La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) suprimió la termodinámica y derogó las leyes de los gases con la complicidad ignorante de académicos y especialistas.
(José Tejada Maury)
Para los que aún tenemos memoria, seguimos recordando los conceptos emitidos en la década de los ochenta cuando se empezó a hacer referencia a la destrucción de la capa de ozono por parte de la NASA, tampoco olvidaremos que se estableció el Protocolo de Montreal para proteger dicha capa; lo que ignoraron dichas entidades es que el ozono es un estado alotrópico del oxígeno y que, gracias al efecto químico de la radiación ultra violeta, el oxígeno atmosférico se trasforma en ozono, dada la gran conductibilidad del oxígeno a bajas presiones (la capa de ozono mide entre dos y tres milímetros de espesor: medición hecha en el año 1925 por institutos alemanes) se deduce que se encuentra a una altura entre 25 y 30 kilómetros dependiendo del afelio y del perihelio solar, según las condiciones de presión y temperatura. De allí se deriva que si se destruyera el ozono; el planeta se enfriaría, ya que no se formaría el espectro de absorción que origina la descomposición de un rayo de luz, es decir no habría radiación infrarroja, ya que cuando se absorbe la radiación ultravioleta a través del oxígeno y se convierte en ozono se genera el espectro de absorción que va desde el violeta al rojo, quedando fuera de estas la ultravioleta y la infrarroja: la ultravioleta de efectos actínicos apreciables y la infrarroja de efectos calóricos. Además de ello, debemos tener en cuenta que la formación de ozono atmosférico a través de la radiación ultravioleta es un fenómeno físico ya que, si se destruye el ozono, el elemento vuelve a su estado original que es el oxígeno y este nuevamente vuelve a su estado alotrópico a través de la radiación ultravioleta, por lo tanto, es un proceso reversible. No se comprende que intenciones tuvo la NASA en afirmar que este era un proceso irreversible. Es por ello por lo que las cumbres y acuerdos seguirán trastabillando mientras no estén fundamentados debidamente con una base científica y todas esas cumbres han sido y seguirán siendo tours burocráticos sin ningún sentido. Teniendo que utilizar estrategias desinformativas y términos sustitutos para mantener el fin, pero alterando los medios, en este caso se jugaron una segunda carta como es el término gases de invernadero, tema sobre el cual ya se expuso en publicaciones anteriores.
Regresando al titular, la termodinámica es la rama de la física que estudia la relación entre el calor, la fuerza aplicada (también conocida como trabajo) y la trasferencia de energía.
La primera ley permite conocer cómo se conserva la energía, la segunda ley es usada para conocer las condiciones necesarias para que la trasferencia de energía ocurra y, la tercera ley, sirve para conocer el comportamiento de los sistemas en equilibrio.
Para nuestro caso, podríamos considerar a la atmósfera como un sistema cerrado en donde no se intercambia materia y energía con el exterior esto debido a que, en la atmósfera, el calor se propaga por convección, es decir; las masas de aire caliente se desplazan para dar entradas a otras más frías y densas, esto se hace mediante un proceso adiabático; es decir, en ningún momento hay intercambio de energía con el exterior, sino que se hace por diferencias de presión.
Por otro lado, han ignorado que cuando un gas se calienta este se expande y al expandirse produce descenso de temperatura; es por esta razón que la temperatura disminuye a medida que aumenta la altura, razón por la cual no existe ningún elemento de juicio que nos pueda explicar un supuesto deshielo de los nevados, ya que si esto está ocurriendo se está haciendo por causas mecánicas o por manipulación con tecnología, dado que por la dinámica atmosférica normal es imposible, porque si esto fuera un deshielo por forma natural, necesariamente la temperatura a nivel del mar debería estar entre 65 y 70 grados centígrados y esto ya hubiera causado quemaduras de segundo y tercer grado a las personas .No está de más recordarles que las nieves perpetuas y nevados están formados por agua en estado sólido, en ningún momento por gas metano o por gas carbónico y en el planeta Tierra el gas carbónico cumple su ciclo natural, igual que el gas metano y el agua, lo mismo que para otros elementos o compuestos moleculares relacionados con el aire y el suelo.
