hojas blancas, cuando nos vienen pensamientos o emociones negativas, de manera que el bolígrafo represente nuestra parte subconsciente. Ahí, hacemos un vaciado.
En la corteza cerebral que es donde está todo el pensamiento consciente tenemos solo el 30% de la información. El 70% restante está en la subcortical que es la parte subconsciente, entre las cuales se incluyen el sistema límbico que es donde se encuentran las emociones. Al hacer este ejercicio permitimos que nuestro cerebro pueda limpiar todos estos pensamientos negativos, ya que desgastan mucha más energía que los positivos.
Y ¿cuándo tenemos pensamientos en bucle, ya sean positivos o negativos?
Lo primero que hay que hacer en estos casos es, como ya he comentado hidratar, oxigenar y podar, y después ya podemos ir empleando otras técnicas como música o meditación. Estos dos últimos harán que bajen las ondas cerebrales y nos calmemos y el cerebro descanse. La única manera de hacerlo es a través del descanso neuronal, por eso todo lo que te lleve a conectar contigo hace que el cerebro descanse.
Háblanos de la música binaural…
Yo compongo este tipo de música, que es una combinación de música de agua, fuego, aire, con instrumentos y unos silencios determinados… se tiene que escuchar con unos auriculares, para que nuestra corteza cerebral lo escuche desde diferentes puntos, y entonces el cerebro entre en contacto con la música y se relaje.
Y tus meditaciones son una maravilla, porque son cortitas…
Las hago cortas para que las personas puedan conectar con la meditación y hagan esos descansos neuronales, incluso aunque no tengamos tiempo. Aunque sean unos 7 minutos, es muy beneficioso poder desconectar nuestro cerebro. Vienen bien a todo el mundo y tengan la edad que tengan.
Cuando estamos en el momento presente también es como una meditación.
Yo propongo hacer retos en función de lo que necesita nuestro cerebro. Por ejemplo, la lectura, es un ejercicio fantástico, pero ahí el cerebro solo se mantiene activo, pero no lo entrenamos. Cuando entrenamos a nuestro cerebro es cuando lo sacamos de su zona de confort. Por esa razón, he ideado una serie de ejercicios destinados a cada una de las zonas de nuestro cerebro. Hay que perderle el miedo incluso a los ejercicios que nos cuestan, como los de cálculo o lógica… y en solo 3 meses podemos crear esas nuevas rutas neuronales y así despertamos a lo que yo llamo nuestras neuronas Netflix.
¿Neuronas Netflix?
Sí, son aquellas neuronas que están como una persona mirando Netflix, sentaditas en su sofá, sin pensar demasiado y viendo series sin parar. Cuando sacamos a nuestro cerebro de la zona de confort, nuestras neuronas Netflix tienen que levantarse para echar una mano al resto, entonces se activan y nuestro cerebro empieza a mejorar y ampliamos la reserva cognitiva.
En resumen…
Cuidarse a uno mismo no es egoísmo, ya que para cuidar a los otros tenemos que empezar a cuidarnos nosotros primero. Y con 5 minutos al día podemos mejorar nuestro cerebro y en tan solo 3 meses ya notamos una mejoría extraordinaria.
En mis redes sociales puedes encontrar muchos ejercicios para practicar cada día, ejercitar la mente y cuidar esa parte de tan importante de nosotros mismos que es nuestro cerebro.