Cómo expresarse si las palabras se encuentran taponadas por una mirada. Cómo empezar un nuevo día de encierro si hoy también el alma se encuentra enjaulada. Cómo dar el primer paso antes de la segunda lágrima.
En nuestra historia que no tiene comienzo ni se intuye un final, se puede acotar el espacio temporal de acuerdo con el propio deseo. En este caso, el contexto del relato es la transmisión de información «interespecie», por lo tanto, podemos convenir un inicio en la Ur de los caldeos, entre el Tigris y el Éufrates de hace varios milenios.
Algo sucede entonces cuando un grupo de personas comienza a plasmar sus primeras leyes y escrituras de propiedad en tablillas de arcilla, utilizando la escritura cuneiforme. Si bien el índice de alfabetización era prácticamente del 0% global, babilonios, egipcios, chinos, hititas, hindúes, mayas y otras muchas civilizaciones históricas acaban por devenir en la complicidad entre un lector y un escritor, sus cuadernos y su computadora.
Pero la musa nace con los griegos y también con ellos, el desarrollo de la escritura imaginativa: la «protonovela» y el teatro. Ellos pintan el amanecer del libro como medio global de comunicación. A partir de ahí, los acontecimientos se suceden: imperios nacen, se desarrollan y mueren, y tímidamente la novela se va asentando en el horizonte de posibilidades de lectura.
La Edad Media y sus canciones y odas a la aventura se cuentan con los dedos de la mano, el Renacimiento conlleva una mayor avocación a la pluma y el papel y, con el desarrollo de la imprenta, los autores que hoy tenemos disponibles se multiplican. La escritura vibra y el número de autores y autoras conforma esta gran colmena de conocimiento.
Siglo XIX y la novela se comienza a convertir en algo nuevo, la «fotonovela», la «videonovela», el cine. Por supuesto el mundo de la escritura se mantiene firme y avanza siguiendo su propio camino, pero de esta espora filmográfica eclosiona un nuevo arte.
Un cohete en el ojo de la luna, un sombrero abombado y un bastón, otro convoy asaltado. Un cielo malva y un juramento, el camino de baldosas amarillas, un avión despegando de Marruecos. La carrera de cuadrigas, las naranjas rodando, una radio en Vietnam y un cine en Sicilia. El halcón milenario, el robo del casino y la casa de apuestas de carreras de caballos. Bicis cruzando la luna, una pluma que cae en un libro, la comunidad del anillo.
Nos gusta contar historias y que nos las cuenten, nos gustan las historias sugerentes, conmovedoras, sorprendentes. Nos gusta escucharlas, leerlas o verlas. El siglo XX, es verdad que fue un jardín del Edén con centro en Hollywood, pero hoy en día el acceso a la grabación de películas abarca hasta la más pequeña de las naciones.
Es ahora cuando germina el cine social e histórico propio de cada lugar, las historias más cercanas nos las cuentan Juan, María y Diego y eso nos conmina a independizarnos del cine estadounidense.
Las nuevas plataformas como Amazon y Netflix nos acercan más sencillamente al calor del hogar las películas más locales en diversos idiomas. Si es cierto que el cine comercial no es mejor que una cita al dentista, también lo es que favorece la divulgación del cine de autor.
Volviendo a estas empresas que ofrecen una programación de cine en casa, no nos queda otra que vaticinarles un futuro fútil. No hay que olvidar que toman ventaja de este sistema económico y por ello no durarán mucho tiempo bajo el mismo formato. Sin embargo, en este momento, es recomendable hacer una búsqueda tecleando la palabra antisistema. Es un insulto y una bendición que varias de las películas que se encuentran en esta categoría pertenezcan a esta etiqueta.
Una de ellas es la película chilena Machuca. Esta película cuenta la historia de amistad entre dos niños pertenecientes a diferentes estratos sociales que son juntados en un mismo colegio de élites. La historia transcurre en los momentos previos al golpe de estado de Pinochet, por lo que este ambiente de turbulencia política y social es el escenario que cuaja esta relación, aunque para nada es el eje central.
La película propone revisar la historia, planteando dilemas sociales y morales en este estado latinoamericano donde la desigualdad sigue siendo la lacra de la evolución intelectual. Es muy significativo que se etiquete como cine «antisistema» una historia así. Como si todavía existiese una élite que mantiene el mismo discurso casi medio siglo después para obtener beneficio propio.
Además, si la etiqueta se la pone una empresa estadounidense, cuando su mismo gobierno promovió la dictadura militar chilena y los miles de asesinatos que ocurrieron entonces, se convierte en una burla cruel. ¡Otra vez el binomio del 73!
Machuca es una película cuyo inicio comprende el empeño de unas pocas personas en evitar la segregación social y termina con el empeño de otros pocos en borrar todo rastro de esfuerzo por conseguir un mundo mejor.
En este relato, nuestro nacimiento se sitúa en Ur, nuestra muerte se produce en el instante final de la mirada entre Pedro y Gonzalo, en Machuca.