Queda sin fundamento científico afirmar que un gas atrapa el calor, pues un argumento tan irresponsable como estos, no solo pone en tela de juicio a la termodinámica y sus leyes; también hace lo mismo con las leyes de los gases, leyes que han sido estudiadas, verificadas y confirmadas científicamente.
Para que podamos entender la irresponsabilidad de académicos y especialistas en el tema, han debido considerar en este tema los aspectos de los cuales depende la evaporación y son la temperatura de la capa superficial del agua, la humedad del aire, la velocidad del viento y la presión atmosférica, a lo que hay que añadir la magnitud y la forma de la superficie por donde se realiza esa evaporación , la cual se verifica no solamente sobre los mares y ríos en donde naturalmente es máxima, sino también en los terrenos cubiertos de vegetación y en los pantanosos.
La importancia del estudio de la evaporación es grande para la vida y para determinar el transporte de calor en la atmósfera, pues para que se evapore cada milímetro de agua por metro cuadrado de superficie; es decir, un kilogramo de agua es necesario emplear 600,000 calorías-gramo, las cuales son llevadas por ese vapor a otro lugar en el que las cede al aire al condensarse en forma de agua. De allí que la definición de caloría se establece con base en el agua, definiéndola como la cantidad de calor que se requiere para elevar un gramo de agua a la temperatura de un grado centígrado.
Es un exabrupto académico considerar al CO2, el gas metano y a otros diferentes al vapor de agua como gases de invernadero, pues ello implicaría que tendríamos que variar el concepto de caloría tal como se ha establecido por las normas internacionales científicas; sería un craso error considerar que la caloría se definiera como la cantidad de calor que se requiere para elevar un gramo de CO2 o de gas metano a la temperatura de un grado centígrado.
Es preocupante escuchar a especialistas que ese calor se mantiene por años en la atmósfera debido al CO2, ignorando las propiedades físicas y químicas del CO2, lo mismo que para el gas metano, pero sobre todo desconocer su ciclo en la naturaleza.
El sofisma del hidrógeno verde
Lo que nos plantea la nueva estrategia comercial sobre el supuesto hidrógeno verde, no es más que otro engaño comercial; pues este sí que nos va a producir un incremento del efecto invernadero al quemarlo, debido que su resultado será el vapor de agua y por consiguiente estaremos aumentando la cantidad de vapor de agua (gas de invernadero) en la atmósfera (recordemos el concepto de caloría). En forma ingenua se le está vendiendo al mundo el sofisma de que al quemar hidrógeno verde este solo expulsa agua y calor, pretendiendo ocultar que se trata de el verdadero gas de invernadero: vapor de agua.
Otro exabrupto es haber pretendido variar el concepto de atmosfera al poner a reaccionar moléculas o elementos vg. cuando afirmaron que el dióxido de azufre reaccionaba en la atmósfera para producir ácido, cuando se ha demostrado y explicado a través de la ciencia, que la atmosfera es una mezcla de gases, porque si fuera una reacción de gases tendría fórmula química condensada.
Señores especialistas, académicos y personal afín, se les sugiere que reflexionen al respecto, no asumir posiciones dogmáticas por sumisión intelectual o por ignorancia, ya que la ciencia seguirá siendo ciencia por mucho que se imponga el fraude, el engaño y la mentira con la finalidad de manipular el pensamiento de los incautos o como estrategias de mercado.
Esperamos que esto nos lleve a una profunda interpretación en aras de dignificar el conocimiento y que la ciencia sea una actividad al servicio del bienestar y para el progreso de la humanidad.
Sería conveniente que la NASA se pronunciara al respecto, sobre cuáles son las razones —ya que actualmente siguen vigentes sus insustanciales argumentos seudocientíficos— que los indujeron a montar toda esta absurda trama y que los países miembros de la OPEP ventilaran el tema ambiental con la seriedad que requiere el asunto.
Precisamente para el mes de diciembre del año 2020 en esta misma revista se les propuso un sistema alternativo si es que en verdad están interesados en proteger y preservar el medio ambiente y la naturaleza.