Ante la realidad de la naturaleza, la ignorancia, el orgullo y la sabiduría terminarán encontrándose en un callejón sin salida, justo en el preciso momento cuando ya nada se podrá hacer (José Tejada Maury).
La formación de la célula fue, sin lugar a duda, la primera manifestación de formas de vida en nuestro planeta como un proceso sui géneris dentro de la misma evolución del universo, resultado de un proceso de transmutación de elementos y no de una fusión de elementos tal como afirman algunos científicos.
El Sol, la estrella más cercana a nuestro planeta, en su punto más cercano (perihelio) se encuentra a una distancia de 147,000,000 (ciento cuarenta y siete millones de kilómetros de distancia) y en el punto más lejano (afelio) a 152,000,000 (ciento cincuenta y dos millones de kilómetros de distancia). Es el Sol el responsable de que se mantenga la vida en nuestro planeta, con un diámetro de 1,390,000 kilómetros. La luz infrarroja calienta la atmósfera, los océanos y la tierra. Debido a la curvatura de la Tierra, el calor radiante de las regiones tropicales es más intenso que el de los polos. Los altos niveles de radiación solar en los trópicos calientan la atmósfera baja, causando que el aire se eleve a altas latitudes, donde se enfría y se hunde. Está circulación que se da entre el ecuador y los polos, se combina con la rotación de la Tierra para producir patrones de vientos globales.
La radiación solar también hace que los océanos sean más calientes en las zonas tropicales. El viento lleva corrientes de agua tibia hacia los polos, la circulación oceánica y atmosférica influyen en el clima de la Tierra. El agua es el factor determinante del clima en la atmósfera, entra en la atmósfera sobre todo por la evaporación de los océanos y la traspiración de las plantas, circula en corrientes como vapor de agua, se condensa para formar nubes y cae como precipitación. De vuelta en la tierra, se mueve como ríos y glaciares e impregna el suelo y las rocas, también se almacena en lagos, océanos y tejidos de los seres vivos. La temperatura promedio de la Tierra oscila entre -70 °C y 55 °C, ya que esto tiene relación con la distancia de nuestro planeta Tierra al periodo orbital del Sol, tanto para el afelio como para el perihelio.
Gracias a la energía solar cuyas manifestaciones se nos presentan en forma de luz y calor, se mantienen las condiciones para el sostenimiento de la vida en la Tierra. A lo largo de miles de siglos de existencia hemos podido evolucionar como especie humana, al igual que la vida animal y vegetal; ni las más feroces guerras, ni las pestes y epidemias podrán destruir la vida en el planeta Tierra.
Aunque por ahora no es motivo de preocupación, deberíamos proyectarnos un poco hacia el futuro y por un momento reflexionar sobre cómo sería la vida para las últimas generaciones del planeta Tierra, ya que por muy adelantada que estará la tecnología no podrá luchar contra la extinción de la vida en el planeta a raíz del enfriamiento global derivado de la muerte de esta estrella.
El agotamiento solar muy probablemente será gradual y progresivo de la corona hacia el centro hasta llegar el momento de agotar toda su reserva y, como es lógico, nuestro planeta irá experimentando los descensos graduales de temperatura, al tiempo que se irá contrayendo más y más la esfera terrestre y por ende aumentando su velocidad de rotación, razón por la cual los días serán más cortos, habrá abundantes lluvias y el enfriamiento terrestre irá de los polos hacia los trópicos.
Al contrario de lo que se ha venido manifestando, los polos sufrirán congelamientos irreversibles, el planeta Tierra se oscurecerá, al no haber luz solar; las plantas no realizarán la fotosíntesis, no habrá oxígeno, habrá muerte por anoxia (falta de oxígeno en la sangre y algunos tejidos corporales) y muerte por hipotermia (descenso de la temperatura del cuerpo por debajo de lo normal). La única solución temporal para los que habiten estas postrimerías de la vida en el planeta Tierra será la energía nuclear porque para eso fue dada, solo en caso de necesidad y la necesidad apremiante será para la agonía de la vida en el planeta debido al enfriamiento global, no habrá más salvavidas.
Este será el final de la vida en nuestro planeta, se congelarán ríos y mares. Si en la actualidad una simple ola de frío mata a cientos de personas en Norteamérica o en Europa, imaginémonos cuántos irán pereciendo a medida que se acentúe el enfriamiento global derivado de la muerte del Sol, indiscutiblemente hacia allá vamos.
La lobreguez del universo arropará el planeta Tierra para sumirla en una temperatura irreversible de -270 grados centígrados, llevándose consigo toda forma de vida para no volver a revivir nunca más. Así como de nada servirán las súplicas y oraciones, todo terminará, el odio, la sed la venganza, el orgullo, la avaricia, la lucha por el poder, hasta los que se creyeron poderosos e indestructibles irán al mismo destino. Se nos dio la vida para vivirla en paz y armonía con la naturaleza, amarnos los unos a los otros y no la valoramos.
No habrá historiadores después de este evento, no habrá distinciones, no habrá elegidos ni predilectos, los bacinetes de oro macizo bañado en sangre de víctimas inocentes, derivados de la depredación y contaminación ambiental, sobre todo de los cuerpos de agua destinados a la vida del planeta Tierra con los cuales el Vaticano, los jeques, sultanes y emperadores del petróleo que lo usaron con hedonismo para depositar el residuo y desechos de sus opulentos y exquisitos manjares; mientras sus hermanos se morían de hambre, se quedarán aquí a formar parte de eso mismo en que nos convertiremos todos: en una basura cósmica, hasta Dios desaparecerá con nuestro planeta ,entonces alcanzaremos a comprender que Dios es el alfa y omega, es decir; el principio y el final de todo. Se reitera que no habrá historiador ni memoria alguna que interprete por qué las civilizaciones antiguas adoraban al Sol.
Así terminará la historia de la vida en un planeta que alguna vez albergó la vida y que se le conoció como el planeta Tierra, lugar habitado por seres ambiciosos, codiciosos y egoístas que jamás respetaron la vida y pretendieron creerse amos y dueños del universo, no habrá más oportunidades para una de las especies más peligrosas del planeta. Todo sin excepción llegará a su final. Adiós a la vida en el planeta Tierra.