Un día te deshaces de tu ordenador viejo y al siguiente te das cuenta de que tiene un monedero con unos cuantos Bitcoins que no valen mucho. Pocos años después el precio de los Bitcoins empieza a subir y reclamas al ayuntamiento que te deje entrar al vertedero donde lo tiraron. El precio sigue subiendo y desesperas. Ofreces al ayuntamiento un cuarto de la millonada que hay en ese disco duro… Y el ayuntamiento responde algo así como, déjate de molestar.
El precio de los Bitcoins sigue subiendo y te das cuenta de que en ese vertedero hay un disco duro con 315 millones de euros… Y los demás jugamos a la lotería gastándonos veinte euros para ver si caen 325 mil.
James Howells estuvo minando Bitcoins con su ordenador algún tiempo hasta que se cansó y, en aquel momento, 7,500 Bitcoins era muy poco dinero. Casi ni le dio importancia que su ordenador acabara en un vertedero. Como cuando compras un décimo de la lotería y lo dejas tirado por ahí o en el bolsillo de un pantalón que va a parar a la lavadora, pero todo multiplicado por mil.
La basura que hay que remover para encontrar el «décimo» de James está en un área similar a quince campos de fútbol y a unos 15 metros de profundidad.
Se junta mucha basura en RU, tanta como en el resto de Europa o en ciertos estamentos gubernamentales. Y a veces hay enterrada, entre tanta porquería, una mina de oro. No llego a imaginarme la magnitud de esos 315 millones de euros. Es algo que no sé si en mi vida y la de mis hijos y nietos llegaremos a generar entre todos.
Y está enterrado.
No es como comprar mil décimos de lotería, porque la probabilidad de encontrar esa millonada es mucho mayor de que te toquen esos mil décimos. Y el premio sería el mismo.
No entiendo cómo el ayuntamiento de Newport (Gales) no hace un estudio económico y lanza una votación. Si el propietario dice que ofrece el 25% del premio y la probabilidad de encontrarlo es X, pues es solo cuestión de sacar cuentas. Coste y probabilidad vs ganancia.
¿Ya nadie se lanza a por aventuras locas?
Comprar un décimo de lotería (o diez) no es ninguna aventura. Es más bien una estupidez que todos hacemos para no quedar como tontos si le toca a la cuadrilla, al bar donde vamos o a nuestros vecinos y los del trabajo. Pero no es una aventura.
Invertir en una excavación en un vertedero para obtener 315 millones de euros, eso sí es una aventura. Yo le pediría la mitad al propietario; creo que con eso dan las cuentas para arriesgarse. Y el ayuntamiento de Newport sería entonces al más molón del planeta. Un ayuntamiento caza tesoros, ¿por qué no?
Hala, disfrutad de las fiestas, si os tocó el Gordo de Navidad sin tener que excavar en la basura, ¡enhorabuena! Y si no, siempre nos quedará el niño o invertir en cazatesoros…
¡Feliz Navidad y 2022!